Huellas Fragmentadas

15 Huellas

Llegue a casa. Esta vez mi madre estaba fuera junto con Tyson esperándome.        
Escondí mis manos en los bolsillos del pantalón para que no mirara que ahora están peor de lo que ya estaban. Bajé del coche, pidiendo a todos los cielos que la oscuridad de la noche me ayude a esconder mis manos ya que aún en mis bolsillos se veían como un bulto enorme.

<<Ojalá su escáner de madre no logré detectarlos>>

En realidad, no tengo ánimos como para dar explicaciones. Involucraría a Evelyn y por el momento no considero buen momento para hablar de ella. Me acerqué lento y con cautela hacia donde mi madre, Tyson corrió a saludarme mientras brincaba animado. Me asusté un poco porque no quería mostrar las manos. No aún. De alguna manera Tyson se tranquilizó rápido. Por lo que me permitió acercarme sin problema. Nos sentamos los tres en el pequeño escalón de la puerta principal, manteniéndonos en un largo silencio. La miraba de reojo, ella solo acariciaba a Tyson de tal manera como si ella misma tratará de consolarse, miré el suelo fijamente hasta que ella rompió el silencio.

—No quise presionarte.       
—No te preocupes.

—Solo no quería ir sola, no tengo el valor. —Solté un quejido parecido a una risa.           
—Eres la mujer y persona más fuerte que conozco. Nuestra conversación tenía un semblante tranquilo, pero a la vez tensa. Ella hablaba con un tono suave y dulce, y yo en cualquier momento me quebraría. Me removí en mi lugar para tratar de estar más cómodo.

—Entiendo por qué no quieres saber de tu padre.

Comenzaba a sentirme inseguro, ya quería terminar la conversación y al parecer ella percibió eso, ya que me sujetó del brazo, para evitar mi típica huida. Me tensé ante su agarré, pero fue más porque notara mis manos y no tanto por el tema de mi padre.

—Pero no quiero verlo por lo que crees, solo quiero verlo porque ha estado solo demasiado tiempo.      
—Merece su soledad.           
—Hay castigos terribles en el mundo, pero ¿no crees que ya tuvo suficiente?, quizá no sobreviva.
—No me importa si muere, además, ¿Por qué te llamarón a ti?.     
—Solo tenían mi contacto, de nadie más.

<<Por ningún motivo la mires a los ojos o perderás la razón.>>
—Claro, no tiene a nadie más que a ti. —Mi comentario sonó más a ataque que a sarcasmo.

—Eso es obvio.         
—¿Lo es? —Estaba molestándome nuevamente, pero aún así la miré muy a pesar de mis regaños internos de no hacerlo, pero en su rostro reflejaba el mismo coraje que yo sentía, aunque también mostraba compasión. Era extraño.       
—Pensé que ya jamás sabríamos nada de él, pero ten por seguro algo, no esperes que lo perdone nunca, ni, aunque la muerte se encuentre sobre su cabeza —esta vez soltó mi brazo.  
—No espero que lo hagas, la sangre no te obliga a amar a nadie y tampoco a perdonarla.

Hubo silencio nuevamente. Mi madre es fuerte. Me enseñó a ser valiente y fuerte como ella, pero es claro que es más valiente y atrevida que yo. Ella tiene la fortaleza de mirarme a los ojos y decir que quiere verlo, ignorando totalmente el pasado. Y yo que no puedo escuchar siquiera su nombre.

— Iré mañana por la mañana a verlo, con o sin ti. Sentenció. Ella era de dar ultimátum, así como de Otis arrojarme cosas. Se puso de pie con la intención de dejarme solo. Tyson fue el primero en entrar a casa.

—Dame más tiempo para pensarlo, no quiero que vayas sola.

—No sabemos cuánto tiempo le queda.

Carajo. Tomar una decisión de esa magnitud no es tan fácil. No creo que alguien en mi lugar tome una decisión sabia de un momento a otro. Quizá la vía más sencilla es optar por dejarla ir sola, pero en mi caso no lo considero así. Ponerme por sobre mi madre no es lo mío. Independientemente del tema a considerar, pero también sería egoísta de su parte el no considerar mis motivos. Está claro que me lo pide a mí, por ser el hijo de ambos y por ser la única familia que le queda a él. Incluso para mi madre. Considerar a Otis o a David no es opción.

<<Carajo, pensar en ellos como mi reemplazo me da un mal sabor de boca>>     
—Dame hasta mañana, Tengo la noche para pensarlo.

Mi madre miraba el interior de la casa insatisfecha por mi solicitud. ¿Insatisfecha?, ¿por qué?, ¿Por qué no voy gustoso y ella sí?, ¿Ella va gustosa de verlo?, ¿Es por qué iría a rastras si es que decido ir con ella?, No lo entiendo, tengo más preguntas rondando por mi cabeza, pero molerle los sesos cuestionando tanto quizá me termine llevando al hospital junto con él. No es opción. Muchas preguntas sin ninguna puta respuesta no me llevan a ningún lado para solucionar esta situación. Mi madre se mantuvo en silencio unos momentos antes de responderme.
—Está bien hijo —Se regresó a acariciarme el cabello, con sus dedos me peinaba y acariciaba mis mejillas. Sus manos suaves y cálidas me inundaban de paz. Hubiera querido tomar también sus manos para mostrarle que no estoy tomando decisiones a lo estúpido, pero no podía.

No en esos momentos. Cuando me quedé solo en la entrada de la casa. Medité un poco sobre el pasado, mi padre, mi madre e incluso todo lo que hemos vivido desde la última vez que nos vimos. Intenté con todas mis fuerzas alejar el odio y el coraje de mí. Reemplace el coraje que sentía por la indecisión y si… un poco de miedo.

 




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