Honest (editando)

Capítulo 82

Cris


Bajé rápidamente las escaleras para dirigirme a la cocina. No sé qué le sucedía a Sara, nunca la había visto así. Estaba preocupado, pero no iba a cuestionarla. En estos casos es mejor esperar a que la persona se decida a querer compartir las palabras.


Me acerqué al refrigerador pasando por las cocineras y saqué una paleta de chocolate, me di la vuelta para ir de regreso a mi habitación, pero me topé con mi padre en el pasillo.


Me perturbé un poco, pues creí que seguía en su oficina. Mi padre odia que gente venga a nuestra casa y de alguna forma lo tengo prohibido, pero no iba a dejar a Sara en la calle.


—P-padre—comenté nervioso al verlo a la cara.
—Casi chocamos.
—Lo siento...
—¿Qué te sucede? ¿A dónde vas con tanta prisa?
—A mi habitación—contesté inquieto.
—¿Sigues estudiando?
—Sí, solo vine por un poco de azúcar para poder continuar...
—Perfecto,—me dio un par de palmadas en el hombro—que bueno que a pesar de que se suspendieron las clases sigas con tus periodos de estudios.


Me miró orgulloso y comenzó a caminar.


—¿Por qué pausaste el curso?—pregunté con seriedad sin verlo.


Escuché cómo se detuvo, pero no volteó a verme.


—Tuve que hacerlo,—contestó—había unos desperfectos en las instalaciones que debían ser reparados cuanto antes.
—¿Desperfectos?—me giré para encararlo.
—Sí—hizo lo mismo.
—¿Qué desperfectos?


Se acercó, puso sus manos en mis hombros.


—No te preocupes por eso, hijo, sigue con tus estudios, todo esto no afectará tus exámenes de admisión—sonrió.
—Sí, padre...


Bajó sus manos y se fue por el pasillo.


Agité la cabeza para reaccionar, debo ir con Sara.


Paola


Corrí a mi cuarto y azoté la puerta.


Tomé mi teléfono y marqué de nuevo a Sara, pero se iba directo buzón. No vuelvo a dejar que haga planes por su cuenta, es muy descuidada cuando se trata de cosas delicadas. Lo intentaré de nuevo...


Josh


Vi la puerta por unos segundos después de que la azotara en mi cara.


¿Por qué tengo un mal presentimiento?


Quizás solo es mi imaginación, supongo que están ocupadas.


Me di la vuelta para regresar a mi moto e irme, di unos cuantos pasos, luego escuché que alguien abrió la puerta y me llamó por mi nombre.


Me di la vuelta, era el padre de Paola.


—Buenas tardes, señor—saludé alegre.
—¿A dónde vas?
—Pues...
—Vamos, no te desanimes, solo está nerviosa.
—¿Disculpe?


Se acercó, me dio palmadas en la espalda y me hizo avanzar con él de regreso a la casa.


—No por esto tienes que irte—rió.
—No creo que sea buena idea...
—Que una puerta azotada en la cara no te detenga, hijo.
—No me refiero a eso,—sonreí—me parece que está ocupada.
—Qué va, entra.


Paola


Demonios... ¡Voy a matarla lo juro!


Escuché que me llamaron desde abajo así que fui de inmediato.


—¡Papá!—dije sorprendida.


Josh estaba sentado en la sala.


—Jovencita—dijo mi padre disgustado.
—¡¿Qué haces?!—pregunté.
—¿Estos son los modales que te he enseñado?


Josh se veía incómodo, tanto que decidió apartar la mirada de nosotros.


—Papá, no...
—¿Qué manera de tratar a los invitados es esa?


Por su mirada pude deducir que me ordenaba a disculparme por mi mal comportamiento y en casos como este no me puedo oponer a él, por más que quiera. Se fue por el pasillo disgustado y me dejó ahí con Josh.


—¡Argh!—exclamé fastidiada—. Ok, ok, perdón por azotarte la puerta en la cara—suspiré y crucé los brazos.
—No te preocupes...


No podré cubrir a Sara por mucho tiempo más, al menos no con Josh y no importa cuanto actúe, lo va descubrir.


Si fuera cualquier otra persona podría manejarlo bien, soy buena para mentir (no me enorgullezco), pero Josh no es nada tonto, estoy segura que ya sospecha algo y si soy sincera estoy preocupada.


—No es necesario que me recibas por obligación—se puso de pie—. Si estás ocupada...
—Espera, hay algo que tengo que decirte...


Cris


Entré en mi habitación y cerré la puerta. Sara se había recostado en la cama, me acerqué y me senté a su lado.


—Toma—sonreí.
—Gracias, Cris...—tomó la paleta.
—El chocolate te ayudará.


Se incorporó, le quitó la envoltura y comenzó a comerla.


—¿Cómo me encontraste?—preguntó.
—¿Encontrarte?—dije confundido.
—Estabas ahí... llegaste a tiempo.
—¿Te refieres al jardín?


Asintió.


—Supongo que fue una casualidad—alcé lo hombros y sonreí.
—¿Tú crees?
—Sí y aunque no haya sido eso, que bueno que te encontré.
—Gracias... ¿qué hacías ahí?
—A veces salgo a caminar para despejar mi mente, segregas endorfinas y al mismo tiempo reduces el estrés.
—Ya veo, supongo que tus cursos te tienen muy estresado.


Ojalá fuera solo por eso...


—Sí, ya sabes, trabajo y trabajo. ¿Y tú que hacías ahí? Ese lugar está muy lejos de tu casa.
—Sí, un poco.
—¿Te perdiste?
—No,—se limpió un ojo—no es eso.
—¿Quieres hablar del tema?
—Sólo... corrí y no me fijé a dónde iba.
—Suele pasar—dije apenado.


Sonrió.


—Igual es una buena manera de explorar y descubrir cosas—comenté.
—¿Sí?
—Claro, no es malo de vez en cuando avanzar sin tener idea de a dónde vas, así se descubren las mejores cosas de la vida... sin saberlo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.