Huellas Fragmentadas

05 Comportamiento

—Joven no se permite fumar en esta área —Traté de ignorar al guardia del parque, pero se quedó parado frente a mí silenciosamente, hasta que apague el cigarro y tiré los restos a un cesto de basura que cuidadosamente seleccione para fumar a lado. El guardia agradeció satisfecho, retirándose.

Ya sabía que está prohibido fumar por las mascotas y niños que corrían por todos lados, pero…No hay, pero…Simplemente necesitaba fumar.

Miré alrededor y vi a un grupo de mujeres, que claramente rondaban los cincuenta, que cuchicheaban mirándome en momentos, por lo que mejor me retiré de su vista. Estaba un tanto alejado del lugar de siempre donde me encuentro con esta chica Evelyn. No ha llegado y es aburrido. Venir al parque con Tyson sin su voz calándome los oídos todo el tiempo ya me resulta aburrido.

—¿No le caes bien a la gente de edad avanzada?

<<Hablando del rey de Roma>>.

Ya no me sorprende su voz y sus repentinas apariciones, eso ya no era nuevo, pero le dediqué una mueca a modo de sonrisa, fingiendo sorpresa.

—¿Acaso te crees Batman para aparecer de esa forma siempre que llego? —La miré mientras hacía sus gestos con las manos al reír.

—No, yo soy literalmente un fantasma. —Enarqué una ceja.

—Pues yo si le caigo bien a las ancianas.

Ella rio más fuerte mientras yo la miraba, sentía algo tibio en las mejillas y en el pecho. Creo que también iba a reírme, pero no lo hice. Luego no dijo nada, hubo un silencio, pero no era incomodo, Tyson apareció con una pelota nueva que le compró mi madre y se la lance muy lejos.

—Que buen brazo — Dijo con aparente sarcasmo.

—Gracias. —Respondí mientras me torcía en una reverencia.

—No te había visto jugar con él.

—Generalmente no lo hago, pero a él no le importa mucho, en realidad. —Respondo encogiéndome de hombros. A pesar de que no siempre tengo oportunidad de convivir con él. A Tyson ni a sus predecesores les ha faltado nada. Siempre han vivido en comodidades y también está mi madre que lo pasea en mi lugar.

—¿Cómo lo sabes? —enarcó una ceja.

—¿Saber qué?, ¿sobre el juego?, Solo lo sé — Imito sus gestos, para hacerla reír, pero no lo logré.

—No le prestas atención, eso es lo que pasa —Parecía molesta. Una expresión totalmente nueva para mí en su rostro, que no le sentaba nada bien.

—¿Cómo lo sabes? —A ese punto ya me encontraba confundido.

—Por su comportamiento — Lo dijo casi a gritos, lo que me sobresaltó.

—¿Ahora eres experta en perros?

Ella me miró de reojo, guardó silencio, creo que fui grosero

 <<Demonios>>.

—Los animales son más listos de lo crees —comenzó a decirme sin más, con la mirada clavada en los perros que jugaban, no la interrumpí por temor a hacerla enojar aún más de lo que se mira —, siempre se adaptan a las rutinas y deseos de sus dueños, pero sobre de esos deseos ellos también se expresan y muestran sus incomodidades disgustos, molestias y todo ello lo interpretamos como desobediencia, porque ya salieron de nuestra rutina.

>>Generalmente eso ocurre cuando la mascota es muy joven o muy anciana, cuando son jóvenes son como niños, reniegan y refutan las decisiones y deseos de los padres y hacen berrinches, las mascotas rompen cosas, pero es su manera de descubrir el mundo, el decirles un “no” les genera un “por qué”, a grandes rasgos queremos que su energía la contengan y al ser ancianos es todo lo contrario, queremos que se comporten como este cachorro de antaño, y aunque sabemos que ya no pueden seguir nuestra rutina, al ritmo que deseamos, insistimos en que lo hagan, lo que ocasiona que la mascota se canse y desgaste más pronto. Hacemos lo que queremos en ellos o en otras personas, pero no ponemos atención a sus deseos, no procuramos primero si estarán bien nuestras decisiones, mucho menos si eso las hace felices, aunque nuestras intenciones sean buenas o “sabemos” que es lo mejor para ellos. Ellos no lo ven así.

Estaba asombrado. La mirada que tenía mostraba un brillo único. Mientras me explicaba, movía las manos con determinada energía, pero su voz, su tonalidad no iba acorde a sus ademanes, tenía un dejo de tristeza, es un poco extraño. Mostraba coraje y tristeza al mismo tiempo.

—¿Acaso eres bióloga, veterinaria o algo relacionado? — ella por fin se río como siempre hace, pero continuó como si su discurso le hubiera absorbido todas las energías, aunque también para mí fue una especie de alivio. Verla molesta me incomoda más de lo que me pudiera llegar a imaginar. Me acostumbré demasiado a verla reírse y a solo mostrar emociones positivas. A pesar de que sola la he visto en contadas ocasiones.

—El ser humano da por hecho que los animales son felices por cubrirse las necesidades básicas tal cual un padre con sus hijos al dar por hecho que los hijos son felices y agradecidos por solamente darles comida, techo y algunos lujos, eso es erróneo, ¿en algún momento has visto un comportamiento “extraño” en tu perrito?

—Su nombre es Tyson.

—¡Precioso nombre! pero ¿Ya me entiendes? —gritó emocionada y luego miró hacia Tyson —, si tiene cara de Tyson —puntualizó frotando su barbilla, cual Sherlock, llamó al perro por lo que Tyson corrió hacia ella, pero comenzó a comportarse de manera tierna. Me sorprendió que fue delicado con ella. Generalmente es más brusco, pero solo es por juguetón.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.