Hope

CAPITULO 2

CAPITULO 2

HADES

Mis ojos intentaban cerrarse por si solos. Yo hacía mi mejor esfuerzo para que no ocurriera, ya era hora de ir a la preparatoria y tenía que hacerlo, así no me agradará la idea. Dormí poco la noche anterior, y también la noche antes de esa. Así habían sido los últimos meses. Pocas horas de sueño, unas seis si tenía suerte. Pero los últimos días mis horas de descanso no pasaban de cuatro, antes de despertar sudando frío y con el corazón desbocado, gracias a las pesadillas que no me abandonaban.

Me incorporé despacio, no tenía mucha prisa. Era pronto para ir al instituto, por lo que podía tomarme mi tiempo. Tomé todo lo necesario antes de dirigirme a la ducha. Me detuve un instante para ver mi reflejo. Esa no había sido una buena idea. No me gustó en absoluto la imagen del chico frente a mí, el cansancio me estaba pasando factura. Mi rostro se encontraba pálido ―mucho más de lo normal ―tenía ojeras muy notorias, los labios agrietados por la resequedad en ellos y se podía distinguir el vacío en mi mirada. Era lamentable. Nunca fui de los que se preocupaban por sus aspectos, pero hasta yo podía notar los cambios en los últimos meses y ninguno de ellos era bueno.

Negué despacio, haciendo a un lado mis pensamientos. Y continúe con mi ducha, quizás de esa manera mis músculos se relajaría un poco antes de empezar el día.

Al salir de la ducha me dirigí al armario. saque lo primero que encontré sin detenerme a pesar en cómo luciría, tampoco me importaba, en realidad. Me vestí con calma, tomándome todo el tiempo del mundo.

Cuando iba a atar las agujetas de mis zapatos, tocaron a la puerta. Decidí ignorarlo y seguir con mi tarea. Tocaron nuevamente, yo seguí haciendo caso omiso.

La puerta se abrió de golpe, dejando ver a Sophy.

―Estoy tocando hace mucho ―musito entrando en la habitación.

―Yo no escuché nada ―entrecerró los ojos, sin creer una palabra.

Ya no era tan pequeña. Esa niña de cabello castaño y ojos tan azules como los míos crecía cada día más. ¡Joder!. Ya tenía ocho y empezaba a cuestionar algunas cosas, entre ellas mis excusas.

―No te creo nada ―resoplo ―te esperamos para desayunar, baja pronto.

Perfecto.

Dicho eso desapareció por la puerta.
Me deje caer en la cama, está se hundió bajo mi peso. Quise quedarme hay, por un poco más... solo un poco. Pero sabía que si lo hacía no mejoraría nada y mamá se preocuparía horrores.

Las cosas no mejoraban, o yo no hacía nada para que lo hiciera. No lo sabía. Solo sabía parecía estar cayendo, así se sentía: como una caída libre, sin detenerse.

Luego de salir de aquel hospital, las cosas cambiaron bastante,  así que también podía decirse que habíamos caído hace mucho y no tuvimos los ánimos suficientes para volver a levantarnos.

Sentía una mezcla extraña de emociones, al recordarlo, ninguna era positiva. Una parte de mi odiaba ver tan triste a mamá, y más aún sabiendo que yo mismo pude hacer algo para cambiarlo. La otra parte estaba furiosa con ella por no salir antes de esa casa.

Ella era tan víctima como yo y como Sophy. Ninguno salió beneficiado esa noche, a todos nos quitaron algo importante, pero aún así no podía evitar pensar que nosotros pudimos cambiar el rumbo que dio nuestro destino con nuestras acciones.

Y sí, sé que hay cosas que no se pueden cambiar ni mucho menos se puede retroceder en el tiempo pero, ¿Que podía hacer? En esos momentos, lo único en lo que podía pensar era en los miles de resultados distintos que pudimos tener, desgraciadamente nos toco el peor de todos. Yo no tenía ni la  más mínima idea de como estaríamos bien, si todo parecía seguir exactamente igual que hacía un año. En su momento llegué a pensar "esto es un bache en nuestra vida, todavía las cosas pueden mejorar”. Después de todo, aún estaba en el hospital, siendo ajeno a todo lo que ocurría. Solo me importaba que ellas estuvieran bien. Si era así, todo mejoraría.

Pero la vida nos tomo como un chiste, por supuesto que eso no iba a pasar, nosotros no podíamos seguir.

Antes pensaba que yo era el único que no avanzaba, ahora viendo en retrospectiva, sé que no era cierto. Solo que todos lo enfrentamos de manera distinta. Mamá se veía feliz por la mañana, trabajaba y siempre buscaba actividades para hacer juntos, y por las noches lloraba desconsolada en su habitación, cada noche era igual, sin falta alguna. Sophy se volvió más callada y su sonrisa ―que pocas veces dejaba ver ―no era la misma, sin contar las pesadillas que la atormentaban, no tanto como a mí, pero las de ellas parecían ser mucho peores; con un final que incluía muchas lágrimas y gritos desgarradores.

Dejando de lado mis pensamientos tome mi mochila, ya tenía todas las cosas que necesitaba en ella, incluyendo mi celular y los auriculares. Antes de salir de la habitación me acerque a la mesita de noche junto a mi cama y saque una cajetilla de cigarrillos que guardaba de las manos de Sophy en el fondo del cajón. Lo que menos quería era que mi hermana menos me echara bronca por fumar. Las guarde en uno de los bolsillos del pantalón y salí de ahí.

El departamento en que vivíamos era minúsculo, solo necesite unos cinco pasos para llegar al comedor. Ya la mesa está puesta y el desayuno servido. Mi madre y Sophy hablaban desde sus asientos, mejor dicho, mamá lo hacía y mi pequeña hermana se limitaba a asentir o negar con la cabeza.

―Buenos días, cielo ―saludo mamá al percatarse de mi presencia.

―Siéntate junto a mí, Hades ―me hizo gracia su ofrecimiento, puesto que el único asiento libre estaba situado a su lado.

―No tengo mucha hambre ―mire la hora en el reloj de pared ―ya tengo que irme.

Me sobraba tiempo, pero eso ellas no lo sabían. Era una mierda no quedarme con ellas, cómo también no probar bocado del desayuno que seguramente mamá se esforzó haciendo, podía sentir algo de culpa por ello, sobre cuando se trataba de Sophy, hacía mucho no compartíamos y no parecía que eso fuera a cambiar.



#9541 en Novela romántica

En el texto hay: novela juvenil, romance, hope

Editado: 29.07.2023

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