Hulder: El condenado

Capitulo 04

Kitty era Kitty. Toda su habitación era rosa y fucsia, al igual que su vestimenta, lo único que salía de ese mundo de fantasía era la chaqueta de baloncesto de su novio, Emmanuel. Los señores Harrison habia salido hacia California de vacaciones, su hija le demostraba tener madurez y responsabilidad de cuidarse sola sin hacer escándalo en el barrio francés, los balcones de las casas lucían sus banderas de colores; rojo, blanco y azul.

No sé cuánto tiempo estuvimos haciendo una maratón de películas de terror. Iván no dejaba de gritar, nunca conocía a un chico tan miedoso como él, incluso tenía ese efecto de tensión que duraba dos días, y sus amigos tomaban esas situaciones haciéndole bromas.

Eran cerca de las tres de la madrugada, Iván tenía que irse y nos pidió que lo acompañemos hasta el auto, tuve que hacerlo al igual que Kitty. Iván nos saludo con una sonrisa, marchándose calle arriba hacia la salida de Brooklyn. Nosotras regresamos al edificio, me mantuve callada unos segundos.

-Ahora, decime que pasó con Emmanuel.- le dije recordando que mi amiga habían tenido un encuentro con su novio.

-Hicimos algo diferente a lo común. - comenzó a decirme con una mirada divertida.-Nos disfrazamos de Batman y de Gatubela en una convención de comics. Y, ganamos un premio para la siguiente presentación en febrero.

-¡Que romántico! -dije riéndome.- Me imagine algo más tradicional como una cena a la luz de las velas, mariachis y camino de pétalos de rosa.

Kitty sonrió.

-Te veo haciendo eso con el chico nuevo.- me dijo con una mirada picara. Fruncí el ceño.

-¿Hay un chico nuevo?- le pregunte confundida.

-Sí, es Mikael Kun.- me contesto.- ¿No lo has visto en la clase de Biología? Comparte muchas clases con nosotros, incluso está en la clase de Música.

-No sé, no lo recuerdo.- le dije pensativa.

-Es alto, y musculoso. Es muy sexy.- dijo mi amiga guiñándome.

Bajamos del ascensor, avanzamos por el pasillo hacia el final. Entramos al recibidor, las luces aun seguían encendidas. Kitty dejo las llaves en la mesa junto al espejo de cuerpo completo, seguimos hacia su dormitorio, ella bajo un futon del closet le puso ropa de cama y dos gruesas mantas rosadas. Nos acostamos, continuamos hablando un poco más.

En la mañana, Kristen había hecho un delicioso desayuno como café con leche, jugo de naranja y cereales de granola. Comí con gusto, halagando su gran talento culinario. Amaba tanto su comida que vendría todos los días para disfrutarlo.

-¿Qué harás ahora? Es decir, luego de lo que paso.- me dijo con cuidado.

Mi amiga tenía el cabello rubio, unas finas cejas y unos ojos verdes como el césped de primavera. Se sentó a mi lado haciendo equilibrio con la bandeja del desayuno que trajo a la habitación. Kitty tenía un aura anaranjado que brillaba, estaba involucrando su interés en poder ayudarme a salir adelante.

-Todo sigue, Kitty.- le dije con la boca llena.-Cambiare de trabajo, es agotador trabajar a la noche. Tantos imbéciles que quieren acostarse conmigo y George que es un abusador laboral.

-¿Tenes pensando donde buscar?- me pregunto comiendo un puñado de cereales.

-Dejare solicitudes en las compañías, y en algunos bares.- le conteste tomando mi vaso, suspire.- Es todo lo que hacemos. Trabajamos y estudiamos sin poder disfrutar el mundo.

-Eso es cierto.- me dijo mi amiga.- Te ayudare a buscar trabajo. Sabes que puedes contar conmigo. Eres mi mejor amiga, Laia.

-Lo sé, Kit.- le dije sonriendo. Trague saliva y suspire al pensar en el rostro inexpresivo de mi papá al morir, allí acostado en esa cama hospitalaria.- Lo sé.




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