Historias Paranormales de Argentina

Historias Cortas Paranormales

1. El Camino Maldito en Tucumán

En las afueras de San Miguel de Tucumán, existe un camino conocido por los locales como “El Camino Maldito.” Mi nombre es Marcelo, y una noche regresaba en mi moto después de visitar a unos amigos. La neblina era densa, y apenas podía ver más allá de unos metros cuando noté una figura oscura al borde de la carretera. Me detuve para observarla, pero cuando me acerqué, la figura desapareció.

Al reiniciar mi marcha, algo golpeó mi moto con fuerza, haciéndome perder el equilibrio. Caí al suelo, y cuando levanté la cabeza, vi una sombra alargada que se movía a mi alrededor. Sentí una presión en el pecho, como si algo invisible me estuviera aplastando. Logré volver a mi moto y escapar, pero desde ese día, otros conductores han reportado ver la misma figura, y algunos no han tenido tanta suerte.

2. El Demonio de la Iglesia en San Juan

En un pequeño pueblo de San Juan, existe una iglesia abandonada donde se dice que un sacerdote hizo un pacto con un demonio para obtener poder. Mi nombre es Susana, y junto a mi hermano, decidimos investigar la iglesia de noche, atraídos por las historias locales.

Al entrar, el aire estaba helado. Al fondo de la iglesia, donde solía estar el altar, había un extraño símbolo dibujado en el suelo con cenizas. De repente, las velas que habíamos llevado se apagaron, y la puerta de la iglesia se cerró de golpe. Fue entonces cuando lo vimos: una figura oscura, alta, con cuernos y ojos rojos, nos observaba desde una esquina. Sentimos una fuerza que nos empujaba hacia atrás, como si intentara atraparnos. Salimos corriendo, y desde entonces, nunca más volvimos a pasar por ese lugar.

3. La Aparición en el Cerro Uritorco, Córdoba

El Cerro Uritorco, en Córdoba, es conocido por ser un lugar de avistamientos de ovnis y fenómenos inexplicables. Mi nombre es Rodrigo, y junto a un grupo de amigos, decidimos acampar en sus cercanías para observar el cielo. Todo parecía tranquilo hasta que, alrededor de las 2 de la mañana, vimos una luz intensa en el cielo que se movía erráticamente.

De repente, la luz desapareció, pero el aire se cargó de una energía extraña. Escuchamos ruidos de pasos a nuestro alrededor, aunque no había nadie cerca. Al iluminar el área con nuestras linternas, vimos una figura humanoide, alta y delgada, con ojos brillantes. No emitía sonido, pero sabíamos que no era humano. Desapareció tan rápido como había aparecido, dejándonos con una sensación de haber sido observados por algo que no pertenecía a este mundo.

4. El Diablo en la Quebrada de Humahuaca, Jujuy

En la Quebrada de Humahuaca, circula la historia de un demonio que aparece durante las noches de luna llena para cazar almas. Mi nombre es Tomás, y cuando tenía 17 años, fui testigo de algo que cambió mi vida para siempre. Mientras caminaba de regreso a casa, escuché un fuerte aullido que venía desde las montañas. A medida que avanzaba, noté una figura grotesca, de enormes cuernos y ojos incandescentes, que me seguía.

Corrí lo más rápido que pude, pero el demonio se acercaba cada vez más. Sentí su aliento en mi cuello antes de llegar al pueblo. Logré refugiarme en una iglesia, y fue entonces cuando el ser se detuvo y desapareció en la oscuridad. Desde esa noche, nunca más salí solo después de anochecer.

5. El Niño Fantasma de Corrientes

En una antigua casa de Corrientes, se cuenta la leyenda de un niño que murió trágicamente durante un incendio. Mi nombre es Laura, y viví en esa casa durante mi infancia. Siempre escuchábamos pasos pequeños y risas en los pasillos, pero una noche en particular, cuando mis padres no estaban, las cosas se intensificaron.

La televisión se encendió sola, y las puertas comenzaron a abrirse y cerrarse. Escuché claramente la voz de un niño pidiendo ayuda. Cuando fui a la sala, vi la figura de un niño pequeño parado frente a la ventana. Su piel era grisácea, y sus ojos estaban llenos de tristeza. Intenté hablarle, pero desapareció en un abrir y cerrar de ojos. Después de esa noche, mi familia se mudó, pero los nuevos propietarios siguen reportando apariciones del niño.

6. El Ovni del Río de la Plata, Buenos Aires

Una noche de verano, mi familia y yo decidimos pasar un fin de semana en un camping cerca del Río de la Plata. Mi nombre es Patricia, y siempre me habían fascinado las historias de ovnis. Alrededor de las 3 de la mañana, mientras observaba las estrellas, vi una luz que descendía lentamente desde el cielo. Al principio pensé que era un avión, pero la luz comenzó a moverse de manera extraña, en zigzag.

De repente, una figura metálica, grande y brillante, emergió del agua, flotando silenciosamente en el aire. No emitía ruido, pero proyectaba una luz tan intensa que cegaba. Nos quedamos paralizados, observando cómo esa nave se elevaba rápidamente hacia el cielo y desaparecía en segundos. Al día siguiente, otros campistas reportaron haber visto lo mismo, pero nunca hubo una explicación oficial.

7. Posesión en el Chaco

Mi nombre es Juan, y soy originario del Chaco. Cuando tenía 20 años, una de mis primas empezó a comportarse de manera extraña después de visitar una zona donde se dice que habita un demonio ancestral. Al principio, pensamos que solo estaba enferma, pero pronto comenzó a hablar en un idioma desconocido, y su voz sonaba como la de un hombre. Su cuerpo se convulsionaba, y sus ojos se volvieron completamente negros.

Llamamos a un sacerdote, quien confirmó que estaba poseída. Durante el exorcismo, mi prima gritaba nombres y hechos que nadie más sabía, como si algo dentro de ella lo estuviera revelando. Después de horas de rezos y agua bendita, el demonio fue expulsado. Aunque mi prima sobrevivió, nunca volvió a ser la misma. Sus ojos ahora tienen un brillo extraño, y a veces murmura cosas que parecen venir de otro mundo.

8. La Bruja de Mendoza

En las montañas de Mendoza, existe la leyenda de una bruja que hacía rituales oscuros en las noches de luna nueva. Mi nombre es Valeria, y junto a unos amigos, decidimos acampar cerca de donde se suponía que ella había sido vista. Esa noche, el viento soplaba fuerte, pero lo más aterrador fueron los gritos que escuchamos desde las montañas.




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