Honest (editando)

Capítulo 71

Alex 



Estoy en shock por sus palabras, ¿acaso escuché bien? ¿Detenido? ¡¿Yo?! 

—¿Disculpe? 
—Me escuchó fuerte y claro —el detective tomo mi incredulidad como una especie de burla.  

No se me dio más tiempo de objetar, uno de los policías llevó mis manos a la espalda, mientras el otro me colocó unas esposas. 

—¿Qué está... —el seguro de las esposas sonó. 
—Queda usted detenido por ser el principal sospechoso del asesinato de la señorita Ana, Blake. 
—¡¿Qué?! ¡¿De qué demonios habla?! —forcejeé en contra de los dos hombres. El shock en el rostro de los demás me causó aún más pánico. 
—Será mejor que no ponga resistencia. 
—¿Esto es una broma? ¡Quíteme estas esposas ahora mismo! 
—Llévenselo. 



Sara 



Los policías tomaron a Alex por los brazos para obligarlo a avanzar, pero se resistió con todo. Terminaron por usar la fuerza en su contra: uno de ellos lo empujó contra el suelo y lo inmovilizó. Unos cuántos mechones cubrieron sus ojos, comenzó a respirar desesperado. 

—No nos obligue a usar medidas extremas —pidió el detective con la mejor compostura que encontró. 

Con ese comentario se ganó el desprecio de Alex, soltó un quejido y buscó liberarse de nuevo. Los chicos están más que dispuestos a intervenir, pero Josh los detuvo con el brazo. 

—¡¿Qué haces, Josh?! —reclamó Fred molesto, pero no consiguió respuesta. 
—¡Usted no puede hacer esto! —protestó Abigail, su bondad se escondió en lo más profundo—. ¡No tiene el poder de detener a nadie! Es solo un detective. 
—Si tengo a un sospechoso se me concede el permiso para hacerlo, gracias a los oficiales presentes se me concede ese derecho. 
—¡¿Acaso perdió el juicio?! Analice sus palabras, dijo que Alex asesinó a Ana… 
—Retroceda, señorita —ordenó el policía que estaba libre al tomarla del brazo para apaciguar su inmenso inconformismo. Mala idea. 

Tan pronto Abigail se quejó y exigió espacio, 22 y 24 se posicionaron frente a ella. La leve presión de 22 en el brazo del policía lo obligó a soltarla. A simple vista se puede asegurar que este gesto fue el que hizo al policía retroceder, pero lo que lo hizo fue prestar atención a las insignias que estos hombres portaban en sus trajes. Logré verlas cuando llegué a la mansión y los conocí por primera vez, pero no reconozco el significado de las mismas. Una bandera y símbolos es como mejor las puedo definir.   

—¡Le exijo que detenga esto ahora! —insistió Abigail—. Sus conclusiones son infundadas, ¿de dónde saca poder racional para llevar esto acabo? ¿Cómo es capaz de decir que Alex es responsable de tal atrocidad? No tiene ningún sentido. 
 —Entonces, ¿cómo explica esto? —sacó una bolsa de plástico, con un arma dentro. Alex hizo lo que pudo por ver lo que ocurría—. ¿Sabe qué es esto, señorita? Es la prueba que buscábamos… un arma CZ 75, instrumento con el que asesinaron a la señorita Ana y estaba cautelosamente oculto en este lugar. Por desgracia, hacen falta mucho más que unos simples pétalos para impedir que sea capaz de hallar la verdad —volteó a ver a Alex con desagrado. 
—¿Qué dice? ¿De dónde sacó eso? —reprochó con ofensa. 
—Usted mejor que nadie sabe dónde estaba el arma, porque fue quien la guardó y usó. Un alhajero que da refugio a anillos con incrustaciones rojas parece ser muy conveniente, ¿no? Sitio donde atesora sus delitos, dolencias e inminentes culpas. 
 —¿Incrustaciones rojas? ¡¿Tocaron los anillos de mis padres?! —gritó para volver a forcejear violento. Parece como si lo hubieran lastimado en el lugar donde más le duele—. ¡Suélteme ahora mismo! —exclamó fúrico, pero no logró liberarse. 
 —Sus actos son coincidencias no extrañas para un criminal... esconder sus herramientas letales con algo que es preciado muy para usted… dígame, ¿lo ayuda a lidiar con su sentimiento de culpa, Blake? 

Los ojos de Alex muestran lo aireado que está. Mientras más palabras son esparcidas en el aire, menos comprendemos lo que pasa. 

 —Nunca había visto esa arma —intentó defenderse ante toda la presión que estas “supuestas pruebas” ejercen en su persona—, ¡en esta casa nunca ha habido un arma! 
 —En mi mano tengo la prueba que contradice sus palabras. Levántenlo. 

Ganarle esta batalla al detective parece imposible, y cómo no. No es porque crea o entienda lo que pasa aquí, pero no hay manera de llevar la contra ante pruebas verídicas. Aún así, el fastidio de Alex parece ser compresible para muchos de los presentes; los rostros opinan que esto es inaudito.   

Tras estar de pie, Alex buscó desesperado una alternativa a lo que es inevitable; no podía quedarse así. No fue hasta que tuvo un contacto visual con Josh que iluminó sus ojos con esperanza por leves instantes, digo leves porque lo siguiente fue la resignación. Josh negó con la cabeza, no por decepción, sino por una especie de rendición. Es un manera muy cruel y lastimosa de ver cómo alguien en quien confías te pide que dejes de luchar. Todos los presentes pudimos observar con claridad cómo su cuerpo perdió todas las fuerzas; su rostro mostró una imagen muerta. 

—Tiene el derecho a guardar silencio, cualquier cosa que diga puede y será usada en su contra en un tribunal de justicia —dijo el detective con suma autoridad frente a él—. Tiene el derecho de hablar con un abogado y que un abogado esté presente durante cualquier interrogatorio… 

Terminó de leerle sus derechos, lo llevaron fuera, lo subieron a una patrulla y se partieron. Buen momento para preguntar, ¡¿qué rayos acaba de pasar?! ¿De cuándo acá esto se convirtió en un novela policiaca? ¿Asesinato, detective, pistola, Ana?... ¿Alex? ¡¿Qué?! 

 —¡¿Por qué te quedaste parado Josh?! —reclamó Fred—. ¡Dejaste que se lo llevaran sin más! 
 —No podíamos hacer nada—su respuesta causó indignación. Por suerte, recibió el apoyo argumental de Carl casi de inmediato. 
 —Él tiene razón, chicos. En estos casos lo mejor es no resistirse, de lo contrario te puede ir peor después. 
 —¿Entonces estás de acuerdo en que se lleven a Alex? ¡¿En serio?! —protestó Thomas—. ¿Escuchaste lo que dijo ese señor? 
  —Sí, lo escuché y por supuesto que no estoy de acuerdo... las palabras "Alex" y "asesinato" no pueden estar juntas en la misma oración, es ridículo. Aún así, no importa qué hiciéramos, no podíamos evitar que se lo llevaran. 

Más afligidos por conocer la cruel realidad no pueden estar. Por primera vez veo a Josh estresado y a Abigail con un fuerte dolor de cabeza; es increíble cómo una escena inesperada altera tanto un espacio. Al menos no me siento tan mal, no soy la única que ignora lo que en realidad sucede... ¿verdad? Al momento en que las miradas de los chicos exigieron respuestas, fue cuando recordaron mi presencia. Me hubiera gustado que se me hablara directo y claro, pero… no fue así. 

 —Sara... tienes que irte a tu casa —pidió Josh con todos los demás de su lado. 
 —¿Qué? No pienso irme de aquí sin que se me hable con la verdad. Esto… no lo puedo pasar por alto así sin más. ¡Se acaban de llevar a Alex arrestado! 
  —Prometo explicarte todo después, pero ahora tienes que regresar a tu casa. Hay que ponerte a salvo. 

Bien, ahora estoy asustada, ¿cómo que a salvo? ¿Desde cuándo estoy en peligro? Comenzaron a elaborar mi cita con el chofer de la familia sin prestar atención a mi petición por explicaciones. Me da más miedo saber… que soy la única que ignorante. Me ocultan algo… y es algo muy malo. 

—Sara, —llamó Abigail en cuanto vio que quise ponerme como loca. Tomó mis manos para obtener mi atención de lleno, y lo hizo, pues me heló con las mismas. Su baja temperatura que sobrepasó su frescura natural con creces me preocupa mucho —sé que estás asustada y totalmente confundida, pero tienes que confiar en nosotros. Por favor, vuelve a casa. 




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