—Corrieron el entrenamiento, es un poco más temprano hoy. Comenzaremos a las dos treinta.
—No iré hoy, Trevor —hablé con la boca pegada a la almohada, el teléfono pegado a mi oído.
—Claro que irás, es importante… Por favor, Alan, te necesitamos allí. —Suspiré. El equipo era importante para mi hermano, incluso creía que más que para mí, y él era el único que se comportaba con más normalidad. No quería que perdieran por mi culpa, después de todo el entrenador me consideraba uno de los mejores, no podía faltar solo porque tenía el corazón roto y no quería ver a la causante de él.
—Bien, estaré ahí a esa hora. —Colgué y me quedé acostado, sin hacer el intento de moverme. En cinco minutos estaría listo. Faltaban por lo menos tres horas para que comenzara el entrenamiento.
Cerré mis ojos buscando dormir. No lo había hecho durante casi toda la noche, me sentía más cansado de lo que era normal en mí en esa época, además, no había ido a estudiar por evitar a Abril y a Stevenson, y por querer recuperar un poco de mi energía. Nadie había ido, no me había levantado de mi cama ni siquiera para comer. No tenía alientos de nada y no sabía cómo vencer eso.
Pude dormir por lo menos una hora, sin embargo, eso no significó que recuperara un poco de mi energía.
Entré al entrenamiento cinco minutos después, ya preparado para sudar y ensuciarme.
Busqué a mi hermano o a mi mejor amigo con la mirada, pero antes de eso, la estruendosa risa de Stevenson me detuvo.
—¿Qué tal lo mueve? —Uno de sus amigos preguntó. Me crucé de brazos teniendo la leve sospecha de que hablaban.
—Como una mujer como ella lo puede hacer: con torpeza, no del todo bien —se jactó él.
—Vaya, seguramente Lee la dejó por esa razón. —Fruncí mi ceño ¿Hablaban de Abril? ¿De mí Abril?
—Esa niña no sabría cómo satisfacer a alguien en la cama, tan sencillo como eso. —Solté una carcajada llena de sarcasmo.
De ninguna manera dejaría que menospreciara a Abril de esa manera.
Su grupo me miró. Stevenson se cruzó de brazos, imitando mi acción.
—Abril nunca se acostaría con alguien como tú —me burlé, camuflando la ira que sentía por dentro.
—Tal vez lo dices porque nunca lo hizo contigo. —Devolvió el golpe.
No me molesté en seguir ocultando la rabia que ardía en mi interior. Lo cogí por su cuello, acercándolo a mi cara.
—Abril me dejó —mentí—, pero la conocí lo suficiente como para saber que no se acostaría con tan poca cosa tú. Así que retracta tus palabras si no quieres que te golpee aquí mismo.
Se rio, viéndose poco intimidado por mí.
—Es la ver… —El primer golpe llegó, de lleno en su pómulo.
—Retráctate… última oportunidad.
—Lo cierto es que Abril es exce… —Otro golpe, pero esta vez no se detuvieron.
De alguna manera tenía que sacar la rabia acumulada por meses de mi interior, por lo que pronto me vi encima de él, con mi rostro desfigurado por la rabia, y lanzando golpes a diestra y siniestra a su rostro. Poco me importaba lo que fuera a suceder después.
—¡Está bien, está bien! No hice nada con… —Su cabeza chocó contra el pasto cuando la golpeé contra el suelo, mi puño en alto.
—Es demasiado tarde para eso, hijo de perra. —Dejé que mi mano bajara con fuerza sobre su nariz. Su hueso chasqueó, pero ese sonido fue tan satisfactorio y liberador que solo logró que aumentara la velocidad y fuerza de mis golpes.
No sabía de donde había sacado la fuerza para ello, tampoco necesitaba saberlo.
Era poco consciente de las personas alrededor, de que me trataban de separar de Matthew y de que él me devolvía, con torpeza, unos cuantos golpes. Pero fue poco lo que pudo hacer.
—¡Lo va a matar! ¡Hagan algo! —gritó alguien.
Un poco de sangre salpicó de la mejilla de Stevenson.
Lograron alzarme y separarme de él. Me removía con rabia, buscando soltarme de los brazos de quien me estuviera sosteniendo. Stevenson se puso de costado, escupiendo sangre al pasto.
—¿Querías dejar a Abril por el suelo con tus palabras? ¿¡Qué se siente que yo lo haya hecho contigo antes de que lo lograras!?
—Eres un hijo de puta. —dijo como pudo, encendiendo otra llama en mi interior.
Eso sí que no.
Bueno, tenían mis brazos tomados, pero nada me impidió que dejara ir mi pie y conectarlo en su nariz, tirándolo de nuevo al suelo.
—Ni con mi madre, ni con Abril te vuelvas a meter.
—No puedes detenerme. —Casi quise reír por lo que decía.
—¡Maldito bastardo, hijo de puta! — era un poco injusto que lo insultara con lo que mismo que él me insultó y logró otro golpe—. ¡Ojalá te pudras en el infierno, maldito gilipollas!
Una pequeña sombra pasó frente a mí, luego Abril estaba agacha al lado de Matt, tomando su rostro e inspeccionando las heridas que le había causado. La furia creció dentro de mí al verla preocupándose por ese tipo cuando él estaba diciendo cosas estúpidas sobre ella.
Con un fuerte movimiento logré soltarme de quien me sostenía. Los miré con repulsión y caminé, casi corrí, a los vestidores.
Entré vuelto una furia. Le pegué a mi casillero sin importarme tener mis nudillos en carne viva.
Me senté, con mi cara enterrada en mis manos, tratando de calmar todo lo que sentía.
Sentí el olor de Abril, escuché cuando dejó su mochila en el suelo y como sacaba cosas de mi casilla, luego la sentí a mi lado antes de que levantara mi rostro e hiciera algo similar a lo que hizo con Stevenson, solo que… se sentía especial. Puso el algodón que tenía en su mano sobre mi labio con dureza. Hice una mueca e intenté alejarme por instinto.
Sus ojos se entrecerraron con amenaza, así que me quedé quieto, dejándola trabajar.
Siguió dando pequeños golpes, quitando la sangre de allí y desinfectando. Lo único que hice fue dejarme curar, deleitándome con la vista de ella tan cerca. Mi corazón se llenó al ver que estaba haciendo conmigo lo que pudo hacer por Matthew; me cuidaba más a mí, porque, aunque luego lo negara, sabía que en gran parte lo hacía por mi bien, porque me conocía y porque seguía preocupándose.
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Editado: 15.01.2022