LO RECUERDO
Rareza en el ambiente. El aire entra y sale de mis pulmones inquietos. Miro a través de la ventana. Todo se detiene y mi mente despierta.
Sin aliento. Se multiplica el latido en mi pecho por un leve tirón. Ojos marrones profundos con algo diferente que nunca pude identificar. Un segundo bastó. Sin ninguna palabra te impregnaste en mi mente.
Fugaz voz en mi mente. Ese pequeño impulso caótico que me lleva a ti sin razón. Mi alma se negó, me abstuve.
Solo un simple llamado de las emociones influenciadas por la culposa vista que me diste a probar.
Me resistí, sintiendo familiaridad irracional en mi alma. Admiro el degradado que comenzaba en el cielo. Mi lado vacío que emanaba frescura se reemplazó por calidez. Shot de adrenalina.
Tú como un sol, yo como la luna. Tarde o temprano se unen. Eclipse perfecto. Ambos aparentemente opuestos.
Conectados profundamente al rozar las miradas. Yo mirandote a través del reflejo del cristal y tú directamente. Cubro mi rostro con mi cabello morado, apenada de algo tan perfectamente insignificante y valioso.
En secreto, mis ojos se desvían a tu presencia magnética.
Mentalmente inquieta. Reflejo que me hunde en la necesidad de seguir el impulso que cada vez queman a mi piel. Naturaleza que me obliga a no actuar.
Simple coincidencia que me obligó a mirar a su lado sin disimulo. Calidez que me envuelve en tus ojos.
Sonrisa sincera que me atrapó sin volver atrás. Movimientos inestables y delicados, miro la pantalla sobre tus manos y por fin entiendo lo que tus ojos quieren gritar.
Desentierro a mi otra versión y sigo los destellos únicos que hay en el aire. Deseo. Eternidad. Palpable, punzante. Rompe el cristal en mí (supliqué).
Tranquilidad inquietantemente inusual. El caos parece olvidarse de llevarme consigo. Lo ahuyentaste.
Miradas azucaradas ilimitadas.
Inicio del fin.
¿Me hiciste una lobotomía?