Entro y la veo
Ella, tan pequeña y menuda
Con la vida en blanco y negro
Con una máscara en su cara la cual no oculta nada
Plácidamente tendida en mi cama
Levanta la mirada y me observa sin reparos, sin importarle nada, sin recriminarme nada aún sabiendo mis mayores secretos
Suavemente y con gracia se hace a un lado permitiendome un hueco junto a ella
Una noche más me cuidará de aquellos demonios que las sábanas no espantan.