Huellas Fragmentadas

06 Necesidades Básicas

—Llegaste temprano.
—Había adelantado un poco de trabajo, por lo que no hay problema por regresar antes, Otis lo entiende. —Mi madre apenas llegó a casa.
—¿Apenas comes?, ya es muy tarde —Se acercó conmigo a la cocina, yo comía una hamburguesa casera que preparé, —Tyson babeaba a mi lado por lo que mi madre lo termina sacando al patio trasero —, dame un poco. —Me ordena.
—Aquí tengo otra preparada. —le acerque la otra hamburguesa y rápidamente comenzó a comerla, se veía que la disfrutaba mucho.      Me encanta verla sonreír y ser feliz, pasar un poco de tiempo con ella siempre me deleita.
—¿Cómo te fue en la escuela?
—Lo mismo de siempre pero muy bien, ahora un estudiante se lastimó con una engrapadora —Me miraba muy seria mientras yo sonreí limpiándome cátsup y mostaza de la boca.
—Debió ser terrible.
—Claro que lo fue, había sangre por todos lados —Esta vez me reí más fuerte.  
—¿Te da risa un niño ensangrentado, que corre asustado por todo el salón?
—No, en realidad me da risa imaginarte gritar y correr detrás del niño. —Se relajó un poco.
—Vaya que fue horrible y cansado, uno de los profesores de matemáticas lo alcanzó.        
—Un montón de profesores que corren detrás de un puberto de quince años ensangrentado y que grita por todos lados, eso es para verse —, ella solo sonrió.
—Si lo dices de ese modo si suena algo gracioso.

Reímos abiertamente hasta que en un breve instante la emoción del momento se esfumó. Nos quedamos en silencio, y nos miramos comer mutuamente, las necesidades básicas a veces cubrían esos espacios que las emociones y situaciones tan complicadas no podían hacerlo, a veces ser tan simple, tan sencillo era suficiente, y yo amaba esos momentos básicos con mi madre, me hacían atesorarlos a cada segundo. Supongo por eso es tan importante comer siempre en familia.

—Te ves un poco distinto — en ese momento pare de masticar, poniendo atención.
—¿A qué te refieres?
—¿Te pasó algo el día de hoy, algo en particular? —giraba su cabeza y me inspeccionaba el rostro como si de un cachorro confundido se tratara.
—No me pasó nada. Solo trabajo, ¿por qué?
—¿Y por qué te tocas mucho la mejilla? — la mire con los ojos como platos, no me había percatado de mis acciones.
—Entonces si sucedió algo, desde que llegaste, te has estado acariciado la mejilla izquierda, pero al parecer no volviste a pelear con alguien, su coloración es normal. —de repente me miraba de manera acosadora.

No sabía si contar algo sobre… esta chica, ya que mi madre es…

—Conocí a alguien en el parque de mascotas. —Su expresión cambió en segundos a un asombró demasiado empalagoso, soltó un grito como si fuera una colegiala enamorada.
—¡Carajo!, ¡Cálmate, no es para tanto!, ni te emociones, no hay nada en especial.          
—Eso es obvio, apenas se están conociendo. —Aún estaba demasiado emocionada, aunque me esforzara por bajarle los humos al tema, no logro relajarla. Y todo este problema por algo que no es relevante.     
—No me interesa. —Aunque trato de moderar mi tono de voz para que no se sienta ofendida.
—Claro que sí, eres mi hijo y te conozco, se cómo te comportas cuando algo o alguien te llama la atención.
—Tus argumentos fundamentados en el hecho de que soy tu hijo, no da por hecho tus prejuicios.
—No, pero generalmente si, ha pasado mucho tiempo desde que te interesaste por alguien. —su voz era como si me consolara. Pero me pegó en una zona muy delicada que no pensé que me afectara tanto.
—Te lo digo, no me interesa, no de la manera que te imaginas.
—Claro que sí, a él de seguro si le interesas.
—¿Cómo sabes que es él? —Enarqué una ceja.         
—Ahora sé que es ella. —La miré asombrado, mi madre era única, la amo demasiado, siempre desea mi bienestar, pero lo hace porque es mi madre, es su naturaleza, está en ella, en su instinto maternal, el cuidarme y protegerme de todo mal, incluido yo mismo, pero ese comportamiento en ocasiones se convertía en algo muy fastidioso.

—¿Es linda?
—Es extraña. —-a este punto ya ha ganado. Es mejor dar por su lado.
—Eso es interesante.
—Pues… —Mi madre me dejó disociar, divagar ante esa idea. No había pensado en ella como alguien interesante, solo en el hecho de que es rara, extraña, como una especie recién descubierta en el pozo más profundo del Amazonas.

<< ¿Interesante en qué sentido?>>

—Quizá lo sea — Mi divagación fue tanta que había terminado en ese punto de lavar todos los trastes sucios.

—Ahora entiendo por qué has llevado casi a diario a Tyson al “parque” —al decir parque movió los dedos de las manos como comillas, fue cuidadosa en que yo las notara —, me gustaría …

—Madre, basta por favor, no me interesa nadie, ni ella, quizá solo sea una buena amiga, pero no la veo como tú quisieras y no sé cómo es que sabes lo de las visitas al parque.
—David.
—Otis, claro, como no —Ahora todo tenía sentido. Generalmente Otis es a quien le cuento todo, a parte de mi madre, claro

Hubo silencio, ya me encontraba fastidiado, ya no me resulta fácil esta conversación por lo que pienso sería mejor terminarla.

—Perdóname madre, pero ni ella, ni nadie me interesa, no tengo intenciones de meterme en cuestiones románticas, es una pérdida de tiempo y dinero.

La miré con mucho temor a haberla lastimado, pero ella solo podía darme esos ojos llenos de amor y preocupación maternal; con ternura, me tomó con sus manos ambas mejillas para luego peinarme el cabello con sus dedos, no me moví y solo pude concentrarme en asimilar el calor de sus manos cariñosas.




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