Ella cargaba en sus manos un arco y una sola flecha
Extendió sus manos tensando aquel fino hilo que cargaba su muerte
En frente, el reflejo de quien más odiaba con todo su ser
No dudó
Sonrió por lo que iba hacer
Y deshizo su agarre sobre aquel fino hilo
Mil pedazos
La mató
Por fin
Y como prueba la sangre que teñia algunos de aquellos fragmentos que ahora descansaban en el suelo
No lloraba, sangraba
Sangraba de felicidad.