Ian: La Humanidad Forjara el Destino

IAN: La Humanidad Forjara el Destino

2098/2130, la humanidad se encuentra en un punto de inflexión, donde el Transhumanismo se convirtió en un problema creciente, quedando el mundo al borde de un conflicto total.

Mientras que los Transhumanos buscan integración, el hombre común siente desconfianza y remordimiento de esta “Nueva Raza”, que, mediante sus implantes biónicos, poseen capacidades físicas y psíquicas incrementadas. Temen por una segregación por parte de ellos y ser calificados como “humanos de segunda”.

Una organización terrorista buscara eliminar a la “Nueva Raza”, teniendo más tarde, representación legal en la política, por otro lado, los Transhumanos, también tendrán su participación en el ámbito, ambas fuerzas debatirán permanentemente para sostener la difícil convivencia.

Ian, contrae a los 2 años encefalitis, lo que perjudico permanentemente su Hipocampo, sección del cerebro encargada del aprendizaje y la memoria. Mediante una cirugía, le es implantado un NanoChip Neuronal, que le permite poseer todos los conocimientos de la Red, haciendo de él, un sujeto superdotado, diluyendo su afección, pero esto trae, el problema de no poder sentir o entender emociones, tendrá que aprender a sentirlas comulgando con una sociedad dividida, sentirá el amor y el odio por ser Transhumano.

Una organización supranacional, buscara darle fin y a cualquier precio, tantos años de violencia entre los Hombres Comunes y los Transhumanos, en un acalorado debate que marcara para siempre, el destino de la humanidad.

Presentación:

Sebastián Nahuel Werner, nacido el 8 de diciembre de 1995, en Entre Ríos, Argentina.

La historia central se encuentra basada a partir de un sueño, agregando durante su desarrollo, diferentes referencias como: Eutanasia, Eugenesia, Mesianismo, Fundamentalismo, Globalismo, Discriminación, Política, Evolución, Terrorismo, Guerra, I.A, Humanismo y Romance.

Al no contar con las virtudes de un Escritor nato, el libro fue redactado con esfuerzo y pasión, para poder compartirlo con usted, una idea que supero mis limitaciones y pensé, realmente, que resultaría de su agrado, por eso, mis sinceros agradecimientos por darme su oportunidad.

Sumerjamos nuestra imaginación a través de un mundo Distopico.

CAPITULO I

IN MITRA

_ No nos será necesario para nosotros, geolocalizarnos en un espacio en particular, desde nuestros lugares como humanos y de nuestra historia como civilización, iniciada allá por el 5000 A.C, siendo descendientes de las ciudades de Uruk, Lagas, Kis, Uma, Ur, Eridu y Ea, entenderemos como especies, lo que puede estar esperando a la vuelta de la esquina.

El Renacimiento dio por terminada a la “Era Oscura”, acontecida durante 1000 años, donde el hombre se privó durante un milenio, de su condición natural de buscar la verdad, del conocimiento, de evolucionar. En respuesta ante tal catástrofe, como una manera de revanchismo, decidimos recuperar diez siglos de apagón intelectual. En un principio, teniendo todas las limitaciones propias de la época, que se fueron desobstruyendo gracias a nuestra condición única como especie de desarrollarnos, más nosotros, no respondemos solo a instintos, más bien también, a la razón. Anhelamos alcanzar el último eslabón como especie, ese eslabón que nunca asoma, que siempre lo tendremos en lo remoto, como queriendo alcanzar el horizonte.

Hemos demostrado, desde los vestigios de nuestro origen, ser altamente disconformes, el lugar que nos tocó en el mundo nos trajo serias desventajas, no poder siquiera estar protegidos por nuestra propia piel, pero la balanza se inclina abruptamente, al ser dueños de una psiquis que no amerita comparación en la naturaleza, esta condición, nos ha ayudado a suplir nuestras carencias, desde lo más primitivo, como tallar una obsidiana para obtener nuestro alimento y de cubrirnos con la piel de nuestras presas, a la intervención de nuestro genoma para atacar afecciones o de estar comunicados desde cualquier parte del mundo, mediante sofisticados satélites que rotan la circunferencia de la Tierra.

Fuimos, somos y seremos, dueños de nuestra supervivencia, más nadie fuera de nuestra clase, tendrá la culpa o el mérito de que sigamos existiendo.

No conocemos o difícilmente, prestamos atención, a un importante factor, que podríamos con él, abrir debates, pero no así, pagar las consecuencias, la ética o la filosofía moral para nuestro desarrollo, es a menudo, excluida para alcanzar lugares, que tal vez, no nos corresponda. ¿Ser Dios? ¿Qué nos lo va a impedir? ¿No sería algo extraordinario? ¿imposible? Hace 1000 años no sabíamos los límites de nuestro mundo, hoy los conocemos, el de nuestra galaxia y estamos cerca de saber el de nuestro universo ¿llegaríamos por fin a nuestro límite? ¿Hasta dónde la ambición es buena para la humanidad? ¿Cuántos caerán para obtener el resultado esperado? Todos estamos deseosos de saber “la verdad”, como el CERN que, mediante su Colisionador de Hadrones, busca conocer el origen de nuestro universo, sus experimentos amenazan diariamente la seguridad de quienes trabajan ahí, del país en donde este complejo opera, Suiza, o incluso del mundo, si algo no sale bien.

Pero lo importante es “la verdad”, no las consecuencias. Cuando esta acontece, la Ética recobra su protagonismo.

¿Cuál es el límite antes de cargarnos a nosotros mismos? Con la presente tendencia, el momento se dirá. _




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