Honest (editando)

Capítulo 8

Al otro día


Llegué temprano a la escuela y me pareció muy extraño que Paola no estuviera en el salón aún; suele ser muy puntual. Pasaron las primeras dos horas de clase y a la tercera fue cuando apareció:


—Creo que estamos cambiando los papeles —le dije en tono burlón.
—No me digas eso...
—¿Qué pasó? ¿Por qué te retrasaste?
—¿Recuerdas que tuve que ir a casa de mi abuela?
—Sí.
—Pues dormí allá, no llegué a mi casa.


Al principio su explicación quiso pasar desapercibida, hasta que recordé lo que habíamos acordado respecto a las armas:


—Espera, eso quiere decir que… —llevó su mano atrás de la cabeza con pena para confirmar mis sospechas—. ¡Debiste haberlo dejado en casa de tu abuela!
—¡¿Estás loca?! Le daría un infarto si ve un teaser en su casa.
—Ay no… esto no es bueno.
—No te preocupes, lo escondí mejor que ayer, nadie lo va a ver.
—Eso espero.


El día avanza normal aún con todo el nervio de traer un arma con nosotras; quiero contarle a Paola todo lo que Josh me dijo y el plan que elaboré para mejorar la casi nula relación que tengo con Alex, pero como no se presentó una oportunidad apropiada entre clases, esperamos al descanso.


Una vez libres de aulas y profesores, nos dirigimos a la cafetería para conseguir unas charolas con comida; platicábamos de lo aprendido en las clases y justo cuando me dispuse a contarle mi plan, sucedió lo peor... los chicos de servicio volvieron. No podemos correr con las charolas en manos, así que nos atraparon. Cuando los demás dicen que tratar con este grupo es imposible, es porque en verdad lo es. Hablan todos a la vez y aunque quieras aportar algo o ser amable; su actitud imprudente complica todo y llega a sacar de quicio hasta al más paciente.


—¡Chicos! ¿Podrían hablar de uno en uno? No se les entiende nada —exigió Paola—. Un poco de orden es demasiado pedir.

 

Nada funciona con este grupo. Por las ansias de ser atendidos primero, todos comenzaron a empujarse y una chica sin querer le tiró la charola con comida en la ropa. Su buen conjunto de prendas se convirtió en un buffet para nada apetitoso...

 

—¡¿Podrías tener más cuidado?! —le reclamó al borde del enojo. Dejó caer su mochila salpicada y con la mano hizo lo mejor que pudo para limpiarse y quitarse los excesos de comida—. Mira esto... ¿es necesario que sean tan imprudentes?
—¡Lo siento! No era mi intención mancharte —chilló la chica arrepentida—. Déjame ayudarte con tu mochila.
—¡No, espera!


La chica agarró la mochila al revés, hizo que todo lo que estaba adentro cayera al piso y sí, el teaser también...


—¡Tiene un arma! —gritó alarmada tan pronto detectó el objeto en el suelo.


Se alejó de nosotras a prisa y los demás estudiantes formaron un círculo al rededor nuestro, quieren saber qué ocurre y no los culpo. Escuchar la palabra "arma" estando dentro de la escuela no es algo de todos los días. Paola se agachó rápido para recoger sus cosas, pero una mano adulta tomó el teaser antes que ella:


—Espero que tenga una buena explicación para esto, señorita —dijo un profesor malhumorado.

 

Describir la increíble desaprobación y enojo en la cara de maestro es imposible, me ahorraré las palabras y solo diré que Paola está pálida. Justo antes de que alguien dijera algo más, un tercero se unió a la conversación:


—¡Paola! Ahí estás.


¡¿Josh?! Los alumnos le dieron paso sin pensarlo dos veces. Viene con sus amigos por detrás, quienes no parecen estar drogados como en aquella ocasión. Se ven muy diferentes, algo serios... pueden pasar sin problemas como chicos malos.


—Mira dónde te vengo a encontrar, siempre llamando la atención —añadió Josh simpático—. Vamos, levántate— le extendió la mano a Paola para ayudarla a ponerse de pie, pero ella no reaccionó de inmediato.
—¿Usted conoce a esta señorita? —preguntó el profesor.
—Claro que sí, es una querida amiga mía —sus palabras solo nos confunden más—. Lamento molestarlo, profesor, pero… ¿qué hace usted con mi teaser?


De acuerdo, la cabeza de ambas acaba de explotar en mil pedazos. 


—¿Su teaser? —recalcó ese "su".
—Así es.
—Pues parece que se le acaba de caer a la señorita de su mochila...
—Oh sí, me lo estaba guardando por un rato, pero ya lo quiero de vuelta.


El profesor sólo lo mira con desagrado mientras que Josh permanece sonriente. Otro docente se acercó comenzaron a hablar entre adultos con discreción


—¿Qué haces? —murmuró Paola a Josh cuando por fin logró levantarse; sus piernas aún tiemblan.
—Confía en mí —le giñó el ojo.
—Ustedes dos vendrán conmigo, ahora —ordenó el segundo docente.


Josh ayudó a recoger las cosas a Paola y se fueron con el profesor. La gente se dispersó y me quedé sola en este gran espacio, con mi charola en manos yen shock por la situación. Todo pasó tan rápido... ¿qué diablos acaba de pasar?


Cuando salí de aquel profundo y vergonzoso trance, decidí sentarme cerca de la dirección para esperar a que ambos salieran, estoy preocupada. Todo era incertidumbre, hasta que por el pasillo exterior del edificio escuché un escándalo que se acerca rápidamente... ¡es él! ¡Es Alex! Camina por el pasillo mientras que un profesor de edad avanzada (diría yo) lo sigue y no de muy buen humor:


—¡Ven a acá, jovencito, no te podrás escapar esta vez! —gritó el profesor. Alex no contestó y siguió su camino—. ¡Es muy descortés hacer que un profesor te esté persiguiendo!
—Entonces déjeme en paz.


El profesor lo alcanzó tras hacer un esfuerzo en los pies y lo detuvo sin ningún permiso. Ver su discusión me hizo caer en cuenta de que esta es la oportunidad que tanto esperé, ¡es perfecta! Ya sé lo que voy a hacer, sólo tengo un intento, así que lo haré bien.




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