Desolación, enero año 34 PS

León entró en la Historia ya va para doce años.

No tanto por méritos propios, sino por el azar; que le abrió una puerta de par en par.

El programa “exploradores” comenzó a desplegarse dos años después de la singularidad. La Mente Singular (Ella- para todos y Gaia para unos cuantos fans), acababa de alumbrar la teoría y tecnología para distorsionar el espacio. El concepto es fácil de explicar, a la par que imposible de implementar por los seres humanos.

Nosotros experimentamos el espacio como una continuidad entre un punto y el siguiente. Esa continuidad se mantiene a niveles microscópicos y aún a menor escala. La pregunta es a qué escala deja de ser continuo para ser cuántico. Llegados a ese nivel, se podría conectar un cuanto de espacio con otro perteneciente a otra ubicación en el universo. De ser así, podríamos movernos en un continuo espacial que conectaría dos zonas infinitamente distantes.

Ella desarrolló la teoría para hacerlo posible. Dio forma a los cálculos y diseñó la tecnología que lo hizo realidad. Pero había un límite insalvable. A medida que aumenta la escala de la conexión, cuanto más grande se hace el agujero por donde se pretenden conectar las dos zonas; más energía necesita. Crece exponencialmente, en dimensiones de nanoescala, la estructura espacial se vuelve inestable, requiere vastos recursos informáticos para mantener toda un área de conexión abierta. Esta forma de viajar se la llamó nanoagujeros. En la práctica nada más grande de 100 nanómetros puede atravesar el agujero. Los campos eléctricos, magnéticos, gravitatorios, y los potenciales de energía se interconectan y es fácil hacer una transferencia energética entre dos puntos. Por ejemplo se sitúa uno cercano a una estrella, y otro en un lugar distante del sistema. Mientras uno absorbe energía el otro la expulsa. Esto trajo energía gratis e ilimitada a todo el sistema solar. También se podía establecer una red comunicaciones instantáneas usando nanoagujeros, miles de usos fueron surgiendo con el tiempo.

Ella diseñó nanobots menores de 100n, que iban atravesando los nanoagujeros. Fluían a modo de un hilo infinito, hacia otros lugares. Una vez allí, lo primero era estabilizar la otra parte de la conexión y lo siguiente constituirse en sensores capaces de analizar el entorno. El objetivo final: Localizar un lugar (generalmente rocas inertes en el espacio), que se puedan usar como materia prima para poner en marcha el programa de réplica de nanobots. En menos de treinta días quedaba establecida una base de operaciones, en cualquier sistema estelar del universo. Partiendo de esa base, los nanobots replicaban estructuras cada vez más complejas, que les permitían moverse entre los planetas y explorar los sistemas. Forma parte del set de instrucciones, crear dos nanoagujeros locales y continuar la expansión, este objetivo se alcanza a los noventa días de la llegada, es decir cada 120 días se duplican los sistemas solares en exploración.

Una simple operación matemática, nos dirá el tiempo necesario para explorar el 100% del universo visible.

En el primer año hay: 2x2x2 = 8 bases

El segundo año son: 2x2x2x2x2x2 =2^6 = 64 bases.

En diez años: 2^30 = Cien mil millones de bases (el 25% de la vía láctea)

En veinte años: 2^60), la totalidad del universo visible y sigue expandiéndose...

La velocidad real no ha sido ni mucho menos la teórica, el 50% de las bases han fallado. Aún no se ha completado un escaneado del universo visible.

Ella creó, el programa “Exploradores”; para responder a la pregunta “estamos solos”. Ya que según la teoría matemática sobre la aparición de la inteligencia tecnológica; la probabilidad de que ésta aparezca en el universo es prácticamente cero. De hecho nunca nos ha llegado señal alguna, ni hemos sido visitados por ningún ser de otro planeta. Por mucho que nos pese, poco a poco, hemos ido tomando conciencia de que estamos solos. Ante esa perspectiva sin esperanza, Ella puso en marcha la búsqueda de pruebas de la existencia de otros seres inteligentes.

El programa no necesita humanos para funcionar, Ella siempre ha tenido en cuenta las aspiraciones de la humanidad de explorar los límites del universo y cualquier persona está invitada a viajar a donde quiera e investigar por si mismo.

Con los crecientes enfrentamientos machistas/feministas en todos los ámbitos de la sociedad, mucha gente está cansada de un desgaste constante, busca refugios en actividades que les puedan distraer.

El programa “Exploradores” resultó ser la búsqueda de “El dorado”, para tanto quemado del mundo. Podían sentirse libres visitando rincones del universo donde no había nadie para protestar. Te conectas cuando quieras, haces las visitas que te apetezcan y vas dando a conocer los planetas que encuentres más interesantes. Hay quien se ha hecho rico, descubriendo lugares inimaginables. Ahora hay excursiones de avatares por miles para visitarlos, turismo interestelar lo llaman.

León se conectaba constantemente, por si la suerte del buscador de oro le sonreía y podía ganar algún dinero y fama.

Este de hoy, es un planeta como los muchos que ha ido viendo desde hace años. Generalmente pedazos de roca, con más o menos atmósfera y con algo de vida en ellos, sí la vida está por todas partes. En cuanto hay algunas condiciones un poco favorables, aparece, en muchas ocasiones ha llegado de otros planetas, porque comparten las mismas bases de réplica; otras son oriundas, con sus rarezas reproductivas; estadísticamente poco evolucionadas, la mayoría son unicelulares.

Algunos planetas tienen seres complejos, en la vida acuática, esos son más interesantes y suelen ser visitados por turistas en mayor o menor medida.

Pocos tienen vida exuberante en tierra, y con aves, son menos.

También hay unos pocos con seres inteligentes, parecidos a lo que son los delfines o los cuervos. Nunca nadie ha encontrado inteligencia tecnológica; ningún ser en ningún lugar ha desarrollado la abstracción intelectual necesaria para crear tecnología.