Honest (editando)

Capítulo 18

Cuando llegué a casa me encontré a Ana en la puerta recibiendo varios paquetes, conté un total de cinco sujetos que entraban y salían para acarrearlos todos dentro.


—¿Qué sucede, Ana? —pregunté al acercarme.
—Oh, bienvenido, señor Alex —contestó alegre—. Parece que nos han mandado unos cuantos paquetes, estos caballeros se ofrecieron a llevarlos dentro.
—¿Quién los envía?
—Son diferentes remitentes, mire —me dio una hoja dónde están registrados los datos de todos los paquetes. No conozco ninguna de las direcciones, incluso hay eran de otros países, pero en efecto, todas tienen como destino mi casa.


Después de unos diez minutos los trabajadores terminaron y se fueron, son aproximadamente quince cajas las que hay el vestibulo, todas de diferentes tamaños.


—Me pregunto qué serán —dijo Ana curiosa.
—Hay que averiguarlo —dije sin dejar de mirarlas.
—Oh, de acuerdo, traeré las tijeras —anduvo emocionada hacia la oficina.


¿Qué significa esto? Espero que el director no esté detrás de todo.

 

Ana está emocionada por todo este tema de los paquetes misteriosos, es tierno verla actuar de tal forma, hacía mucho tiempo que no la veía sonreír así. Abrí el paquete más grande, el más pesado de todos. Cuando terminé de quitar el cartón por completo quedé impresionado, ahora entiendo el por qué del peso.


—Dios —exclamé al retroceder para verlo en su totalidad. Es un jarrón dorado gigantesco y tiene montones de rosas blancas.
—¡Qué grande es! —exclamó Ana maravillada.


Me gusta verla feliz, pero yo aún no me creo esto. Busqué alguna nota o dedicatoria por todo el jarrón y nada; más motivos para causarme inseguridad. Quizás hay algún micrófono o cámara escondida entre las flores.


—¿Qué hace, señor?
—Solo reviso.
—¿Revisar qué?
—Las cosas se han puesto algo tensas en la escuela, quiero cerciorarme de que esto no tiene nada que ver con ellos. Quizás sea un trampa.


Por más que busqué no encontré nada. Sólo pude admirar la dedicación con la que fue hecha el regalo: las rosas están perfectamente arregladas y acomodadas, sin ninguna espina en sus tallos, sin ningún defecto. Es perfecto, muy... elegante.


—Oh, ¡Señor Alex! —exclamó emocionada a más no poder.
—¿Qué pasa?
—No se trata de ninguna trampa, ¡son obsequios! —dijo con una hoja en la mano, la cual lee con mucha atención y alegría.
—¿Obsequios? —pregunté extrañado.
—¡Sí! Vienen de parte de la familia Lexigton, la familia Truswell, la familia Briggs, la familia Halliwell, la familia Johnson entre otras.
—Ah… y, ¿ellos quiénes son?
—Oh, es cierto, era muy pequeño en ese entonces como para recordarlo. Son familias con las que sus padres tienen influencias y colaboraciones, eso sin hablar de la buena amistad. Mire, aquí hay una carta para usted —me extendió un sobre blanco sellado con cera. En la parte trasera tiene escrito mi nombre: "Alex Blake".


Ana siguió abriendo los paquetes y descubrió que todos tienen una tarjeta con el nombre de la familia que los envía; al conocer a estas personas hizo comentarios de entusiasmo para ella misma. Mientras tanto, abrí con cuidado el sobre, no solo por no querer dañarlo, sino, porque estoy nervioso. Saqué las delgadas hojas escritas con una letra cursiva perfecta. ¿Están perfumadas?

 

~


Alex Blake:


Gracias por leer este mensaje y brindarnos un poco de tu tiempo.


Es probable que no sepas quiénes somos, debido a que te conocimos cuando eras tan solo un pequeño niño, pero no hay razón para preocuparse, somos viejos conocidos. Ahora eres un hombre y en representación de las siete familias que conforman nuestra sociedad, te escribo para desearte lo mejor y hacerte saber que cuentas con cada uno de nosotros.


Lamentamos lo sucedido y quiero que sepas que compartimos tu dolor. La noticia nos tiene afectados a todos, pero aún con esta carga, seguiremos cumpliendo con nuestro deber y esperamos contar contigo cuando te sientas listo, tomando el lugar que te corresponde entre nosotros. Para demostrarte nuestro afecto y apoyo te enviamos unos cuántos presentes, un adelanto de felicitaciones por las fechas importantes que se acercan. Sabemos que eso no va a poder reparar el daño que te ha dado la vida, pero por el momento no tenemos permitido hacer más que mandarte aliento a través de palabras y esperar lo mejor.


Agradecemos el apoyo, el cariño y la confianza que tu familia nos ha brindado a través de los años. Siempre estaremos dispuestos a ayudar en lo que haga falta; no dudes en comunicarte de ser necesario, haremos lo que esté en nuestras manos.


Sin nada más que decir me despido. Estamos a tus órdenes.


                                          John Lexigton

 

~


En la parte de abajo se encuentran las firmas de estas seis familias. Insisto, no conozco a nadie, pero por lo que leí, tienen mucho que ver con los negocios de la familia. Esto explica el enorme jarrón dorado, es una muestra de pésame, por eso las flores blancas. Los obsequios supongo que son debido a... mi cumpleaños. Coincide con el aniversario de bodas de mis padres y probablemente con el día que se fundó la sociedad ya mencionada. Ahora tengo más preocupaciones...


—Señor, ¿quiere que lleve los obsequios a su habitación? —preguntó Ana.
—Sí, por favor. Los más pesados déjalos, los llevaré después.
—Algo más... ¿podemos conservar el jarrón? Lo pregunto porque sé que no le gustan las flores.


A causa de un flashback pude vivir y sentir de nuevo aquel día lluvioso: todos los presentes vestían de negro, escuché lamentos y vi flores blancas por todos lados. La cabeza empezó a dolerme producto del recuerdo, aún no puedo olvidar... mucho menos superar. Miré al jarrón con detenimiento por unos segundos, todas esas flores blancas están vivas; miles de recuerdos me inundaron. Ana me miró en silencio a punto de resignarse.




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