Honest (editando)

Capítulo 83

Alex


Abigail vino a verme después de lo sucedido con Sara.


Ambos estábamos sentados frente a frente. Mientras yo fumaba, Abigail se preparaba en una taza fina un té de hierbas y aunque ella no sabía de "mi adicción" al cigarro, no me juzgó por eso. Al principio creí que diría algo, pero me equivoqué.


—¿Qué tal te fue con Sara?—preguntó.
—Creí que sabías lo que había pasado...
—Quiero escuchar tu versión de los hechos.
—No acabó bien...
—¿Discutieron?


Permanecí en silencio.


—Ya veo...—movió delicadamente su té con la cuchara.


No podía ocultarle nada a Abigail, me conocía lo suficiente, sabía el significado de todas mis acciones.


—No fue tan grave—desvié la mirada.
—A juzgar por tu rostro creo que mientes, aunque creo que te debo una disculpa.


Volteé a verla.


—En parte soy responsable por lo que pasó...
—Tarde o temprano era algo que iba suceder,—contesté—solo aceleraste el proceso.


Volví a fumar y expulsé el humo.


—Sólo espero que esté bien...—dijo después de suspirar.
—Estará bien mientras se mantenga alejada de mí.
—Veo que no has cambiado nada—sonrió.
—¿Qué quieres decir?
—Aún intentas alejar a la gente de ti, todo el tiempo.


Me quedé callado y me perdí en el humo del cigarro.


—Eres una persona muy hermosa, Alex, pero no entiendo por qué piensas que eres venenoso o algo parecido. Siempre alejas a los demás para protegerlos, pero no sé de qué.
—¿No es evidente?—dije desanimado.
—Lo que está pasando no es tu culpa, deja de pensar que lo es.


¿Cómo dejo de pensarlo? La única constante en todo este infierno soy yo.


—¿Crees que hice lo correcto?
—Bueno, aquí el inteligente eres tú, cariño.
—No me siento inteligente ahora—di otra calada.
—Entonces te preguntaré algo, ¿cuántas veces te ha funcionado hacer eso?


Me quedé en silencio.


—Exacto, ninguna, ¿por qué lo sigues haciendo?
—No lo sé...
—Yo te diré por qué, es debido a que tu corazón es tan grande y tan noble, que antes de pensar en ti, piensas en los demás y en su bienestar. ¿Sabes qué es lo que noto en ti?
—¿Qué?...
—Mientras más intentas alejar a una persona de ti, más la quieres y la aprecias.
—Eso no es...


Me sonrió.


—Eso no es verdad...—desvié la mirada.
—Deja de engañarte, sé que aceptar lo que somos a veces es difícil, pero no tienes que temerle a eso. Eres una persona maravillosa y cuando lo entiendas estarás feliz contigo mismo.
—Estaré feliz hasta que esto acabe—apagué el cigarro.
—Tú eres parte de esto y hasta que tú estés bien, la cosas se arreglarán, acepta la ayuda de los demás y te prometo que todo se solucionará—bebió té.
—¿Para qué? Tarde o temprano quién me ayude acabará mal.


Dejó la taza sobre la mesa.


—No quiero comprobar mi teoría con otro funeral—dije cabizbajo.
—Alex...
—Esto es una maldita ruleta rusa, Abigail, todos los que aprecio se van y no puedo hacer nada para protegerlos, ¿sabes la impotencia por la que estoy pasando?


Miró el reflejo de su té en silencio.


—¿Cómo sé que no le harán nada a Sara y a su familia? ¿Cómo sé que Josh y los otros estarán bien? Que tal sí un día recibo la noticia de que tú...—apreté los puños.


Levantó la mirada y me miró con tristeza.


—Ya no quiero perder a nadie más... estoy cansado.


Se puso de pie y se sentó a mi lado.


—Por favor, Alex, no pienses así...
—¿Y qué se supone que haga? ¿Debo estar feliz, Abigail?—pregunté molesto.
—No es a lo que me refería...
—¿Debo estar feliz por ver caer a los que aprecio? Algo dentro de mí se rompe poco a poco, voy a llegar al punto sin retorno, no puedo detenerlo y eso me aterra.


Se quedó en silencio y miró sus manos.


—No puedo dormir en las noches por pensar qué va a pasar al día siguiente. No sé si habrá alguien más a quien velar o alguien más que necesite ser reconocido bajo una tela blanca en una morgue.


Cerró los ojos.


—¡Dime! ¡¿Qué estoy haciendo mal?!
—No tengo la respuesta a esa pregunta—me miró compasiva.


Reaccioné y me di cuenta de lo que estaba haciendo.


—Lo siento, no...—suspiré fastidiado—no debí hablarte así...


Sonrió levemente.


—Me das todo tu apoyo y yo... solo soy un idiota.
—No pasa nada,—me dio palmadas en la espalda y sonrió—entiendo que estés enojado y estás en todo tu derecho de querer gritarle a todo mundo.
—No tengo que comportarme así, eso no ayuda en nada, pero ya estoy harto de todo esto.


Me pasé la mano por el cabello estresado, la dejé en mi frente y me recargué en mi rodilla.


—A veces solo quisiera desaparecer, ya no sé qué hacer.


Hubo un pequeño silencio.


—Nada de lo que haces está mal,—contestó—simplemente no puedes controlar todo lo que pasa a tu alrededor, nadie puede.


Me quedé en silencio y miré el suelo.


—No sería correcto prometerte un final feliz, pero lo que te puedo jurar es que voy a estar aquí para brindarte todo mi apoyo. Les haremos pagar por todo, recibirán su merecido castigo ya sea tras las rejas o bajo tierra, sólo no te rindas, por favor...


La miré de reojo con frialdad.


—Alex,—puso su mano sobre la mía—sé que tienes muchos pensamientos reprimidos y no es bueno para ti esconderlos, odio verte así—dijo preocupada.


Nuevamente hubo un pequeño silencio.


—No puedo explicar ni expresar lo agradecido que estoy con todos. Han hecho tanto por mí y siento que la recompensa de ayudarme es... morir.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.