Historias de terror

La chica de la discoteca

Solo quedó una hoja de papel con un mensaje escrito con letra infantil: “Gracias por la comida y por cuidarme. Ahora tengo que llevarme al infierno a las otras personas que no quisieron ayudarme”.

4.4. La chica de la discoteca

Era viernes noche y, después de pasar toda la semana concentrado en los estudios, Raúl tenía ganas de salir. Había quedado con dos amigos en la discoteca, pero en el último momento le dieron esquinazo porque les salió un plan mejor. No obstante, decidió ir de todas formas, ya conocería allí a alguien.

Mientras conducía la moto empezó a llover. Aparcó en un callejón lateral, bajo unos balcones, y ató el scooter a una farola. Cuando se giró para dirigirse a la entrada de la discoteca vio a una chica que le estaba observando. Llevaba un vestido de verano, totalmente empapado, y por su rostro corrían lágrimas negras debido al rímel.

Se acercó a ella y, al ver que temblaba por el frío, Raúl le ofreció su chaqueta. La chica sonrió y accedió a entrar juntos en el local. Pasaron toda la noche hablando y no salieron hasta las cinco de la madrugada. Él la acompañó hasta su casa y, al despedirse, ella le dio un beso en la mejilla.

Raúl estuvo todo el día siguiente pensando en la chica y al final decidió presentarse en su casa. Abrió una mujer mayor y le preguntó por su hija. “Hace tres años que murió en un accidente de moto”, le explicó.

El chico pensó que se trataba de una broma macabra, pero la señora le enseñó unas fotografías e incluso le propuso ir juntos al cementerio. Sobre la lápida de la joven encontraron la chaqueta que Raúl le había prestado.

La chica de la discoteca




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.