Huellas Fragmentadas

08 Pelaje

Quería despejarme un poco, antes de comenzar con una rutina tan pesada. Hacía mucho que Otis y yo no teníamos proyectos tan grandes. Por lo que significa sumirse a un ritmo de trabajo que me consumiría el alma. Quizá estoy siendo demasiado exagerado, pero no me apetece demasiado el enclaustramiento laboral. Al menos debo de estar agradecido de que soy mi propio jefe. Al menos no tengo horarios o un lugar de trabajo fijo. Quizá solo deba de lidiar con Otis, pero aun así no es mi jefe.

Al despertar, llame a Valeria para que avisará a Otis que trabajaría en casa este día. Aunque no lo haría en realidad. Quería un día al menos para mí, un día que no fuese fin de semana por lo que se me ocurrió salir a caminar solamente yo, pero mi madre me obligó a llevar a Tyson conmigo, si no lo hacía, me acusaría con Otis. Así que bueno, aquí estábamos, en el parque Padua. Tratando de no perderme en mis pensamientos, me dispuse a vigilar a Tyson brincotear y correr por todos lados. Admirar el paisaje, disfrutar de los aromas del pasto y de la frescura de la brisa de los árboles.

Procuré mantenerme en las sombras de unos árboles, donde no era muy probable que me encontrara con esa chica.

<<Carajo, en ocasiones olvido su nombre>>

No me apetece demasiado verla, ni mantener una conversación con nadie. Para eso es el caminar en soledad, para disfrutar de ti mismo. Pero…que se le va a hacer.

—Hola chico raro.

<<Aquí vamos>>

Esta chica apareció esta vez usando unos lentes de aumento, traía su cabello suelto. En el sol le brillaba precioso. Usaba unos jeans blancos ajustados, un poco arriba de la cadera y una camisa de vestir, no sé qué color sea, pero brillaba de distintos colores. Se mira muy linda. Usaba cubrebocas y su camiseta era de manga larga.

—¿No hace demasiado calor como para que uses esa ropa? —Ella se miró su blusa. Luego sonrió.

—Aunque no lo parezca es muy fresca. No siento calor. —Enarqué una ceja tratando de comprenderla, pero su vestimenta decía lo contrario.

—¿Siempre vistes así?, ¿Tan cubierta? —Ella se sonrojó un poco pero no borró su sonrisa.

—Bueno tu siempre vistes de negro y no te crítico. —Esta vez fui yo quien se miró la ropa.

<<Tuche>>

—La mayoría de mi ropa es negra, pero si tengo de más colores, las uso para la oficina.

—Que galante. —Me sonrojé y ella comenzó a reírse a carcajada suelta. —Al menos ambos combinamos bastante bien, cabello, accesorios y ropa.

—Es un poco extraño que alguien tan blanca y reluciente hable con alguien como yo. —Ella comenzó a sacar al conejo del bolso y a ponerle una pechera. Acaricié al conejo a modo de saludo.

—¿Cómo es alguien como tú? —Abrí la boca para decir algo, pero no sabía que decirle. Comencé a acariciar al pequeño, pero en mi cabeza seguía buscando que decir —¿Alguien como tú es una persona amable que habla con personas extrañas o es alguien que cree que, por su apariencia de cabello negro, alto, vestimenta en su mayoría de color negro y de accesorios metálicos y un cigarro en la mano, es una mala persona?

Solo podía mirarla haciendo muecas mientras se reía. Mi madre y David son quienes siempre critican todo lo que hago, sin embargo, nunca han dicho nada sobre mi apariencia.

—Discúlpame si te ofendí, eres atractivo, no tienes imperfecciones en la cara, tienes una nariz de envidia y tus pestañas ni se diga, quisiera ya tenerlas como tú. —Miraba clavada a Tyson, —Eres muy atractivo y no me impresionaría que me dijeras que las mujeres mueren por ti. —Gesticule por lo que decía en forma de desagrado. No era mentira que tengo muchos hombres y mujeres que sienten atracción por mí, pero no me interesa por nada el relacionarme con nadie. Ella no sería la excepción.

Intenté alejarme un poco, pero se acercaba, cada vez que me alejaba. Me estaba poniendo nervioso, no es nada fácil para ella el esconder su rostro colorado por… ¿vergüenza?

—Puedes dejar de invadir mi espacio… por favor. —Ella se alejó, pero solo un poco, seguía muy cerca de mí.

Trague saliva, sentía mi garganta secándose. Y después de mucho tiempo se cohibió. Se quedó callada tanto tiempo que pensé, se había quedado muda.

<<¡Intenta decir algo!>>

—Eres agradable, si no quisieras de verdad hablar conmigo, quizá me hubieras dicho algo hiriente o te hubieras alejado sin más, pero aquí estamos ambos. —Dijo al fin.

<<Genial, ella siempre tiene que romper los silencios>>

La miré de reojo mientras ella rápidamente atendía al conejo que le pedía su atención. Era verdad lo que me decía, nunca me alejé ni la he rechazado desde el primer momento en que me dirigió la palabra.

En su momento pensé que era por motivo de amabilidad, pero creo que ahora es por otro motivo.

—Tochtli —Ella me miró perpleja. —Me caíste bien, mi nombre es Tochtli —Su rostro seguía perplejo, pero con una enorme sonrisa, miré hacia otra dirección, sentía calor en el rostro. Restregándome la nuca, continúe. —Discúlpame si no me presenté antes. —Ella se miraba muy conmovida.

—Por favor no llores.




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