"Nadie salva tu mundo, excepto tú mismo"
Kaiden Warren.
Mis pasos resuenan en la tierra húmeda. Luego de salir corriendo tontamente de Kaiden, me perdí de rumbo. He caminado por horas, y la noche empieza a oscurecer.
Mi vestimenta era muy cuestionable, considerando que estoy atrapada en el bosque. Llevo solo una falda café, con una chaqueta rosa debido a las advertencias de Jacob por si llovía y unas botas negras que parecen desgastadas de tanto caminar. No es como si hubiera pensado estar atrapada.
Estoy oficialmente perdida en el bosque. Pego un brinco en cuanto escucho lobos aullar, ¿acaso hay lobos o son perros? No estoy segura, pero lo único que tengo presente es que mi corazón late como una locomotora.
Mi ego me dice que si un lobo me ataca puedo agarrarlo.
Obviamente, es imaginación, de una sola mordida me comería sin dejarme replicar.
Miro a mi alrededor, pero no logro distinguir nada, la noche me ha alcanzado. Siento las primeras gotas caer por mi cabeza, era lo último que me hacía falta.
Voy a morir en este lugar sin haber visto mi primer trío.
Espera, ¿qué?
¿Te estás escuchando?
Mierda.
Debe ser el frío, me estoy congelando los huesos.
Escucho una voz a lo lejos con mi nombre, pero no puedo distinguir quién es.
¿Quizás es mi padre o mis hermanos?
Cierto. Había olvidado lo preocupados que deben estar. Eleanor y mamá deben estar muy alteradas, sobre todo lo que paso con Chris.
Chris.
Se fue tan repentinamente que no comprendo que fue lo que sucedió. ¿Quizás había sido intencionado? Es la única explicación incoherente que se me viene a la cabeza. Chris no tenía ningún enemigo, de hecho, se llevaba bien con todos.
Las personas a mi alrededor actuaban como si nada hubiese sucedido, y me pregunto todos los días el porqué. No necesitas actuar en frente de alguien que se le ha muerto un ser querido, basta en comprenderlo.
Una rama cruje a mi lado sobresaltándome. Agarro un palo que veo a un lado de un árbol y lo mantengo cerca de mí. Mi corazón late salvajemente.
—¡Sea lo que seas, antes de que me mates, te golpearé! —exclame decidida, apretando el palo. Trato de mirar dentro del arbusto, y de repente sale una pequeña ardilla. —Maldita ardilla —suelto el palo, poniendo una mano en mi corazón para calmarlo.
Sin embargo, alguien pone una mano en mi hombro, exaltándome. Me mantengo de espaldas, temo girarme.
Me había preparado mentalmente pelear contra un animal, hasta con un lobo. Pero, un humano de carne y hueso, masculino, de altura alta. Jamás.
Dos opciones rápidas:
a) Me giro, lo golpeo y corro.
b) Le piso la entrepierna y lo pateo.
c) Me giro, le lanzo mi puño y lo pateo.
d) Me agarra.
Mierda, no sabía qué hacer.
Él intentó hablar, antes de ejecutar mi plan, —Oye —musito, en el ruido de la lluvia no podía distinguir su voz.
Me giré cerrando los ojos para darle una patada en la entrepierna con fuerza.
—¡Joder, Gilmore! ¡Me acabas de romper! —se agarró su entrepierna gimiendo de dolor.
—¡¿Kaiden?! —inquirí, sorprendida. Era la última persona que esperaba encontrar.
—¡Sí, tonta!
Kaiden tiene una chaqueta negra gruesa con un gorro negro.
—¿Por qué demonios tocas a una persona sola en medio del bosque?, ¿quieres que muera del susto?
—Solo tenías que girarte, no tenías que golpearme.
—De todas formas, ¿Qué haces aquí?
Kaiden dejo soltar una risa seca.
—Obviamente que perdiéndome en medio de la nada. Es mi hobbie favorito.
—¡Kaiden! —reprendí.
—¡Te hemos estado buscando por horas, Gilmore! Regrese a casa tarde y nuestros padres estaban preguntando por ti porque pensaron que estabas conmigo. Luego, salimos todos a buscarte.
—¿Todos? —lo miré con curiosidad —. ¿Eso te incluye a ti también?
—No soy un bastardo, Gilmore. ¿Tengo una hoja de vida negra en tu mente?
—Pensé que ya lo sabrías.
—Ponte esto —antes de que pudiera decir algo, saco algo de su bolsillo colocando en mi cabeza un gorro blanco. Lo dejé hacerlo, no quería morir de frío por mi orgullo frente a Kaiden.
Kaiden nunca se preocupa por otros, desde que éramos niños ha sido así. Ahora por algún motivo milagroso muestra preocupación, pero el Kaiden Warren que conozco no es así. Dudo mucho que haya cambiado.
Una persona solo cambia si le ha sucedido algo, ¿quizás ese sea el caso de Kaiden?
Lo observo detenidamente, Kaiden mira a su alrededor tratando de encontrar el camino de vuelta.
—¿Sabes el camino de vuelta?, ¿no?— pregunté, al ver que parecía más perdido que yo.
—Normalmente, cuando se rescata a una persona, no se fija en el camino de vuelta.
—No has hecho nada, Kaiden. Seguimos iguales —alce las manos, exasperada.
Me encamino rumbo en una dirección.
—¿Qué haces? —dijo de inmediato corriendo detrás de mí.
—Camino.
—No seas tonta, ¿A dónde vas?
—Caminaré hasta encontrar un camino.
—Está lejos la casa, debemos encontrar un refugio donde pasar la noche.
—No dormiré cerca de ti.
Escucho que suelta un gran suspiro, —Mira, Gilmore. Eres la última persona que pensaría en hacer eso.
Me volteé en cuanto término la palabra, —¿Hacer qué?
—Dormir a tu lado.
—Oh — musité, al ver que miraba a un lado perdida en mis pensamientos, me señalo.
—¿Estabas pensando en algo más? Puerca —dijo con hastío.
Quite su dedo acusador de una estocada para seguir caminando.
—No recuerdo que haya algo que no se moje en este lugar.
—Yo sí —musito.
—¿Qué?
—Una cabaña. Mis padres la construyeron hace años. Está completa, solo que está abandonada, hay pocos muebles porque a mi madre no le gusto, dijo que el ruido de los lobos era escalofriante.