Ojalá los juegos de niños fuesen eternos, la niñez durara más tiempo, el crecer y hacerse mayor es el anhelo de muchos niños, no llegándose a imaginar lo que esto conllevaba a un futuro. Los juegos de niños se convierten en algo más serio de lo que pensaban. Sobre todo cuando los sueños se vuelven una relación más allá de amistad.
...
Analizaba una y otra vez la castaña, sentada en la rama de un árbol, mirando el lago frente a sus ojos, notando pequeñas hondas en el agua, al ser removida por los patos del lugar. Disfrutaban del lago, necesitaban de ese líquido vital en su vida. Revoloteaban y enjuagaban sus picos con tal afán, que incluso la castaña tuvo que reprimir las ansias de lanzarse al agua, dejar todas sus preocupaciones a un lado y ser como esos pequeños animalitos. Sin inquietudes al crecer.
-"Crecer no significa que dejemos de ser niños"
Sus palabras regresaban a su mente, dándole una fuerte cachetada. De niña siempre había imaginado con crecer, hacerse mayor, tener un trabajo estable y formar una familia. Algo que su mejor amigo siempre le reprochaba.
-"No vivas en el futuro, cuando no puedes vivir ni tu presente"
Había dicho con seriedad aquella vez.
Negó con la cabeza, cerrando los ojos con fuerza. Aun podía escuchar su voz, a pesar de que habían pasado diez años de aquello. Mentía si decía que no había pensado eso cada que podía. Pero ahora, en sus palabras, en sus ilusiones de niña, todo se había esfumado de un momento a otro. Sus sueños se distorsionaron, su futuro era incierto. No sabía que había hecho para merecer aquello, pero estaba sucediendo.
Ella siempre se había caracterizado por ser una chica alegre, hiperactiva, energética y sociable. Más ahora solo en su mente se proyectaba la escena de hace unas meses atrás. Doliéndole profundamente en su pecho, alojándose en su corazón y mente. Derramando lágrimas amargas.
...
Todo había comenzado muy bien, se encontraba en su habitación, aburrida, había logrado hacer los quehaceres de la casa en un tiempo exorbitante, tanto para ella, que a pesar de que solo eran las dos de la tarde; ahora no sabía qué hacer, su madre se encontraba trabajando, su hermano hace mucho había desaparecido de sus vidas, dejándole un vuelco en su interior. Le había dolido su partida, pasaron meses sin saber nada de él, hasta que se había resignado, no trataría de recordar a alguien que se fue de su vida sin motivo alguno.
Su único consuelo había sido su mejor amigo, había pasado la noche con ella, dándole su apoyo incondicional. Acariciando su cabello con delicadeza. Aquel gesto, aquella caricia había marcado el inicio de algo nuevo para ella, algo que no sabía que estaba plantado allí desde pequeña.
El sonido de su celular captó su atención, tomándolo al instante con parsimonia. No tenía apuro para hablar, quien quiera que fuera le reconocería la voz.
-Rut...
-Andrew... -En sus labios se formó una amplia sonrisa, levantándose de la cama en un salto. Le deleitaba escuchar su voz.
-¿Tienes planeado hacer algo en la noche? -la voz del chico se escuchaba tímida del otro lado de la línea, recordándole a la chica la clase de persona que era su mejor amigo.
Con ella era tan diferente a como era con las demás personas. Y eso le gustaba. Ella era un trato aparte de los demás.
-No, esperaba que me llamaras para saber qué hacíamos -. Suelta una risa al escucharse, mordiendo su labio.
-Tengo una fiesta en la noche por la universidad, y debemos llevar pareja... -El corazón de la castaña palpitó con fuerza. No daba crédito de lo que oía. ¿Acaso su amigo la estaba invitando a ella aquella fiesta?
-¿Sí?
-¿Quisieras ir...
-Ven a buscarme a las seis, estaré lista -, Interrumpió sus palabras. No podía esperar más. Estar con su mejor amigo era lo que la sacaba de su vida monótona y sin sentido.
Su futuro, ese que había pensado de niña y que su mejor amigo le habíareprochado, no era como lo imaginó. Era incluso mejor, si estaba a su lado.Quitando esos pensamientos de su mente, colgó, caminando al armario, debía prepararse para la noche.
...
Los ojos del chico se clavaron en ella, examinándola con la mirada al abrir la puerta de la vivienda, no daba mérito de lo que lograba ver, poniendo cada vez más nerviosa a la castaña, logrando que se cubriera su escote.
>>Tal vez fue demasiado<<
Pensó, con la vergüenza reflejada en su rostro. Había optado por un vestido negro largo de satén, con un leve escote en sus pechos, y espalda, acompañado por unos tacones plateados. De su cuello pendía aquella joya de oro, con un dije de su inicial, reglo de Andrew en su cumpleaños.
El castaño no podía salir de su ensoñación, mirándola por facciones de segundos cada parte de su cuerpo. Rut se sentía avergonzada, examinada de pies a cabeza por su amigo, el cual dejó su vista puesta en sus labios rojos. Tragó seco, inhalando y exhalando. Mordiendo su labio nerviosa.
Acto que provocó que Andrew negara. No le gustaba que su amiga hiciera tal cosa. No porque no le agradara, sino porque ese gesto había comenzado a hacer estragos en él hace poco.
-Rut... Estas...
-Es hora de irnos -. Sopesa la chica con nerviosismo, esperando que sus palabras sirvieran para que Andrew dejara de ver sus labios. La estaba logrando poner nerviosa.
El chico mueve su cabeza de un lado a otro, apartando esos pensamientos de su mente, Rut tenía razón, debían irse, no quería llegar tarde, en realidad, ese no era su fuerte. Con un pensamiento más claro en su mente, extendió su mano hasta ella, la cual lo toma sin rechistar.
Aquella noche, había marcado algo nuevo, un sentimiento de culpa para Andrew, pero uno de decepción para Rut. Andrew la había presentado como su amiga a sus compañeros de clases, cuando uno de ellos le había preguntado. Rut sintió como su corazón se desilusionaba.