I Still Love You

Friends |Parte 3|

 

No podía comprender que le sucedía, ese día no era ella. Se sentía cansada, dolorida, no recordando lo que había pasado la noche anterior, solo que se encontraba en un bar. Un bar al cual había ido a solas, era normal aquello en la ciudad, total era mayor de edad y podía hacer lo que quisiera después de clases.

Aunque no lo vio en todo el día, podía decir que lo tuvo presente en su mete, recordando cada detalle de aquella fiesta, el día que había comenzado su angustia e inquietudes. Normalmente nunca se habría preocupado por tan insignificante detalle, pero aquella noche le había dolido esa simple palabra.

Amigos...

Una palabra con mucho peso y significado. Pero que ella no quería aceptar, hace tantos años solo tenían ese título que ahora lo miraba como cualquier cosa. Sin embargo ahora, ahora ella se sentía sola, herida por no poder ser más que solo... Amigos.

Su cabeza dolía con fuerza, su cuerpo temblaba sin control, sintiendo un sabor amargo en su garganta. Se levantó como pudo, trastabillando al baño, se sitúo frente al espejo y se miró con miedo, un miedo reflejado en sus ojos desde aquella noche, angustia, pánico.

¿Porque?

Tal vez porque su amigo no la consideraba como algo más.

No lo supo, quería saberlo, más su mente ahora no estaba a su favor, volviendo su mirada al frente, examinándose inquisitivamente cada rasgo de su rostro. Sus mejillas sonrojadas, tal vez por el exceso de alcohol de la noche anterior, su cabello enmarañado, asemejándose a un nido de pájaros mal estructurado a punto de caerse de la rama de un árbol en cualquier momento. Sus labios resecos, y en sus ojos se encontraban la perceptible marca de unas ojeras por el trasnocho. En resumen, era un asco.

¿Qué pensaría su madre al verla de ese modo? De seguro le reprocharía su comportamiento irresponsable. Pues la conocía bien, a pesar de no pasar tanto tiempo con ella, del que le hubiera gustado. Pues, ella no había conocido a su padre, pero estaba segura de que no era el mismo padre que el de su hermano, pese a eso nunca le importó. El padre de su hermano estaba muerto, y el de ella... No sabía quién era, debido a esto, su madre tuvo que optar por trabajar, dejando la mayoría del tiempo sola en casa. Aprendiendo a valerse por ella misma, aunque en ocasiones, no podía estar sola, no quería y por ello su mejor opción era su amigo.

Quitó esos pensamientos de su cabeza, entrando a la ducha, esperando que el agua fresca aclarara sus pensamientos de la noche anterior, pese a ello, solo le llegaban pequeños flashback de lo ocurrido, aunque nada en concreto. Limpio su cuerpo hasta que se sintió enjabonada y pura de nuevo, llegando a su mente un recuerdo que la había dejado sin habla. Con paso apresurado entró a la habitación, miró a cada lado, llena de temor, buscando algo, o en este caso a alguien...

-No era verdad... -Susurró en un hilo de voz, acomodando su toalla alrededor de su cuerpo, aun destilando agua en el suelo de la habitación.

Pasó sus manos por su rostro negando. Todo había sido producto de su imaginación. Con resignación y los ánimos por el suelo se dio la vuelta buscando en su armario su ropa, necesitaba salir y despejar la mente, aunque su cabeza doliera. No podía solo quedarse en casa, pensando en lo que había pasado, no sabiendo si era verdad o simplemente una ilusión óptica.

Una vez tuvo su ropa en la mano, caminó hasta el borde de la cama, dejándola reposar por unos segundos en ella. Colocó sus manos en sus caderas, echando su cabeza hasta atrás.

-No estuvo conmigo esa noche. No fue a buscarme -. Por cada palabra que decía, sintió como su corazón daba un vuelco, doliéndole. Su mejor amigo no había acudido a su llamado. Y eso era peor que, su hermano se haya ido. No quería más decepciones de las personas que quería... -Andrew... ¿Qué nos pasó?

Quitó su toalla de su cuerpo, sin importar que vieran su desnudez, total, las cortinas estaban aún cerradas, y en su casa no había nadie, qué más da si se paseaba desnuda por su habitación.

Pensó con sencillez, más no contó con un detalle...

La puerta de su habitación fue abierta de golpe, asustándola, dejándola en shock en su lugar.

-¿Quien...? -Sin poder evitarlo, sus mejillas enrojecieron, su pulso se aceleró de una forma exorbitante. No podía creer lo que sus ojos miraban. No era cierto...

Frente a sus ojos se materializaba la figura alta, y varonil de su mejor amigo, con una bolsa negra pequeña en sus manos, estático en su lugar, paseando su vista por el cuerpo desnudo de su amiga. Enrojeciendo en el acto.

-Rut... -sin poder evitarlo, sus ojos se habían posado en su cintura, subiendo cada vez más. Cerró los ojos avergonzado, apartando la mirada con rapidez de ella.

-¿Qué haces aquí? -, quiso saber, cubriendo su cuerpo con la toalla que minutos antes se encontraba en el suelo.

-T-Tú me llamaste esta mañana... -Tragó saliva sin mirarla. Su pulso se aceleró de sobremanera, y no solo eso, había algo más, su cuerpo había reaccionado de una forma extraña, una sensación placentera que jamás había sentido... Pero que comenzaba a manifestarse cada que la miraba.

-Yo no...

-Sí lo hiciste, en el bar, estabas ebria, me llamaste y pediste que fuera a tu búsqueda -. Comentó lleno de decisión, sin verla. Aun se sentía avergonzado por la escena de hace momentos atrás. -Estabas del asco al traerte a la casa. No podías ni mantenerte en pie.

La mejilla de la chica se coloreó de un tenue color rojizo, no podía imaginar siquiera lo que había hecho la noche anterior y porque se había puesto de ese modo, que recordaba, no había tomado tanto para perder el conocimiento.

-No me acuerdo de nada -dijo ella procurando poner a trabajar su cerebro, para obligarlo a recordar aunque fuera un poco de lo que había hecho la noche anterior, sin embargo su masa encefálica no le ayudo mucho en ese instante, un espacio en blanco inundo su mente.




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