I Still Love You

Friends |Parte 4|

-Eva... -Pronunció de forma sarcástica sabiendo perfectamente que Rut odiaba que le llamaran de esa manera, el Hudson le devolvió la sonrisa viendo claramente como ella humedecía sus labios por unos segundos antes de posar sus suaves labios sobre los suyos, besándole tiernamente, siendo correspondida por él.

>>Los amigos no se besan en la boca<<

El cual perdió sus manos en su cabellera castaña y en su suave perfume, embriagado nuevamente por aquella sensación tan extraña y adictiva que sentía cuando le besaba, se sentía tan real, tan feliz, tan normal, cuando ella le besaba no podía importar nada más que ellos...

Rut solamente, tenía una forma de besar tan suya, que ella y nadie más que ella, podía volverlo loco.

Su perfume invadió todos sus sentidos, su suave piel, sus manos enredándose en su cabello, sus manos perdiéndose tras su ropa, Dejando por primera vez que una mujer le tocara de aquella manera, tan excitante como nueva a la vez.

Un beso en la base de su cuello le hizo que la piel se le erizara, todo aquello era tan... perfecto... tan nuevo... y tan...

-Prohibido... -Dijo para pronto su consiente, mientras la suave piel de Rut rozaba con la suya... Solo eran amigos...

Andrew abrió sus ojos hasta más no poder, mientras su consiente gritaba a todo pulmón lo incorrecto y malo que estaba haciendo, su cerebro mandaba órdenes a todo su cuerpo para obligar a detenerse, sin embargo solo sus labios, eran los únicos que lo obedecían.

No podía evitarlo, la amaba.

Ajustó su agarre de su cintura, acariciando su piel, sintiéndola de él y nadie más. Rut se estremeció, pasando sus brazos alrededor del cuello de Andrew, profundizando más el beso, sintiendo su corazón latir con desenfreno. Lo amaba, lo quería a su lado para siempre, quería demostrarle lo mucho que lo quería y era su oportunidad. Se apartó un poco de él, regulando su respiración. Andrew la miró con amor, con un cariño que jamás había visto reflejado en esos ojos marrones.

-Miller...

-Odio que me llames de ese modo. -Gruñe.

-Lo sé, y yo odio que me llames Eva. -Sonríe de lado. Olvidando por un momento su timidez para con él. -Andrew quiero... Quiero demostrarte que te...

Sabía a lo que se refería. Sabía a donde quería llegar. Admitía que él también lo quería pero no la quería dañar.

-Rut...

-Te amo...

>>Por eso anda ve e inventa otra palabra, no te creo. Porque los amigos no se hacen el amor<<

...

No, los amigos no se hacían el amor. Había sido un error muy grande que eso pasara, y Rut lo supo en aquel momento. Se sintió tan segura con él, cada caricia, cada beso roce y mirada que le daba. Se había confiado de ello, estaba segura de lo que quería en aquel momento de debilidad carnal. Se sentía amada por su mejor amigo... Y ahora ya no lo eran, esa palabra quedó pequeña en ese momento, recordándole a una vieja canción que había escuchado en su niñez del cual se aferraba a la realidad.

>>Amigos no por favor, porque los amigos no se hacen el amor<<

Una estrofa sencilla, pero con un gran significado y mucho peso en ella. Doliéndole por dentro cada una de las palabras entonadas. Ella y Andrew nunca se consideraron como amigos, al menos no desde que sus cuerpos habían comenzado a cambiar, cuando los chicos la buscaban a ella o las chicas a él. Sentían celos de la otra persona, un celo que no era de amigos, sentían cariño por la otra persona, un cariño fuera de lo fraternal y la amistad. Se deseaban con la mente, con los ojos, aunque su orgullo podía con ellos mismos, llevándolos a un abismo emocional, retrasándolo por años, más ya no podían, su cuerpo pedía a gritos, sus sentimientos salir, contarle, estar juntos, besarse, amarse. Llegando un punto de la historia que ambos dijeron. "Ya basta" No podían seguir dañándose de esa manera, se necesitaban en cuerpo y alma, tenían que demostrarse el amor que se tenían.

Aunque solo fuera una vez...

Rut caminó por el borde del lago, cada recuerdo que llegaba a su mente le dolía de gran manera. Miró nuevamente a los patos jugar en el agua. Eran tan libres...

Nuevos recuerdos llegaron a ella, ese recuerdo que jamás iba a olvidar, ese momento cuando se había entregado a él por primera vez, cuando toda su amistad menguó hasta el punto de desaparecer...

...

Las manos de Rut recorrían la blanca espalda del Hudson mientras sujetaba con su mano izquierda su cabeza, enterrando sus manos y jugando con su cabellera castaña.

Andrew le beso apasionadamente, como si el aire que le permitía vivir saliera de sus labios, el joven enterró sus manos en el cabello de ella desenredándolo, permitiendo que su coleta cayera ante la fuerza de gravedad.

Él mismo, paso sus manos en sus cabellos ayudándole a acomodarlo un poco. Rut sonrió avergonzada, sin dejar de ver sus ojos hipnotizantes, comenzó a hablar.

-Te ves hermosa -. Dijo el, con voz queda, sin saber bien, porque estaba diciendo esas palabras (muy poco propias de él), tan afectivas pero tan ciertas, una sonrisa ilumino el rostro de Rut, dejándola ver más hermosa si era posible, a los ojos de Andrew.

No se sentía avergonzada en ese momento, al contrario, le agradaba cuando su mejor amigo la elogiaba, lo cual era muy poco. Acarició su mejilla con delicadeza, atrayéndolo hacía ella.

-Y tu muy guapo, por eso te amo...

...

Amor... Tres letras, una palabra y un gran significado que engloba muchas cosas, sentimientos y verdades. Pensó que él le contestaría, esperaba que lo hiciera. Andrew solo la había besado, había tomado su inocencia, ella se lo había dado sin miramiento, ella lo amaba, pero él...

La trigueña soltó un leve suspiro, sacando su celular del bolsillo trasero de su pantalón, acomodó la camisa holgada que tenía puesta en ese momento, echando su cabello tras su hombro. Miró con cierto dolor la pantalla de su celular, detallando cada detalle, hora, fecha, y fondo de pantalla. Ella y Andrew, él la tenía tomada por la cintura mientras ella sonreía. Se la habían tomado un día antes de que él se separara de ella, hace dos meses y medio de que habían hecho el amor, hace dos meses y medio que él se había apartado de ella sin razón alguna, hace dos meses y medio que le dolía más que nada su silencio. Intentó llamarlo, localizarlo, incluso llamar a su hermana, pero nada resultó.




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