Huellas Fragmentadas

12 agresividad

Por una vez, después de mucho tiempo, dormí tranquilo. Por primera vez en mucho tiempo mi mente no daba vueltas y tampoco me sentía “vacío”. La cama estaba tan deliciosa que sentía como la cobija y la almohada me abrazan y me enredan a no levantarme, me encontraba en un mundo de algodón de azúcar. La calidez que el vientre de Tyson me daba a los pies, sumaban puntos de confort. Era mucha paz, era tanto que simplemente quería quedarme así para siempre.

Me despertaron muchos pajarillos que cantaban en mi ventana. Ventajas de ser mi propio jefe, bueno quizá algunas ventajas, Otis no tardó en llamarme. Quería que me presentará a la oficina, pero me negué. Quería tomarme el día para poder salir con Evelyn. Tenía unos cuantos días sin verla y sin pasear a Tyson, aunque mi madre lo hiciera por mí, esta vez quería hacerlo yo.

Evelyn y yo hemos estado hablando por llamadas y mensajes. Y pactamos el día para poder pasar el rato. Ella en muchas ocasiones me ha comentado que tiene ansias por verme, pero de mi parte, no estoy realmente seguro. Me siento cómodo con ella, quizá al principio no era así, pero ahora…

Escuché mucho movimiento en la cocina. Al sentarme en la cama, las aves volaron rápidamente, Tyson me miró, pero no se movió. No sabía exactamente la hora, pero me levanté y me dirigí a la cocina. Tengo el antojo de un desayuno simple y un café, un par de cigarros también va incluido como postre. Solo pude tomar el celular mientras cocinaba y releer en varias ocasiones conversaciones con Otis y Evelyn. Trabajo y recreación. He cumplido de cierta forma el darme tiempo para mí y mi familia como había prometido. En mi última conversación con Eve, mis respuestas se veían estúpidas, pero no podía evitar sonreír tontamente a una pantalla…  
—A fumar fuera de la casa —Levanté la mirada del celular y vi a mi madre con un termo en la mano y su bolso en la otra. Su concentración estaba a mil por hora por toda la sala, pero fue capaz de mirar que opte por empezar el día por el postre.

—Lo siento, ¿Ya te vas?           
—Sí hijo, se me hizo tarde, tengo otra junta con los padres de familia —la mire fijamente mientras rebuscaba en su bolso lo que fuera que buscara —, ¿Has visto mis llaves?

— Estaban justo en la barra de la cocina anoche.            
—Cierto — saltó desde donde estaba hasta la cocina y tomó las llaves para luego salir corriendo.

—Suerte.

Mi madre regresó a darme la bendición y un beso en la frente, fue gracioso porque tuvo que ponerse de puntillas y sostenerse de mi brazo, solté una risita y ella me devolvió la sonrisa junto con un pellizco en el brazo.    
—¡Ay!.
—No te burles de tu madre, ¿te veré para la cena? —Su rostro era como de un perrito suplicante.
—Si, no te preocupes, si quieres hoy yo hago la cena, me tomé el día —Su expresión fue linda y llena de orgullo.           
—¡Si!, ¡me apresuraré para llegar temprano!, y ponte algo, te vas a enfermar.
—Andar sin camisa, exhibiendo este vello de hombre es la onda.

Sus ojos pasaron a escanearme de arriba a abajo, con una amplia sonrisa burlona.        
—Te vas a enfermar, vístete, y ya eres un viejo, mis alumnos no usan esa expresión de la onda.  
—¡Que todo salga bien! —Le abrí la puerta y ella salió apurada, la mire mientras salía por la cochera y el cómo se despedía.

Regresé a la cocina y escuché que mi teléfono llamaba. Contesté apresurado sin siquiera mirar el número en la pantalla, pensando que era Eve. No, no era ella.  
—¿Hola? —Suspiros, sin colgar revise el número del extraño al otro lado de la llamada. Los suspiros se convirtieron en jadeos muy fuertes que no era necesario poner el altavoz o colocar en mi oído el teléfono como para escucharlo. —, ¿Hola? —Insistí molesto, instante en que se hizo un silencio sepulcral. Mire aún más confundido la pantalla, como si esa acción hiciera que de pronto la otra persona respondiera. Esta vez encendí el altavoz, pero continuó la llamada en silencio; de nuevo insistí aún más encabronado.

—¡¿Hola?! —De pronto, cuelgan.

<< ¿Qué carajos?>>

Tyson me dio un susto horrible al ladrar por la ventana, sabrá dios quién o qué era lo que ladraba, a su vez, el celular comenzó a sonar nuevamente, revisé y era el mismo número, pero esta vez no contesté. Arroje maldiciendo el celular al sillón, sentándome sobre la mesa de centro tenía el ángulo perfecto para mirar fijamente como vibraba y brillaba por las extenuantes llamadas. Hasta que por fin paró.

<< ¿¡Que Carajos!?, ¿Como se supone que debo de tomar eso?, ¿Remarco?>>

Remarque al número del imbécil gracioso que quiso pasarse de listo. Tendría que ser una persona con malas intenciones puesto que nadie quien conozca hace bromas telefónicas y menos bromas estilo Scream. Evelyn me ha hecho muchas bromas, pero su estilo es más insignificante y cursi.

Inútilmente continúe mi día como si aquello nunca hubiera pasado, puesto que me mantuve alerta al celular a todo momento. Preocupado, consternado, dudoso, quizá asustado. No lo sé.

Aquel episodio espero no se repita.

Eran aproximadamente las tres de la tarde, el calor estaba en lo más fuerte del día, así que encendí el aire acondicionado del coche. Llevé conmigo a Tyson para que me acompañara a comprar lo que necesito para la cena.

Al terminar las compras, creo que ya eran pasadas las cuatro de la tarde. Me percaté que estábamos cerca del parque, una sonrisa me invadió, puesto que llegamos a tiempo para encontrarnos con Evelyn.




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