La hermosa mujer y el niño

Después de una noche de copas se despertó con una horrible resaca, sintiendo el suelo frío bajo su cuerpo. Se levantó con dificultad y comenzó a caminar, cada paso era una agonía: cientos de cristales de vidrio parecían atravesarle los pies.

Al llegar a la cocina, abrió el grifo y dejó correr el agua fresca. Se lavó la cara, buscando aliviar la pesadez de su mente. Fue entonces cuando, en el agua acumulada en el lavamanos, vio reflejado el rostro de una mujer hermosa, de cabello negro que cubría sus ojos. De sus labios salió un susurro: —Bienvenido a casa, esposo.

Antes de que pudiera reaccionar, la imagen desapareció en el agua. Un escalofrío recorrió su espalda. De repente, sintió unos pequeños brazos envolviéndolo. Bajó la mirada y vio a un niño de cabello negro abrazándolo con fuerza. Su cabello mojado empapaba su camisa, su cabeza escondida en su pecho, y entre sollozos murmuraba palabras ininteligibles.

Poco a poco, el niño levantó la cabeza y, con voz clara, dijo:

—Bienvenido a casa, papá.

Sus cuencas estaban vacías. Su piel, tan pálida como la de un cadáver sin vida.

El horror lo paralizó. Entonces, un silbido proveniente de la puerta de la cocina llamó su atención.

Allí estaba ella. La misma mujer del reflejo, vestida de novia. El agua chorreaba de su largo cabello mojado, empapando el suelo bajo sus pies. Lentamente, levantó el cabello que cubría su rostro. Solo tenía un ojo. El otro era una cuenca vacía. Sus labios fríos esbozaron una sonrisa: —Bienvenido a casa, esposo.

Muchos años atrás, cerca del río que rodea el pueblo, una mujer y su hijo de nueve años fueron asesinados por su marido en un arranque de ira. Los ahogó sin piedad. Desde entonces, dicen que el niño siempre busca a los borrachos que pasan por el río… para llevarlos con mamá.

Una vez que la mujer acepta al hombre se despetara en su casa sin recuerdos algunos, la hermosa mujer y el niño se quedarán junto a el atormentando lo hasta que muerte