Historia De Una Prostituta

FAMILIA

Escuche atentamente como mi padre narraba a Nurit la historia ¿en qué momento mi padres se convirtió en la persona rencorosa que estaba escuchando? Alexis no parecía ser una mala persona, además me constaba que estuvo muy enamorado de mi abuela. Mis ojos se llenaron de lágrimas pero  no quería que Nurit me mirara llorando, me contuve todo lo que pude hasta que ella se despidió.

El silencio inundo la casa, Iván estaba enojado, eso se podía ver a kilómetros

-¿Quién se supone es esa chica? ¿Para que la trajiste? ¿Dónde la conociste? –me bombardeo de preguntas y eso me molesto

-Mejor dime algo Iván, ¿por qué no me permitiste la dicha de tener un abuelo? Yo no tuve la culpa de que no te cayera bien, y sabes que  es lo peor que me he dado cuenta que el anciano es una buena persona, habla de mi abuela como si ella hubiera sido la mejor mujer de la humanidad.

-Iván cálmate –dijo mi padre con el rostro rojo de coraje

-Quiero que me cuentes toda la verdad, toda; volveré al hospital a terminar mi turno, vendré directo  a casa y no quiero mentiras

Me levante del sillón, tome las llaves de mi auto, me limpie las lágrimas  y salí de casa. No podía creer que mi mayor ejemplo a seguir me estuviera defraudando y todo por el maldito dinero; cualquiera sabía que nadie puede cobrar un fideicomiso más a quien está su nombre, además no creo que Alexis lo cobrara.

En menos del tiempo esperado estaba frente al estacionamiento del hospital,  el anciano me abría el portón con una sonrisa en el rostro, hice lo mismo, hora todo cambiaba, tenía un abuelo y hasta hace unos meses era un anciano bastante productivo. Tome mi tarjetón y cheque mi hora de entrada, fui directamente a la habitación203, Alexis estaba despierto y me sorprendió no ver ahí a Nurit.

-Buenas tardes Alexis –dije lo más natural que pude, en ese momento quería abalanzarme sobre él como un niño y llorar acusando a mi padre

-¡Hola muchacho! –Dijo animado -¿Cómo estás?

-Estoy muy bien, aquí viniendo a visitarte por que tu no me vas a visitar –dije sonriendo

-¿cómo te voy a visitar si no sé dónde es tu cubículo? es más fácil que tu vengas a verme

-Eso sí, pero un día te llevaré a comer a mi súper suite

-Por favor –sonrío

-Me senté en el sillón quedando frente a él, lo observaba detenidamente, sus gestos faciales, el color de su mirada

-Háblame de tu hijo ¿cómo es él?

-¿De Iván? No sé mucho –su mirada se entristeció –Él se fue del nido cuando cumplió 18, sólo porque no le di razones del dinero que su madre dejo para su educación. Cuando Sofía murió, dejo un testamento en el que me hacía responsable de Iván; en  ese momento me convertí en el hombre más feliz del mundo. Lo críe como si fuera sangre de mi sangre, vele su sueño cuando estaba enfermo, lloré junto a él cuando se fracturo el brazo, me enorgullecí cuando ganaba los campeonatos de ciencias en la escuela. Sé que es un buen muchacho, noble y tenaz. Me equivoque al negarle mi ayuda, pero estoy seguro que de otra manera no9 hubiera sabido su capacidad para sobrevivir.

-Recuerdo que un día mientras estudiaba todo eso de la reproducción sexual se acercó y me pregunto que si su madre y yo habíamos hecho todo eso Para que él naciera, solté una carcajada, era lógico que no podía contarle todo lo que su madre  y yo hacíamos en una alcoba, me limite a responder con un sí, varios años después  me arrepentí, porque cuando quise tener esa conversación con él me dijo olvídalo viejo, seguramente mi madre hizo eso y mucho más.

-¿A qué se refirió con eso? –dije realmente intrigado

-Cuando Iván cumplió 15 se enteró que su madre había sido prostituta, ahí comenzaron todos los problemas, él juzgo a su madre como el peor de los verdugos, nunca le perdono que se hubiera dedicado a la prostitución

-Quizá se cegó por algo más

-El dinero, eso quería y por eso se fue, lo que él no sabe, es que ese dinero ha ido generando intereses y ahora quizá es uno de los hombres más ricos del país

-¿Por qué lo dices?

-La empresa que Javier y yo manejamos no es nuestra, nosotros sólo somos unos socios, en realidad la dueña fue Sofía, al ella fallecer todos los derechos recayeron en su primogénito, como era menor de edad y la guarda y custodia estaba bajo mi cargo yo me quede como presidente del consorcio, pero nada de eso me pertenece, todo es de él.

-¿Alguna vez lo buscaste?

-Toda mi maldita vida, pague investigadores, detectives de todo tipo, nunca lo localice, no sé si  se quitó mi apellido y se dejó sólo el de su madre, llevo así casi treinta años buscándolo y no he sabido nada de él, cuando caí en este lugar, le dije a Javier que contaría mi historia con Sofía antes de que los olvidara a todos, incluyéndolo a él –las lágrimas comenzaron a rodar por el rostro de mi abuelo, me levante del sillón y se las seque




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