Hola, Extraño:
Hoy te vi a unas cuantas cuadras de mi casa y como toda loca acosadora te seguí para quizá así poder saber dónde vives.
Lo cual no marcho nada bien, cuando estabas a mitad de camino volteaste, entre en pánico y choque contra una no muy adorable ancianita… que me pegó con su bastón. Pero eso no fue lo más humillante, cuando reaccione escuche una risa a lo lejos... ¡Eras tú! Si no fuera porque tu risa era el cantar de los ángeles, hubiera estado enojada.
Enojada y muy humillada.