Historia De Un Don Nadie

Segundo.

abrí la puerta e ingresé de manera tranquila. solo me invadia la curiosidad del  contenido de este sobre,  intente descubrirlo colocandolo  contra luz. Fue imposible, intenté abrirlo sin estropearlo y no pude.  La única solución que encontré en el momento, fue abrir el sobre dañando el sellado, y asi leer cada palabra en esa hoja de carta.



Respetada señora.

María c. Villegas.

la siguiente es para explicarle un poco el comportamiento deplorable del joven Juan. El día de hoy golpeó un compañero dejándolo inconsciente en el patio dos de la escuela.
Esta conducta es inadmisible en una institución como la nuestra. Por lo tanto el joven queda suspendido un periodo de diez días, a partir de 
Mañana.
Espero que el joven cambie de actitud, recapacite, y pueda continuar con nosotros. 

Gracias por toda su ayuda.

Arno weber h.




Éste remedo de nazi, estaba acabando conmigo. ¿que podía hacer yo con mi madre?.
¿Como tomaría la noticia? 
¿como me destriparia poco a poco?. 
De solo imaginarlo pensé en irme de la casa. Desaparecer por algunos días. ¿a dónde?
¿quién recibiría un joven de mi edad, fugado de la casa?
Quien me daría la hamburguesa de los viernes?


Solo deje el sobre en la mesa.
me fui al cuarto a ver la tele. En realidad solo la encendí, miraba las imágenes, sin entender mucho lo que veía, mi mente estaba en otro lugar.

Mi madre llegó dos horas después, dejó sus llaves sobre la mesa, tomó un asiento, dejó su calzado a un lado, y comenzó a acariciar sus pies, esto lo hacía casi todos los días, para relajarse un poco. Su rostro miraba hacia el cuarto, podía verla por la hendidura oscura de la puerta.

-- ¡sal del cuarto Juan. ¡hablemos!. Es mejor que me digas la verdad. Ya conozco la otra versión.--


Me levanté de la cama con los pies temblorosos, caminé hasta el comedor. Mi madre miraba con sus ojos verde claro, y la expresión seria de su rostro. 

-- ¿que quieres ser cuando grande?--

Dijo mi madre mirando mis ojos. Nunca esperé esta reacción de ella, de por sí, pensamos siempre lo peor de cualquier situación.

-- no lo sé, mam- 
respondí mirando el embaldosado de ajedrez, moviendo mi mano de un lado a otro sobre la mesa. Estaba esperando el castigo, ¡total! ya me habían expulsado por diez días. ¿Cual sería el castigo de mi madre? Paso largo rato, yo no podía, o no sabía que decir en esta situación.

Me decidí luego a contarle a mamá, todo lo que había pasado en la escuela, ella me miraba, acariciaba sus pies. 
Se levantó de la mesa, fue a la cocina a preparar un café, tardó creo que cinco o diez minutos, yo me quedé allí esperando, buscando imagenes entre los nudos de la pared y pedazos descascarados, para distraerme un poco. Regreso; coloco el café sobre la mesa. El humo y el aroma salían por momentos. Con su mano derecha tomaba la taza de café; su mano izquierda reposaba en la mesa haciendo unos pequeños sonidos con sus dedos. 
 



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En el texto hay: historia, vidareal, situaciones reales

Editado: 22.03.2021

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