Honest (editando)

Capítulo 23

Un día de recuperación y de nuevo asistí al instituto. Tuve bastante tiempo para descansar y pensar sobre mis problemas; no puedo volver a excederme, de lo contrario, tendré otra recaída. Lo que sucedió es una señal de que no debo seguir con este ritmo de vida, me afecta mucho aunque no lo note... por el momento voy a actualizarme. Parece poco, pero un día es suficiente para que todo aquí se salga de control.


—Hola, Roberto —saludé con el mejor ánimo que encontré en mi interior.
—Hola, Alex —sonrió lleno de alegría —. No te vi por aquí ayer, ¿está todo bien?
—Sí. Tuve que ocuparme de algunos asuntos, nada importante. Dime, ¿cómo han estado las cosas por aquí?
—Los profesores están nerviosos. Ayer vinieron en varias ocasiones para preguntar sí no te había visto y al ver que no supe nada de ti se exaltaron un poco.


¿Quién entiende a estas personas? No importa lo que haga, buscarán la forma de verse afectados y victimizarse. No creí que yo fuera tan "especial"...


—Pues ya me tienen de vuelta, lástima por ellos.
—Me encantaría ver cómo les pones los pelos de punta a varios de ellos —rió.
—No es algo que deba sorprender, sólo digo la verdad.
—Veo que sí —dijo entre risas. Miró a mi lado y detrás de mí con desconcierto—. ¿Por qué no vienes con tus amigos? No los he visto hoy.
— Sobre los chicos no tengo ninguna pista, Josh está suspendido, así que no lo verás por aquí en unos días.
—¿Suspendido? Y yo que pensé que ese chico era el menos problemático de los cinco.
—No es lo que parece.
—Estos muchachos... —negó amistoso. 
—En fin, gracias por el buen trabajo. Nos vemos —me despedí al empezar a caminar.
—¡Suerte con esos lobos!


Me la pasé todo el día de ayer leyendo el libro que me regaló Sara hasta terminarlo, me he quedado sin algo qué hacer. Decidí pasearme por los pasillos de uno de los edificios tras ver su inmensidad, solo para revivir recuerdos. ¿Cuánto tiempo tiene que no entro a un aula? Nunca tuve problemas para aprender cosas nuevas, era un "alumno modelo"... hasta que todo desapareció en tan solo segundos. Extraño esa satisfactoria sensación por ver cómo el salón se llenaba poco a poco, sentarme a hablar con los chicos antes de que comenzaran las clases y partir de ellas tan pronto sonaba el timbre; echo de menos tener una vida normal.


—¡Ahí estás! —gritó un profesor detrás de mí. Volvemos a la realidad—. ¿Qué haces por los pasillos? No tienes derecho de estar aquí.
—Soy estudiante de esta escuela, por lo tanto lo tengo.
—¿Estudiante? —rió—. No vienes a estudiar, sólo vienes a estorbar y a dar problemas, no eres más que un vago.
—¿Vago? ¿Yo? ¿No debería estar dando clases en este momento, profesor? —se enojó con mi comentario—. Si quiere ofenderme tendrá que esforzarse más.


Seguí con mi rumbo desinteresado por unos cinco minutos entre los demás estudiantes, todos me miran extraño debido al profesor que no para de insultarme; no es algo que se ve todos los días.


—Ya es momento de que dejes de ser un vago y empieces a tomar tus responsabilidades en la escuela con más seriedad.
—Usted no me va a decir qué hacer
—¿Por qué eres tan terco?
—Porque usted me está molestando, incluso cuando ya le dije que...  
—¡Profesor! —una chica interrumpió la discusión y llamó su atención—. Por fin lo encuentro, lo estuve buscando por toda la escuela.


El profesor se giró para prestar atención a la chica, otra pasó a mi lado y me jaló para obligarme a caminar.


—¿Qué dem...?
—Hola, compañero. Lamento molestarte en un día tan ocupado, pero quisiera que me apoyaras y me dejaras hacerte unas cuantas preguntas.


¿Sara? ¿Qué hace aquí? Su vestimenta es parecida a la de los chicos de servicio, gracias a su acción y apariencia el profesor no insistió más, decidió hablar con la chica que lo solicitó en un principio y nos dejó de lado. No puedo creer que esta distracción haya funcionado; dejé de poner resistencia y caminé con Sara.


—Eso estuvo cerca —mencionó satisfecha cuando nos alejamos lo suficiente de aquel pasillo.
—De nuevo, tú.
—Llegue a tiempo, ¿no?
—Muy... oportuna —esas dos palabras no expresan lo afortunado que me sentí momentos antes cuando ella apareció de la nada; llegó en el momento preciso.
—No te dejan en paz ni un momento, ¿verdad? Cuando pueda te salvaré de ellos, —dijo con gracia— llamar la atención es mi especialidad.
—Se nota—dije sin mucha emoción. En vez de encogerse como era su costumbre, me miró alegre. ¿Dijo que me salvará? No veo esa palabra como la indicada para este momento—. ¿Por qué el chaleco ridículo?
—Para darle más realismo a mi papel.
—¿Se lo robaste a un chico de servicio?
—No, es de mi amiga, pero sabía que quedaba perfecto para la ocasión.


Entonces la chica que se quedó atrás con el profesor es amiga suya, tenía que serlo, de lo contrario sería demasiada coincidencia.


—¿Tú amiga se viste así?
—No siempre. Hoy afortunadamente lo hizo.
—Ya veo. Gracias... de nuevo.


Empecé a caminar sin preocupación alguna y con la intención de que me siguiera, por alguna razón no tengo el deseo de mandarla lejos ahora. Permaneció un momento de pie y después me siguió el paso; comienzo a pensar que la juzgué mal.


—Y... ¿qué tal el libro? ¿Te está gustando?  —me preguntó después de un pequeño silencio.
—Ya lo terminé.
—¿En serio? Si que lees rápido, es un gran libro, probablemente yo lo habría terminado en un mes o dos. ¿Qué tal los dulces? ¿Fueron de tu agrado?
—Nunca los había probado, pero están bien.
—Me alegro.


Es la primera vez en mucho tiempo que tengo una conversación normal con alguien en esta escuela, además de Josh; sin gritos, sin hipocresía, tal y como era antes. Miré al frente, vi a los estudiantes pasar, y ninguno me miró con curiosidad o morbo, por este momento... soy parte de este instituto como cualquier otro adolescente. Soy un don nadie en esta sociedad, soy normal...




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