Han pasado dos días desde lo que sucedió con Josh, es viernes y cómo siempre, las clases siguen sin dar nada que hablar. No he visto a Alex en esos días, lo cual me sirve para concentrarme en las clases y en los próximos exámenes, aunque tampoco quiero dejar pasar tanto tiempo desde la última vez que hablamos. Pienso con constancia en lo que me dijo Paola y no quiero que mi avance se vaya a la basura.
Por otro lado, tampoco sabemos nada de Josh. Lo único que tengo seguro es que Paola está cada día más nerviosa, cuando su celular suena se sobresalta; no sé si son nervios o emoción por pensar que es un mensaje de Josh, después de todo van a salir algún día. Qué suertuda es Paola, ya quisiera yo que me invitarán a salir así, que tuvieran la iniciativa para dar el primer paso y sin embargo aquí estoy, persiguiendo a un chico complicado. Aún así estoy feliz.
Estaba sumergida en mis propios pensamientos cuando la voz de Cris me hizo volver a la realidad:
—¡Hola, Sara!
—Oh, hola, Cris —sonreí.
—¿Qué haces? ¿Paola te dejó sola otra vez?
—Parece que sí, debe haber ido al baño —ni siquiera noté que se había ido, qué mal estoy.
—¿Te digo algo? He notado un cambio impresionante contigo —se sentó en la banca frente a mí—. Te veo más feliz y atenta que antes, sin mencionar que ya no llegas tarde.
—Ah, eso —rasqué mi mejilla apenada—, es que ya empiezan exámenes y todo lo que se les relaciona, quiero aplicarme. Sueño con ser una gran empresaria en el futuro y no voy a ir muy lejos si llego tarde a todos lados.
—Supongo que no, qué bueno que seas tan responsable —sonrió.
Prestaba atención a lo que decía Cris, cuando de repente se escuchó un alboroto en el pasillo. Él no le dio mucha importancia, mis ojos miraron inmediatamente a la puerta sin mucho interés y entonces, mi corazón volvió a latir rápidamente, ¡ahí está Alex! Después de dos largos días de ausencia por fin ha vuelto. Como era de esperarse, un profesor lo sigue por detrás y obvio, está malhumorado. No sé sí solo soy yo, pero Alex se ve diferente, en el buen sentido. Más guapo diría yo... ¡tengo que poner los pies en la tierra!
—La puntualidad es importante en cualquier trabajo, te da varios puntos de presentación —concluyó Cris después de una larga explicación.
—Ah... Cris, está muy interesante esta plática, pero tengo que ir... allá afuera —me levanté rápido después de dar palmadas en sus hombros y corrí a la puerta.
—Ah, espera, quería decirte que… —comenzó a decir en un intento vano por detenerme. Salí disparada del salón lo dejé muy atrás. —Supongo que tampoco será hoy...
Seguí a paso rápido a mis objetivos cuando vi a Paola salir del baño. ¡Justo a tiempo!
—Sara, qué haces a... —la interrumpí y la jalé del brazo para que me siguiera el ritmo—. ¡Oye, espera! Más lento.
—Si vamos más lento los perderemos.
—¿Qué? ¿A quiénes? —preguntó agitada y señalé nuestro enfrente—. ¿Al profesor y al chico?
—Ese chico es Alex.
—¿Es él? —preguntó asombrada.
Los dos se detuvieron repentinamente en el pasillo, nosotras hicimos lo mismo entre tropiezos en una esquina unos pasos atrás, menos mal no nos vieron.
—Escucha, Paola, quiero que hagas lo que te diga...
—¿En serio es él? —insistió.
—¡Sí, es él! —respondí emocionada—. Y si no nos damos prisa lo voy a perder de vista sin saber cuándo lo volveré a ver. Contestaré cualquier cosa después de esto, sólo ayúdame —imploré.
—Está bien, dime qué hacer.
Mientras Alex aún discute con el profesor adelante, nos preparamos para actuar.
—Ya es momento de que dejes de ser un vago y empieces para tomar tus responsabilidades en la escuela con más seriedad —le exigió el profesor.
—Usted no me va a decir qué hacer —respondió Alex apático.
—¿Por qué eres tan terco?
—Porque usted me está molestando, incluso cuando ya le dije que...
—¡Profesor! Por fin lo encuentro, lo estuve buscando por toda la escuela —interrumpió Paola.
El profesor se giró para verla, yo pasé a su lado y jalé a Alex para así, obligarlo a caminar. No se lo tomó muy bien en un inicio:
—¿Qué dem...?
—Hola, compañero. Lamento molestarte en un día tan ocupado, pero quisiera que me apoyaras y me dejaras hacerte unas cuantas preguntas —respondí alegre.
De reojo pude ver cómo el profesor quiso intervenir, pero al ver que soy "una chica de servicio" no hizo nada y dio su total atención en Paola. ¡Justo como lo planee! Nos alejamos lo suficiente hasta que perdimos al profesor de vista; no sabía que las persecuciones como éstas eran tan emocionantes.
—Eso estuvo cerca —mencioné aliviada.
—De nuevo tú.
—Llegué a tiempo, ¿no?
—Muy... oportuna.
—No te dejan en paz ni un momento, ¿verdad? Cuando pueda te salvaré de ellos, —reí— llamar la atención es mi especialidad.
—Se nota —dijo en seco. Por alguna razón no tomé ese comentario como un insulto, lo sentí más como un cumplido—. ¿Por qué el chaleco ridículo?
—Para darle más realismo a mi papel.
—¿Se lo robaste a un chico de servicio?
—No, es de mi amiga, pero sabía que quedaba perfecto para la ocasión.
—¿Tú amiga se viste así?
¡Oh por dios! ¡Muestra interés en mí! Bueno, no tanto en mí, pero casi. Definitivamente estoy haciendo algo bien.
—No siempre. Hoy afortunadamente lo hizo.
—Ya veo. Gracias... de nuevo.
Después de decir eso último, empezó a caminar por el pasillo, ¡es mi oportunidad! Reaccioné y caminé a su lado para seguirle el paso:
—Y... ¿qué tal el libro? ¿Te está gustando?
—Ya lo terminé.
—¿En serio? —mencioné sorprendida—. Sí que lees rápido, es un gran libro, probablemente yo lo habría terminado en un mes o dos —reí—. ¿Qué tal los dulces? ¿Fueron de tu agrado?
—Nunca los había probado, pero están bien.
—Me alegro.
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Editado: 26.07.2024