Huellas Fragmentadas

01 Orejas

Ambos tienen que enfrentarse a adversidades distintas que los une a seguir huellas nuevas en una pequeña ciudad tan complicada y llena de casualidades. El aire huele dulce, a pan dulce recién horneado. Es demasiado delicioso como el invierno, así como sus inicios, va anunciando su término con estos aromas, pero no es cuestión de las estaciones del año. Generalmente todo el año huele pan recién horneado, pero en determinadas zonas de la ciudad o quizá no, el pan de Comala siempre está a la vanguardia cada mañana, por todos lados se hace notar, pero en estos momentos pensar en alimentos me revuelve el estómago y este calor no ayuda demasiado. En verano todo Colimense repudia las tardes. Al menos eso pienso yo, por las constantes quejas que suelen escucharse por ahí. “Que calor hace, ¿verdad?” Pregunta una señora a otra que están a mi lado, esperando al cambio de color del paso peatonal.

Tyson me espera paciente mirando la calle y los coches pasar. A pesar de ser las cinco de la tarde hace algo de calor. En zona tropical, el frío se hace presente sólo por las mañanas y las noches.

Yo me hago presente cada día y cada vez que me es posible a este preciso lugar. Con abrigo en mano por si llegamos tarde a casa. Y al parecer así será.

<<Este lugar.>>

Parado frente a este lugar, me siento extraño, ajeno. Como si no fuera bienvenido. Como si alguna fuerza imaginaria me

impidiera alejarme.

Pero no pienso permitirlo, ya no, ya estoy decidido. Lo que quiero hacer, es hacer añicos a esa fuerza, ya es necesario hacerle frente de una maldita vez. Aunque supongo que en realidad es hacer frente a mí

 mismo. No puedo engañar a nadie.

A cada paso en que me acerco, son cada vez más fuertes mis latidos. Mi ritmo cardiaco está cada vez más incontrolable y creo que estoy sudando frío.

En varias ocasiones he tenido la determinación de ir y cruzar la calle para luego tomar un lugar y lo único que he logrado es paralizarme a media calle. ¿Y todo para qué, para dar la vuelta y correr por el mismo camino por el que vine, mirando las huellas peatonales del suelo en plena frustración de no haber logrado, otra vez, esta simple acción? Pero algo en mi me dice que hoy será el día, hoy será el día definitivo en que lo lograré. En lugar de retirarme, respiro profundamente cerrando los ojos para darme impulso y mientras sigo adelante, aprieto el paso, sin mirar atrás, ni a los lados. Pero la he cagado, miro hacia Tyson y noto que estoy a medio cruce, momento justo en el que me invade el arrepentimiento. Al parecer Tyson se percata por lo que me impulsa a no flaquear, pues corre hacia delante por lo que tengo que tomar la correa con fuerza mientras que, en mi pecho, mi corazón está latiendo de forma salvaje que pienso que voy a vomitarlo en cualquier momento. Cuando logré ponerme de pie, alcé el cabeza agitado, contemplándome en ese local, gracias a Tyson. En este pequeño café con la decisión aún a flor de piel; mi cuerpo logra ocupar una mesa y con mi mano temblorosa hago una seña a las meseras, pidiendo el menú.

<<Vaya, un avance, aunque me tiemblan las manos.>>

Tyson emocionado, fiel a mi lado me mira con un brillo especial en sus ojos. Y la verdad trato de sonreírle, pero no sé lo que me invade, si los nervios de felicidad de lograr algo que quería hacer desde hace mucho tiempo o el que estoy muy arrepentido y quiero salir corriendo de allí lo más pronto posible. Quiero pensar que es la primera opción.

Pasados unos minutos. Me he arrepentido. Era arrepentimiento,

 sin duda.

—No debimos cruzar, a la distancia estábamos bien —Siento los párpados pesados sin embargo no tengo sueño, creo que deberíamos de irnos, pero estoy demasiado…rígido.

“Los valientes siempre tienen miedo, pero la diferencia en ellos, de los cobardes es que, tienen la voluntad de afrontar las cosas” Su voz suena suave y terca en mis oídos. Trato de ignorarlo, pero tiene razón. Trato de afrontarlas. Cada día que despierto, lo intento. y al menos he logrado afrontar algo este día.

Quizá algo positivo y distinto tiene el día de hoy que me sea significativo. Un cambio en la vida, no me vendría nada mal.

Me recargo en mi asiento mientras leo el menú, pero los lugares, los recuerdos, las personas, los sentimientos, todo aquello que me une a ellos. Me pesan en el pecho. Uno que está vacío. No puedo evitar suspirar cada diez minutos, y mirar a mi alrededor un poco alterado. Me llevo una mano a la cabeza y suspiro nuevamente, pero esta vez de manera más profunda y lenta. No siento que el motivo sea algún problema respiratorio, el cigarro no me haría eso. comencé a reír para mis adentros y sonreía para el resto de los presentes en el lugar, donde un chico me miró extraño. Borré mi sonrisa estúpida ocasionada por mi gran chiste solitario tapándome la boca con una mano, me desparramo en mi asiento, como si me hubiera convertido en una especie de fluido.

Tyson me toca la mano con su nariz húmeda y fría, y sin prestarle mucha atención, acaricio su gran cabeza y deslizo mis dedos por una de sus orejas. Un gran alivio recorre todo mi cuerpo al sentir la suavidad y delicadeza de su oreja.
—Tienes muy frías las orejas, ¿tienes frío grandulón?, no te preocupes ahora solucionamos eso.

Le decía mientras buscaba un abrigo de perro en mi bolso que




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