—Saluda a Darrell de mi parte—sonrió.
Apreté los ojos y escuché un golpe. Christopher se quejó adolorido, levanté la vista y vi caer una piedra en el suelo. Se agarró la cabeza la cual había empezado a sangrar, se dejó caer de rodillas y detrás de él estaba Sara.
—Sara...—llamé atónito.
—Ay,—chilló—creo que le di muy fuerte—agitó las manos nerviosa y asustada.
—¿Qué...
—¡Santo cielo, estás herido!—exclamó.
¿Por qué ella estaba aquí?
Se acercó rápidamente y vio mi herida, la miré fijamente, mi cuerpo seguía sin reaccionar.
—¿Cómo...
—¡Rápido, tenemos que salir de aquí!—dijo ella.
—Tú...—musitó Christopher.
Se puso de pie mientras verificaba con una mano que sangre caía por su frente.
—Esa voz...—miró a Sara—tú fuiste la que me indicó el camino—dejó ver su sonrisa macabra.
—¿De... qué habla?—dijo Sara nerviosa.
—Estuve a punto de atrapar a Alex gracias a ti.
—¿Qué...
—Vaya, Alex,—me interrumpió—tienes a una traidora a tu lado.
—¡No!—exclamó Sara—. Yo no...
—¡Cállate! Si sabes de Alex sabes de mi... Debes morir—sonrió y le apuntó.
Sara soltó un chillido asustada, Christopher había enloquecido por completo.
—No debiste meterte en lo que no te importa...—apoyó su dedo en el gatillo dispuesto a disparar.
Solté el arma, abracé a Sara rápidamente y le di la espalda a Christopher. Apreté mis ojos, la rodee con fuerza y esperé sentir el impacto de la bala en mi espalda.
—Perdóname...—musité.
En lugar de un disparo escuchamos un quejido de molestia, Cris había aparecido y comenzó a forcejear con su padre. Una discusión entre ellos tomó lugar entre toda la situación.
—¡Cris, apártate!
—Tienes que detener esto, aún estás a tiempo—insistió con esfuerzo.
Era más que obvio que la fuerza entre ambos era muy diferente, Cris estaba esforzándose demasiado para mantener el agarre con su padre.
—¡Hazte a un lado!
—No. No voy a permitir que cometas otro error. ¡Detente, por favor!
Aproveché la oportunidad y hablé con Sara.
—Sal de aquí.
—No.
—Es peligroso, ponte a salvo..
—¡No voy a irme de aquí si no vienes conmigo! Tú eres el que más está en peligro ahora.
Nuestro debate pudo haber continuado con una acción forzada, pero el sonido de un disparo nos dejó perplejos. Todo permaneció en silencio por unos instantes, dicho sonido rebotó en las paredes con un eco duradero. No sentí nada en mi espalda, ¿acaso había sido solo un disparo perdido?
Me di la vuelta con un poco de miedo, temía lo peor. Tanto Cris como Christopher estaban inmóviles, lo que rompió el silencio fue el sonido de la pistola cayendo al suelo. Era seguro que uno de los dos había salido herido, pero… quien.
La respuesta no tardó en llegar. Cris se dejó caer de rodillas con una mano en el abdomen frente a su padre. El gesto desafiante de Christopher se había borrado, dio lugar una mirada de terror puro.
—¡Cris!—gritó Sara.
Terminó por caer el suelo de lado, soltó un gemido lleno de dolor. Me importó poco que su padre, quien había intentado matarme minutos antes, estuviera en frente de él. Corrí hasta ellos y ayudé a Cris a recostarse, mi mano no demoró en mancharse con sangre.
—Por favor, resiste...—pedí.
Respiró agitado, cubrió la herida con su mano y dejó caer su cabeza hacia atrás. Sara se llevó las manos a la boca mientras retrocedía, sus ojos estaban llorosos.
La perplejidad de Christopher producida por el terror se había ido, lo cual le permitió reaccionar con desesperación e impotencia.
—¡Cris!—gritó al salir de su profundo trance.
Me aventó con una mano tras exigirme que no lo tocara, se apoyó en sus rodillas y levantó su cabeza con cuidado. No demoró en dejar caer lágrimas de angustia total en su rostro.
—Hijo,—musitó con lágrimas—¿por qué lo hiciste?
Intenté incorporarme mientras contemplaba lo que podría ser la única muestra de humanidad en Christopher. Aún con tantos sentimiento encontrados en mi cabeza, no pude evitar hacer un gesto de dolor, la herida en mi brazo aún sangraba. Escuché a Christopher dejar salir un sollozo.
—Cris—dijo Sara aterrada entre su llanto.
—¡Son unos malditos!—gritó Christopher—¡Voy a matarlos a ambos!
Levantó su arma y le apuntó a Sara. No podía moverme y ella estaba muy lejos de mí como para protegerla.
—¡No!—grité.
Un disparo sonó, pero no salió de la pistola de Christopher, él comenzó a gritar por el dolor. El padre de Carl, el jefe de policías era el que había disparado, estaba de pie a unos pasos de nosotros, aún con la pistola en mano y apuntando. La bala impactó en la mano de Christopher y su arma cayó al suelo.
—¡No se mueva!—ordenó el policía.
—¡Maldita sea, mi mano!—reclamó Christopher con odio.
El jefe de policías ordenó a los otros que se acercaran y que lo detuvieran.
—¡Necesito una ambulancia de inmediato!—habló por su radio al ver un cuerpo en el suelo.
—¡Suéltenme!—reclamó Christopher.
Lo esposaron y se lo llevaron a la fuerza.
—¡No, Cris! ¡Suéltenme, los mataré a todos!
Los chicos llegaron corriendo, Paola fue con Sara, ella la abrazó y lloró en su hombro. El jefe de policías se acercó a Cris para verificar su estado, yo me levanté con esfuerzo y me acerqué también.
—¡¿Dónde está esa ambulancia?!—reclamó el policía y se puso de pie.
Cris aún tenía su mano encima del lugar donde la bala había impactado, había perdido mucha sangre y respiraba lentamente. No aguantaba el dolor en mi brazo, pero tenía que resistir.
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Editado: 26.07.2024