¿Cómo me empecé a dar cuenta que era diferente a los otros niños?
Bueno... Pues aquí va, la primera vez que me di cuenta fue cuando mi madre me quitaba la chaqueta en lugares públicos, si... No tenía más de tres años cuando noté que la gente se me quedaba mirando... Mi solución era decirle a mi madre que no me quitara la chaqueta o esconderme de las personas. Y así fue pasando el tiempo, entre más crecía más notorio era, escuchaba a la gente susurrar y hacer cara de lastima... recuerdo que algunas personas se acercaban a mi madre y le decían. ¡Cómo lo lamentamos! o ¡ay pobre niña, nunca se va a valer por sí misma! Pero claro, en ese momento mi madre me enseñó lo más importante que aprendí en mi vida: Responder con decencia y decirles que no tuvieran lastima por mí, que yo era feliz y estaba bien.
Al principio fue difícil, me molestaba mucho que la gente me tratase como un bicho raro o algo así. Pero después aprendí, aunque no fuera cierto les contestaba que era feliz así, que no me sentía mal por mí misma. Aunque algunas veces me enojara ser así, muchas veces decía ¿porque a mí?, pero mi madre solía decirme que no debía renegar, que debía agradecer por lo que Dios me había dado. Aunque a ratos yo lo entendiera y a otros no, nunca dejé que la gente me tuviese lastima.