Historias de Bristard: El niño en el bote

La princesa

Capitulo II

La pequeña Liana supo que algo ocurría desde temprano, había un alboroto inusual entre los criados. Todos susurraban pero ninguno le quiso decir a la niña lo que pasaba. Siendo la única hija del rey Erinh, su círculo social solo eran las criadas y la señorita Iris, y esta ante la duda de la niña le dijo lo que siempre le decía: No es de tu incumbencia. Ella solo tenía 11 años pero aún así sabía que algo grande estaba pasando, especialmente porque nunca pasaba nada interesante, así que se limitó a evaluar la situación, si nadie le diría lo que pasaba ella misma lo averiguaría, tomo su gran vestido voluminoso y se sentó junto a la puerta de la estancia de los criados, si en algo eran buenos estos es en cotillear, perder de vista a la señorita Iris fue sencillo, solo tuvo que esperar que esta creyera que dormiría temprano; pego su oreja a la puerta esperando que su burdo truco funcionara, luego de un buen rato sin poder distinguir ninguna palabra pudo entender 3, que se solían repetir; niño, invitado, dormir. En ese momento escucho claramente como alguien decía.

–¿Que se supone que haces acá?–Intento pegarse más a la puerta para poder oír, le costó 5 segundos darse cuenta que la voz no provenía de adentro. Al voltear se encontró con Maura, una muchacha de 23 años que se encargaba de la limpieza–¿no debería la señorita estár en sus aposentos?

–Maura... Me perdi...

–espero que tengas una mejor excusa que esa sí no quieres que llame a la señora Iris. No estará muy feliz si le digo que huiste.

–no huí. 

–¿Y dónde cree ella que estás?

–durmiendo.

–aja,  ¿que planeas hacer? y no mientas. 

–a mi nadie me cuenta nada–dijo la niña levantándose –uno pregunta y solo responden que no, que no es de interés de uno, pues lo es, por eso estoy preguntando. 

–¿Y que quieres que te digan?

–lo que está pasando, todos parecen saberlo menos yo y eso....

–¡Silencio!

–¿Que? ¿Cómo que...?

–silencio– Maura tomo a la niña con rapidez y la encerró en una encimera para ropa sucia–silencio– le repitio antes de cerrarle la puerta.

Liana se quedó un momento inmóvil escuchando.
–¡Maura querida! ¿Has visto a la niña? Creí que estaba en su habitación pero se escapó. Esa niña me causará grandes problemas ¿La  has visto? –la voz de la señorita Iris resonó en las paredes del mueble de madera que encerraba a Liana.

–no señorita, no la he visto, ¿Ha intentado buscarla por la habitación del rey? Es bien sabido que la niña le gusta estar dónde está su padre. 

–Quizas tengas razón pero si voy hasta allá y no está el rey me preguntará que estoy buscando. Y no quiero que se entere de que se volvió a escapar, menos hoy con todo lo que está pasando.

–Pero...¿Señorita si la niña está con él no cree que se estará preguntando dónde está usted? ¿Y por qué no la está buscando?

–tienes razón, mejor voy hacia allá, Maura por favor si la encuentras avísame, creo que me va a dar un mal al corazón.  

–si señorita cómo usted ordene.

Luego solo silencio, Liana temia salir de su escondite y encontrarse con la cara arrugada de la señorita Iris. La puerta se abrió sola, pero no estaban las arrugas de Iris, sino la sonrisa afable de Maura.

–Ven niña, antes de que se te pegue el olor de ropa sucia– la niña salió del escondite y vio a todos lados aún con temor.

–¡¿Le mentiste a la señorita?!

–no, no, solo le oculte actos verídicos. 

–¿Por qué?

–bueno pequeña quizás pueda ayudarte, y tu luego me devuelves el favor claro, ¿Que te están ocultado?

Liana solo podía pensar en su buena suerte al encontrarse con Maura, está en cambio creía que podía conseguir una habitación mejor si la propia hija del rey lo pedía.

–pues verás Maura, todo está extraño hoy, y creen que no me doy cuenta, pero me doy cuenta. 

–¿Nadie te lo dijo? Ven, mejor vamos a mi habitación, aquí nos podrán descubrir fácilmente. – dicho esto tomo de la mano a la niña y la llevo a su habitación, una estancia pequeña con cama para solo una persona y espacio para un pequeño closet–¿No te parece pequeña? Que no daría yo por tener más espacio.

–dime entonces que es lo que pasa–la niña parecía no notar nada de lo que su criada quería decirle. 

–¿Que va a pasar? Un naufragio llegó hoy.

–¿Naufragio? –la niña inconscientemente se tocó su pequeño gancho de pelo, un gancho con forma de ave que su padre le había regalado, el le dijo que lo había encontrado en un naufragio hace años, quizás ahora también le había conseguido regalos. 

–Sí, pero oí decir al comandante que no hay nada de valor. Al parecer, momentos después de que lo revisaron se hundió. 

–¿Todo el alboroto por eso?

–no tontica, el rumor dice que un capitán entro y encontró un niño. 

–¿Un niño? – la pequeña solo había crecido en medio de adultos, la perspectiva de ver a otro niño la emocionó más que cualquier gancho para el cabello. 

–Sí pero está enfermo. El doctor dijo que es posible que nunca despierte. Una lastima la verdad, es lo único interesante que ha pasado en años, pero eso no es lo peor... Lo peor es que le dieron una habitación de invitados.– Liana se levantó de un salto de la cama donde había estádo sentada.

–¿Está aquí? ¿En la zona norte?

–si, y en una mejor habitación que la mía. 

–debo ir a verlo– la niña se lanzo de inmediato a la puerta. 

–No, no– Maura de un brinco se puso frente a ella– te hice un favor ¿No crees que es de buena educación devolvermelo?

–claro claro señorita Maura, en cualquier otro día le diré a mi padre que la lleve a otra habitación más grande, claro sin que nadie más se entere– Liana esquivo a una atónita Maura, abrió la puerta y salió corriendo por el corredor. 

Era una costumbre adquirida por los adultos, creer que los niños no entienden sus segundas intenciones.



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En el texto hay: barcos, gigantes, reinos fantasia

Editado: 22.07.2020

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