Experiencias

Siempre me ha llamado la atención como suceden las cosas. Por ejemplo: Cuando una persona te cuenta una historia triste, suele estar llena de dramatismo, la lluvia cae en el momento justo (Aunque sea verano), los autos se detienen como para presenciar lo ocurrido, las personas observan simplemente de reojo para dejar que la escena continúe y esas cosas ¿Nunca lo habías notado? Usualmente las cosas funcionan siempre de esa manera.

Otro ejemplo: El día en que te enamoraste de esa persona (y terminó bien, cuando termina mal, ese día cambia), estoy seguro de que ese día las plantas se vieron más verdes que nunca, la brisa agitaba tu cabello y te refrescaba, dándote un descanso del sol de mediodía, te sentías bien por alguna razón y entonces la viste, al final de un pasillo, al entrar al salón... Estaba esa persona, te miró de reojo y no pudo evitar sonreír, justo como te pasó a tí. En ese instante, todo tuvo sentido, excepto lo que tu corazón sentía. 

Estoy seguro de que te identificaste con uno de los dos ejemplos y si no, quizá conozcas a alguna persona a la que le sucedió algo similar... Y si tampoco, te hace falta conocer más personas. Pero el punto no es ese, mi punto es que todo parece suceder de la misma manera a todas las personas. Resulta extraño ¿Cierto? es difícil escuchar acerca de un mal día en la playa o un día perfecto durante una tormenta, aunque...

Era invierno, la lluvia estaba más fuerte que en años anteriores. Por alguna razón, debía salir de mi casa. Salí entre quejas y gruñidos, tomando un paraguas que sabía que no iba a evitar que me mojara, pero mantenía la ilusión de querer permanecer seco. Seguí mi camino hacia la tienda... No, era el supermercado. Intenté tomar un atajo, pero no conocía esa parte de la ciudad demasiado bien, aún así quise arriesgarme, de todas formas ya estaba caminando en un pequeño río de lodo y basura que podía llevarme y acabar con mi vida en cualquier momento. Miraba al suelo, notando como mis tobillos chocaban con latas y botellas de plástico siendo arrastradas por el arroyo, fue entonces que levanté la mirada y noté a una persona esperando en la esquina, dándome la espalda. Me acerqué y resultó ser una vieja amiga, la saludé y nos sorprendimos de vernos justo en ese momento y en ese lugar, resulta que debía comprar comida para su gato en el supermercado ¡Oh, yo también necesitaba comida para mi gato! Por eso salí en primer lugar. 

No importa, decidimos caminar juntos y ponernos al día con nuestra vida, ignorando el apocalipsis que se desataba a nuestro alrededor, casi como si fuera el último día de la tierra y Dios hubiera mandado otro diluvio. Por un momento olvidé que podía sentir el lodo deslizarse por mis pies, penetrando mis botas "impenetrables", definitivamente pedí un reembolso luego de ese día (no me lo dieron) ¿De qué hablaba? ¡Oh, cierto! Estábamos hablando y riendo, ella vivía más cerca del supermercado que yo, por lo que me refugié en su casa hasta que la lluvia calmara y, luego, ella me iría a dejar en su auto.

Fue un día común, nada fue perfecto, me sentía asqueroso con la ropa mojada y llena de tierra, mis calcetines estaban negros y sentía que pesaba el doble de lo que peso normalmente, pero a pesar de todo, es un día que repetiría toda mi vida ¿Pues qué creen? Ese día fui a casa un poco más tarde de lo planeado, lo dudé, créanme, pero al final, si mi gato no hubiera preferido su comida cara en lugar de una barra de pan y algo de carne enlatada, justo ahora no estaría cumpliendo 5 años de casado con mi esposa y no tuviera una hermosa hija en camino.

Perdí el punto de nuevo, pero no importa, lo que en realidad quería decir era que las experiencias no son perfectas, estas cambian con el tiempo y lo que las hace especiales son las consecuencias que dejan. Un día lluvioso, un día en la escuela, ir a la playa, tener insomnio, todas esas cosas no tienen un significado en sí, pero son parte de lo que define quienes somos, para bien o para mal. No hay una mala experiencia, solo sentimientos diferentes al respecto.