Huracán.

Capítulo seis.

He visto muchas de sus facetas.

Todas y cada una de ellas me impresiona cada vez más.

Pero también me asusta.

Antes de venir me pide que no me asuste, me repite mil veces que jamás me haría daño. Sé muy bien que actúa de ese modo para demostrar que no le afecta —cosa que yo se que sí— su trabajo.

Pero no puedo evitar asustarme cada que me encuentro en este lugar.

"Solo conmigo te encuentras a salvo, en este momento no podemos confiar en nadie. Serás prácticamente un chicle pero no será por mucho tiempo. No dejaré que nada te suceda, te lo prometo" Me dijo hace unos momentos en su apartamento.

Cada que entramos a este lugar su semblante cambia.

Su mirada cambia de ser suave a dura en menos de un segundo.

Pasa de observarme con ternura a hacerlo con una flemática seriedad.

Su mano abandona la mía y deshace el abrazo para caminar a mi lado con una frialdad impresionante.

Camina con seguridad conociendo cada pasillo de memoria, se acerca a una puerta y señala con seriedad, hago caso a su ademán y cierra la puerta luego de entrar. En ella se encuentra un hombre —que más bien tiene cara de adolecente como yo— con su mirada clavada en una pantalla, ahí, otro hombre amarrado a una silla se aprecia.

Me mantengo en silencio mientras me siento en el sofá del extraño cuarto.

Evan habla —o más bien ordena—:

Dominik, cuida de ella mientras vuelvo. No tardaré.

El tipo —que ahora sé que se llama Dominik— asiente y murmura lo que aparenta ser un "Sí señor" antes de volver su vista a la pantalla.

Evan se acerca a mi y susurra: "Ya vuelvo, amor. No tardo, recuerda lo que te dije"

Y seguido de ello se aleja de mi y sale de la habitación.

Me encuentro sola con el tipo.

Trato de recordar con calma las indicaciones de mi novio.

"No hables con nadie."

"No preguntes nada."

"Quédate quieta donde te deje, no tardaré."

"Y, por favor. La más importante, sin importar lo que veas no dejes que alguien note que te afecta."

Salgo de mis pensamientos cuando oigo un ruido saliendo del monitor en frente mío. Dominik observa con atención y pronto yo también lo hago. Puedo ver con claridad al hombre amarrado a la silla.

Está lleno de sangre, parece estar muerto. Se abre una puerta y por ella entra Evan.

Mi Evan.

Posa su mano en la puerta recién cerrada y le da una sonrisa para nada amable al tipo antes de decir:

¿Qué no aprendes, Jones? —Dice alejándose de la puerta y caminando alrededor del hombre amarrado.

Su manera de hablarle y la forma en que lo mira me aterra, no me acoplo en verlo en esa faceta. Así lo vea desde una pantalla no es sencillo ver como el chico dulce se vuelve un hombre frío y sin escrúpulos.

Malditamente cruel.

Sé que va a golpearlo, sé que va sacar la mierda de su cuerpo. Pero no sé si este segura de querer verlo.

Ríe.

La forma en que lo hace se oye tan despiadada que cada parte de mi cuerpo se estremece.

Alzo mi vista a la pantalla y en ese momento lo veo agarrar al hombre del cabello para acercarse a su oído y amenazarlo.

Que diga lo que sabe si no quiere volver a ser torturado por él, que está siendo bueno pero que su paciencia se está acabando.

El hombre inmediatamente comienza a llorar, suplica que no quiere más torturas. Dice que no sabe nada y suplica una y otra vez mientras Evan da la vuelta para coger con un cuchillo de la mesa y acercarlo a las manos del hombre.

Sin previo aviso empieza a cortar uno de sus dedos.

Dejo de mirar la pantalla para tapar mis oídos, no quiero seguir escuchando las suplicas del hombre pidiendo que pare.

No había notado que Dominik se había levantado de su silla y se había acercado al pequeño refrigerador que se encontraba al fondo. Saca una botella de agua y una lata de cerveza, se acerca a mi ofreciéndome el agua.

Agradezco secamente al mismo tiempo que me mira con pena antes de alejarse y volverse a sentar en su lugar.

Lo único que quiero es que todo esto acabe pronto.



 

Connor.
 

Muchas veces en la vida solo deseas un buen café, paz y una bonita compañía en cama mientras intentas pasar un buen rato viendo alguna serie o película.

¿Qué obtengo yo? Un molesto mejor amigo que es un dolor en el culo desde muy temprano.

Y mi muy temprano es a las cuatro de la tarde.

—No.

—Sí, vas a acompañarme.

—No.

—Es a las ocho. Te quiero listo temprano.

-No.

—No te pregunte si querías ir o no —Murmura con burla—. Iremos y no puedes contradecirme.

—No.

Deja su laptop de lado y con fastidio responde:

—Baker, si te comportas dejarías de verte como un niño malcriado e imbécil.

No respondo. Posiblemente pienses que soy estúpido.

Quizás creas que me estoy comportando como un chiquillo inmaduro y no como un hombre de veinticinco años.

Pues sí, es así, no te lo voy a negar.

Parezco un chiquillo estúpido.

Pero no soy más inmaduro que el bastardo que tengo en frente. Pues solo a él se le ocurre conseguir una cita en esos sitios extraños de internet. Muy Creepy.

—¿Por qué no sólo buscas una en la calle en vez de obtenerla en la Deep Web? —Cuestiono con recelo.

—¿Por qué no solo vas conmigo y dejas de quejarte como un niño? —Refuta con fastidio, razón por la cuál decido tirar la almohada a mi lado en dirección a su cara.

—¿Por qué no eres más normal? —Respondo.

Hay veces en las que me digo:

"Alejandro, ¿Por qué eres tan molesto e idiota?"

"Alejandro, ¿Por qué no sólo dejas tanta seriedad y disfrutas con cualquier mujer?"




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