Honest (editando)

Capítulo 19

Sin ninguna tonta distracción, pude terminar de leer el libro. Nada de paradas repentinas, nada de comentarios sin sentido, solo la oportunidad de seguir adelante


Camino por los pasillos mientras pienso en todos los asuntos que debo atender, cuando de la nada se escuchó el grito de una chica en el centro del patio: «¡Tiene un arma!» ¿Un arma? ¿Acaso se trata de Josh o alguno de los chicos? No puede pasar un día sin que se metan en problemas; comienzan a superarme en cuanto a llamadas de atención se trata.


Tengo curiosidad por saber qué pasa, si Josh es el protagonista del escándalo tengo la oportunidad de devolverle el favor que me hizo otro día. No terminé de decidir qué hacer y un profesor apareció detrás de mí:


—¿Miren a quién tenemos aquí? Hasta que das la cara, jovencito —mencionó indignado.
—¿Disculpe? Yo vengo diario al instituto, ¿acaso no me ve? —pregunté sarcástico.
—Sólo vienes a ocasionar problemas. Me sorprende que no seas tú el del incidente de allá —señaló con la vista. Giré la cabeza y observé cómo dos profesores se llevaron a un par estudiantes a la dirección, por desgracia no pude ver quiénes eran—. Aunque no me sorprendería que trajeras un arma después de saber que golpeaste a un profesor…


Parece que toda la escuela piensa que yo fui quien hirió a ese docente. Tienen talento para hacer correr la voz y distorsionar tanto la información. Me di la vuelta y comencé a caminar, no voy a discutir con un profesor de la tercera edad, no sería algo justo para él.


—¡Ven acá, jovencito, no te podrás escapar esta vez!


Seguí mi camino sin darle importancia, es obvio que soy más rápido que él, perderlo no será tarea difícil.


—¡Es muy descortés hacer que un profesor te esté persiguiendo!
—Entonces déjeme en paz.


Creí que al paso que iba no me alcanzaría, pero me tomó del brazo e hizo que me detuviera. Aquí vamos de nuevo...


—¡Deja de huir de tus responsabilidades! 
—¿Tengo que repetírselo? No voy a hacer su trabajo.
—Detén tus excusas, jovencito...


Un escándalo cerca de nosotros interrumpió la controversia. Ambos desviamos la mirada, una chica se cayó a mitad del pasillo y tiró toda la comida de su charola en el suelo. El profesor sin dudarlo fue a ayudarla, yo iba a hacer lo mismo, hasta que vi su rostro y supe quién era. ¿Sara?


—Por Dios, señorita, ¿se encuentra bien?
—No... creo que me lastimé el tobillo.


La tensión por tener a alguien herido frente a mí quiso paralizarme, no supe qué hacer o cómo ayudar. Mientras el profesor hace lo posible por definir si el caso es grave, vi cómo Sara me indica por medio de señas que me fuera. Un momento... su actuar no coincide con el de alguien lastimado, ¿acaso esto es obra suya? ¿Lo hizo a propósito?


Me insistió mucho, así que decidí no hacer preguntas y comencé a caminar. Tengo la oportunidad de evitar una discusión sin propósito, no voy a desaprovecharla.


—¡Ay! ¡Me duele! —gritó casi agónica. Diablos... ¿y si en verdad está herida?


Traté de ignorarlo y apresuré el paso, cuando de la nada apareció otro profesor; este lugar parece zona minada.


—Piensa, Alex, piensa —susurré. A la par tengo la puerta de un viejo almacén de limpieza. Hace mucho que no se ocupan estos espacios, es un buen lugar para esconderme.


No puedo creerlo, me oculto de un profesor en un polvoso sitio, ¿es que acaso puedo caer más bajo? Me recargué en la puerta hasta que hubo silencio, menos mal no me vieron. La tensión volvió cuando escuché a alguien acercarse a toda velocidad y precisamente se detuvo frente al almacén. Con cautela eché un vistazo para ver quién es, de ser necesario permaneceré aquí. ¡Es Sara! Vaya, o esta chica es lista o fue pura coincidencia que se detuviera justo aquí… dudo mucho de la primera opción.


Tengo que asegurarme de que no está herida, de estarlo, obtendré un cargo de conciencia que no quiero, pero... no puedo arriesgarme a salir, aún no. No tengo otra opción más que traerla conmigo, le tapé la boca y la jalé dentro del almacén. Está asustada y no deja de moverse, parece pez fuera del agua.


—¡Tranquila! Soy yo —dejó de moverse y de hacer ruido. La solté para que recuperara el aliento—. ¿Estás bien?
—Ah sí, no te preocupes. Qué susto me diste.
—¿No estás herida?
—No. Estoy bien. Sólo un poco de jugo de uva en la ropa, pero con dos lavadas se quita.
—¿Entonces lo de allá atrás fue fingido?
—Sí, —rió— ¿qué tal salió?


¿En serio lo hizo a propósito? ¿Por qué?


—Fue patético.
—Ay, quizás exageré un poquito, pero si no lo hacia, el profesor te iba a alcanzar de nuevo.
—¿Lo hiciste por eso?
—Ah pues... sí, me parece que los profesores te molestan mucho y quise ayudarte para que pudieras escapar.


¿Me está apoyando? No sé nada de esta chica, pero por lo que veo, ella sabe bastante de mí...


—Lamento si exageré la situación, tuve que actuar rápido y sólo tenía una oportunidad, de lo contrario... te iban a llevar a dirección otra vez.
—¿Cómo sabes eso? —¿acaso me acosa?
—N-no es lo que piensas, no te estoy siguiendo. Sé sobre eso porque... el día que me dijiste que no te volviera a molestar, yo estaba en los baños que están cerca de dirección y vi todo lo que pasó, todo fue una casualidad. Mi intención no es molestarte, de hecho, quería pedirte disculpas.


¿Disculparse? Jamás esperé que fuera a decir algo como eso. ¿Todo esto por una disculpa? Esta chica es necia a morir. ¿Será la misma de los días anteriores? Su personalidad es totalmente diferente a antes: no tiembla, no grita y además pide disculpas.


—Creo que fui muy molesta al principio. En mi desesperación por hablarte hice muchas tonterías y cosas que no te agradan.
—Bastante molesta diría yo.
—Por eso quiero darte esto —sacó un paquete de su mochila y me lo dio—. Ábrelo con confianza.




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