Huellas Fragmentadas

10 alimento

—Explícame esta parte del informe, que no es coherente. —Escuché su voz, pero no dejaba de ver mi celular fijamente. Frente mío tenía la computadora y a Otis. Aunque en realidad por debajo del escritorio miraba la pantalla oscura del celular.

<< ¿Por qué anoté el número?>>

—¡Te estoy hablando! — Me asusté tanto que por poco y dejo caer el celular.  
—Ahhh, si ya te escuché, pero no tienes por qué gritarme.      
—No, no me estás escuchando, estás idiotizado con el maldito celular.
—No lo estoy, estoy centrado en la computadora.         
—Si, si lo estás, no sirve de nada lo que llevas de trabajo desde hace una hora —hacía ademanes, manoteaba el aire y si fuera posible echara humo por todos los orificios de su cabeza —, desde hace tres días que no dejas de mirar el celular, pero no interactúas con él, ¿esperas una llamada?

—No.
—¿Entonces? —Solo lo miré avergonzado.   
—Es que…. —me rasque la cabeza con desesperación, como si tuviera piojos, en realidad no quería decirle lo del número y su posible relación con Evelyn, quizá parece demasiado obvio que ella lo escribió, pero ¿y si no?, tenía demasiadas dudas como para llamar o mandar mensajes —, ¿qué carajos quieres? —Tomé unos documentos que tenía sobre el escritorio y fingí leerlos, luego lo miré y sí, me miraba fijamente con los ojos entrecerrados molesto. Su expresión me quería exprimir la verdad. Pero así es él cuando sospecha que me traigo algo entre manos. ¿Probablemente es mi indicador de dejar de convivir tanto juntos?, ¿David no estará celoso?

<<Creo que ese comentario está por demás>>

—A veces eres muy irritante, ¿lo sabías?

—Y tú, eres un desgraciado.

Sonreímos al mismo tiempo, Otis podrá ser todo un “desgraciado” pero es mi mejor amigo.

—En un momento te reimprimo el archivo, solo permíteme corregirlo.
—Solo tienes que prestar más atención a lo que haces, Tus errores a comparación del resto del equipo en realidad son nimiedades.

Es sincero, cruelmente sincero, pero todos saben que no es su intención el hacer daño a nadie y menos ofender, Otis es más hombre y caballero de lo que podría a llegar a ser yo, más caballero que hombre para ser exactos.

—De lo que terminas, iré a comer algo. Y ya deja ese teléfono que te dejara idiota.    
—Ujum —Un clip de papel me cayó justo en la lente de mis gafas, reaccioné como cualquier persona.

—¿¡Qué fregados! —me quité los lentes y comencé a revisarlos a contraluz.

—No has comido nada.                   
—No, ¿y qué?           
—Vamos a comer.

—Pareces mi madre —Contesté colocándome de nuevo los lentes.     
—Pues eso es bueno, que tengas gente que se preocupan por ti, así como te comportas de imbécil en ocasiones, en tu caso, eres afortunado.

<< ¿Debería de sentirme mal o agradecido por su comentario?>>

—En verdad discúlpame, pero tendré que rechazar tu propuesta, tengo mucho por hacer.       
—No te hagas el idiota, tienes demasiado trabajo avanzado, solo revisas detalles, deja eso y vamos.        
Odio cuando Otis y mi madre tienen razón, solo suspiré resignado, apague la computadora y me levante, tome el celular y fuimos a comer.

La comida fue tranquila, conversamos del trabajo, revisamos en los comedores algunos detalles con otros compañeros, eso fue bueno, pudo mantener mi mente alejado del celular, pero no pasó mucho tiempo hasta que Otis me preguntó por la hora, tomé el celular y de nuevo recordé, cabellos blancos y orejas largas.

—¿Qué te pasa?        
—¿He?

—Te quedaste idiota de nuevo en el celular.
—No es verdad, te di la hora —me enarcó las cejas.

—No lo hiciste y no discutiré contigo por esa estupidez, ya dime que es lo que tanto te hace mirar el celular.

Me desparrame en la silla, era algo incómoda, no quería decirlo porque reaccionaría igual que mi madre lo hizo, no estoy listo para tener a alguien más atosigándome por cosas tan estúpidas como el marcar al dudoso número de una chica que apenas conozco y si acaso, es un número de celular de algún desconocido; pero no podía lidiar con su estúpida mirada, gesticulaba de maneras que podrían poner incómodo a cualquiera. A lo largo de mi vida he sentido mucha presión por muchas cosas, pero nunca, a como me presionaba Otis. Sin embargo, me impresiona que a estas alturas David y Otis no estén enterados aún de la existencia de ella por culpa de mí madre.

<< ¿Por qué no les ha dicho aún?>>

Volví a mirar el celular en mi mano, pero terminé arrojándolo a la mesa, di un gran suspiro y …

—Es una chica.

<<Listo, lo hice, ya está, se acabó mi tranquilidad, ahora en el trabajo también tendré que lidiar con ella>>.

La cara de Otis pasó de estar completamente serio a gesticular de maneras que no creo poder describir, pero todo era de ¿felicidad o emoción?, supongo es lo mismo, no lo sé, pero lo que me hizo entrar en pánico fue cuando se levantó de la silla y se me acercó, levantándome con un gran abrazo, casi aventó la mesa al suelo, creí me rompería un par de costillas. Cuando me soltó, me dio unas palmadas en la espalda, carajo mis pulmones, estaba avergonzado, sentía calor en las mejillas, busque al tanteo mi asiento, pero solo para mantenerme de pie.
—¡Al fin lograste superarlo! —Otis No cabía de emoción, pero llamaba demasiado la atención. Muchos nos miraban curiosos.




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