-I'll Stay-

Capítulo II

Me encuentro en un prado, todo lo que alcanza la vista es de color verde y salpicado con motitas de colores correspondiendo a las flores. Todo era bellísimo; me sentía en paz al aire libre, ahí se puede respirar tranquila. Voy corriendo por el prado cuando de repente me sacuden del hombre con brusquedad y mi sueño se va difuminando conforme voy despertando. Al abrir los ojos veo que mi cabeza se encuentra recostada en el cristal del vehículo y que Asher es el que intentaba despertarme.

-Lo siento por ser tan brusco pero es que no te despertabas y ya llevan un rato esperándonos.- Me mira arrepentido Asher mientras que va alejando su mano firme de mi hombro. Su mano comparada con mi hombro es enorme, ¿pero qué clase de hombro tengo? ,uno enanísimo al parecer. 

Trato de despejarme un poco mientras que me desperezo como un gatito cuando lo despiertan. -No importa, tengo el sueño muy pesado o sea que eso era necesario para despertarme; esto viene de familia.- A mí no me despierta ni un terremoto; y no estoy bromeando. 

Cojo mi maleta y junto con mi nuevo amigo nos encaminamos a reunirnos con los demás.

-A ver chicos presten atención y no se rezaguen.-  Sé que Lauren -la apisonadora- se refiere a nosotros. Noto como los colores suben a mis mejillas mientras que Lauren sigue hablando del centro, pero esto no me interesa demasiado, voy a tener un historial y conducta perfectos. Lo intentaré. Cuando termina de hablar nos hace ir a buscar nuestras habitaciones para que nos pongamos cómodos y descansemos. La parte de descansar me la voy a tomar al pie de la letra y la voy a seguir a raja tabla. Con el sueño no se juega y menos con el mío. 

Veo cómo todos empiezan a buscar su hoja de registro para ver en la habitación en la que van a alojarse pero yo llevo memorizándome ese número desde que me aceptaron y no me hace falta sacar esa hoja. Aunque tampoco tengo muchas ganas ya que está dentro de la maleta y no tengo muchas ganas de que vean lo desordenada que soy. A decir verdad tampoco me sirve de mucho saber la habitación porque no sé ni donde está, ni como va eso de las plantas, ni de los números; menos mal que Asher se ha ofrecido si no estaría 3 horas intentando buscarla sin éxito alguno. 

Estoy asombrada, con todas las letras, el Instituto es mucho más grande de lo que parece en las fotos y mucho más abrumador. Es todo gigante aquí -cómo se nota que es de ricachones- y sin mencionar que hay un campo fútbol impresionante; sí, me gustan los deportes, eso sumando que llevo el cabello corto como si fuese un chico y que mis modales no son ejemplares . . . Pero oye, el cabello corto es muy productivo y te ahora el calor en verano, nunca me ha gustado mi cabello largo, lo describiría con una palabra . . . horroroso. Estamos ante la puerta principal y, wow, esto es mejor de lo que pensaba, de verdad. 

-Y ¿qué quieres estudiar?, en un futuro claro.- Me dice con un cierto tono curioso, supongo que esa es la pregunta estrella cuando estás en el instituto. En realidad nunca lo he pensado mucho, siempre lo he tenido bastante claro; desde que veía a mí abuela curarme las heridas que me hacía en el parque, siempre quise hacer lo que hacía ella, sanar. Mi abuela no tenía el título ni nada pero me enorgullecía que sanase a las personas, sólo porque le parecía bien y correcto; además, cada vez que cura a alguien emplea sudor y lagrimas. Cada vez que la veía curando a alguien el abuelo siempre la miraba, siempre. A esa edad no sabía el por qué lo hacía, ahora me doy cuenta de que la miraba enorgullecido y con una intensidad que me hacía apartar la vista, porque le gustaba que su mujer fuese así de entregada en todo lo que hiciese. 

-Medicina, ¿y tú?, bueno espera que voy a intentar adivinarlo.- Le digo mientras pienso a que se podría dedicar este chico. Le observo sus rasgos para tratar de adivinar que le pegaría estudiar, y me doy cuenta de que hasta ahora no me había fijado en lo guapo que es, con los ojos color cacao haciendo juego con su pelo. Definitivamente tenía mucho sueño, porque para no ponerle atención a Asher tienes que estar medio ciega o medio retrasada. Soy un poco de las dos para que nos vamos a mentir. 

-A ver como tienes cara de intelectual pero no en exceso, me voy a arriesgar a decir que quieres ser arquitecto.- Se queda boquiabierto con mi respuesta, no sé si por decirle que no es muy inteligente o por mi atrevimiento al insultarle. Lo que más me sorprende es que después de estar sorprendido comience a reír, de forma exagerada. Está llorando incluso de la risa que le ha causado mi respuesta.

-Siento si te he ofendido pero es que yo lo digo todo.- Le digo mientras observo que todavía se está desternillando. Al parecer mi respuesta le ha servido para tranquilizarse ya que comienzan a disminuir sus carcajadas. 

-Tranquila, tranquila, no me has ofendido. Quiero ser Chef no arquitecto como supusiste.- Ahora la sorprendida soy yo y no puedo para de abrir y cerrar la boca; como un pez; si mi cara neutra es mediocre ni me imagino boqueando cual pez, parezco subnormal. 

-Espera, ¡¿qué?! Ostras Asher eso si que no me lo esperaba, algo bueno de todo esto es que me vas a hacer comida gratis y para que lo sepas, me encantan las tortitas con mucho sirope de chocolate y chispas de colores.- Le respondo mientras le guiño un ojo. Espero que me haga caso y me cocine. Si me cocina eso le querría por toda la eternidad, bueno, a lo mejor estoy exagerando pero yo le hago un favor, así puede practicar los platos y luego le doy mi veredicto sobre la comida. Todos salimos ganando.



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En el texto hay: tragedia, adolescencia, romance

Editado: 17.04.2018

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