El sol matinal fortalecía cada uno de sus músculos, preparándola para un nuevo día de engaños, interceptaciones, juegos de poder, en fin todo lo que significa ser una agente del gobierno.
El aire estaba cargado de presagios, algo se acercaba, aunque no estaba segura de sí era bueno o malo.
----Desde esa perspectiva pareces que estas tramando conquistar el mundo —dijo Andrew, uno de sus esposos mientras, le ofrecía un café para luego, darle un beso.
—Tal vez lo haga —dijo ella.
—¿Qué ocurre Catherine?
—Él la conocía, podía leer con facilidad sus fortalezas e incertidumbres.
—Me ordenaron hablar con Ana… No sé cómo hacerlo. Ella es mi hermana, pero es una completa desconocida para mí.
—Tienen una infancia en común, puedes empezar por ahí.
—¿infancia en común? —dijo más para sí misma que para Andrew— aunque vivamos en la misma casa y en la misma dictadura de Nueva Menfis, ella era la novia del sucesor a dictador y yo… no era nadie en ese lugar… —respiró profundamente recuperándose del rencor por los agravios pasados— además no me piden que hable con ella como hermana sino como agente.
—Ahora es distinto, ambas se encuentran en New Athens y aquí tu si eres alguien muy importante para todos nosotros.
—Lee los reportes de C14, es el androide encargado de vigilarla ---interrumpió Charles luego, beso a Catherine y Andrew— la empatía de C14 te ayudará a abordar a Ana.
—Es vedad, es bueno vivir en un país donde todos y todo es vigilado por nuestro gobierno —dijo ella con sarcasmo.
—Las cosas cambiaran, este gobierno corrupto y policial, será derrocado, nosotros nos encargaremos de ello.
—Derrocaremos una dictadura iniciando una guerra contra otra dictadura, la tecnológicamente superior New Athens contra la agrícola Nueva Menfis ¿estamos seguros que después de la guerra quien tome el control no será peor o igual que el triunvirato? —deseo saber Andrew.
—Mi padre y los militares tomaran el poder, él quiere cambiar las cosas y lo hará. Él desea hablar con Ana, por eso debes convencerla de que se reúnan —dijo Charles mirando a Catherine.
—El cambio siempre surge de la destrucción… —dijo ella— No puedo negarme es una orden del ministro de defensa.
—Catherine, llegaras tarde al trabajo —le dijo Ambrosía su computadora o más conocida como seele, desde el chip instalado en su cerebro.
La joven abandonó el apartamento dejando a sus dos amores en medio de una revolución y sus dilemas.