Hola extraño: me gustas.

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23 de Junio 2018.

 

Sí, sí. Sé que el lunes en nuestra consulta te dije que no volvería a escribir más en esta cosa, pero comienzo a entender el efecto terapéutico de escribir disparates en un cuaderno. Me siento como si hablara con alguien; creo que había olvidado como era; quiero decir, solo hablo contigo, Ivy y mamá, Jerry. De cierta forma todos están obligados a hacerlo. Eso es triste.

En realidad no han pasado muchas cosas esta semana, pero aun así tenía ganas de hablarte, escribirte… No sé. Escribir en un cuaderno e imaginarme que es una persona no es un hábito que diga cosas buenas de mi salud mental. O de mi vida social, aunque eso sí es válido, porque no tengo una.

Ivy me invitó al parque acuático este fin de semana, pero obvio dije que no. No sé por qué me invitó, para comenzar, pero no estoy dispuesta a aguantar a Ivy y su molesto tono de voz todo el fin de semana si puedo evitarlo. Con tener dando vueltas los la floristería todo el tiempo es suficiente.

En fin, Jerry, también he estado viendo a Omar en esta semana. O sea, no viendo, viendo, en plan cita; sino viendo de observar. Lo veo cada mañana cuando va por su té verde. Es un tipo puntual ¿Sabes? Siempre llega media hora antes. Saluda a sus compañeros chocando los puños cuando se encuentra con ellos en la calle, incluso a las mujeres, lo que me hace saber que no es un fresco repugnante de esos que aprovechan cada oportunidad para estrujarte o tocarte el culo. El martes lo vi salir del aparcamiento, pero no pude observarlo en silencio porque yo iba adelante. El jueves lo vi salir de su auto, ya sé que conduce un Volvo azul. ¿Ves cómo progreso en mis investigaciones?

Si quisiera podría colarme en el aparcamiento para leer la etiqueta de su plaza, pero no llego tan lejos.

Esta mañana llegó al café después de mí, dijo “saludos” al entrar, como siempre; es un tipo educado. ¿Y sabes qué pasó, Jerry? Mi miró. Solo fueron como cinco segundos, tal vez menos, no sé, pero sus ojos chocaron con los míos. Tiene unos ojos hermosos.

Se me olvidó lavar la ropa por estar jugando LoL toda la semana, así que tuve que ponerme el estúpido vestido floreado que mamá me obligó a comprar el otro día, y me queda fatal, Jerry, lo sé. Tal vez Omar solo me miró porque parecía un espantapájaros tan horrendo que era imposible pasar desapercibida.

Mañana voy a poner la lavadora para que esto no vuelva a suceder.

 



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En el texto hay: obsesion, diario, psicologo

Editado: 18.04.2022

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