Es el primer día para René en Yale, llega tranquilamente y se dirige al salón donde debe dar la clase al primer grupo de alumnos, dar esa clase es demasiado sencillo pero de igual manera le molesta de sobre manera hacerlo. Llega hasta el lugar que se encuentra a rebosar, pensó que el grupo seria un poco más pequeño; sin embargo, al no ser de esa manera, simplemente puede respirar profundamente y enfrentar la situación.
–Buenos días, mi nombre es René Walker y seré su profesor durante este curso, para comenzar tengo algunas reglas…
De esta manera, René comienza a dar una serie de indicaciones y reglas que deberán ser cumplidas; además, también explica los criterios de evaluación que empleará y otra información importante para acto seguido continuar con una pequeña introducción a la materia. Todos los alumnos habían escuchado del nuevo profesor y algunas de sus expectativas se vieron cumplidas al verlo llegar mientras que otras más se fueron al suelo en el momento en el que comenzó a hablar, para los presentes resultó evidente la estrictez con la que se manejaba el nuevo profesor.
Una vez que la campana anuncia el final de la clase, René toma sus pertenencias y sale del aula, llega al pasillo y avanza por este en dirección a la sala de maestros, « El primer paso ha sido dado, sencillo pero insoportable.» piensa dejando escapar un suspiro. Sin dejar de avanzar, observa nuevamente el horario que le entregaron para cerciorarse del momento en el que debe ir con el siguiente grupo, se encuentra por entrar en la sala de profesores, cuando alguien tropieza contra él, haciéndolo retroceder.
–Lo lamento mucho, venia tan distraída y…perdone– se disculpa alguien haciéndolo dirigir su mirada al piso encontrándose con una joven profesora de aparentemente veinticuatro años–. Últimamente me encuentro más torpe de lo normal.
–No hay problema–replica él con seriedad inclinándose para ayudar a la profesora a recoger sus pertenencias.
Juntos se encargan de recoger las cosas que se han caído durante el impacto, se trata de algunas invitaciones a las que René no les presta mayor atención y al terminar, ambos se ponen de pie. Ella eleva su mirada para agradecer la ayuda que ha recibido, encontrándose con un hombre realmente atractivo, de ojos color miel, alto, atlético, de cabello perfectamente rizado, negro que llega a la altura de su mejilla, sus hermosos ojos adornados por unas negras y largas pestañas, labios rojos, gruesos y perfectamente definidos, su atractivo físico es demasiado por lo que se le hace imposible no admirarlo por un lapso de tiempo, superior al adecuado.
–Disculpe–musita sintiéndose avergonzada por la manera en la que lo ha observado–. Usted debe ser el nuevo profesor, bienvenido a Yale, me presento, soy Arlen Carpenter.
–Mi nombre es René Walker, un placer–responde con seriedad sin comprender muy bien la actitud nerviosa de la joven y menos aún, esa disculpa innecesaria.
–El placer es todo mío, si necesita ayuda no dude en pedirla, con gusto lo haré–expresa con una gran sonrisa.
René se limita a mover su cabeza de manera afirmativa tratando de sonreír, permite que ella ingrese en la sala de profesores primero para después ingresar también con paso seguro y tranquilo. El avanza hasta donde ubica la cafetera para preparar su café y poder comenzar su día de una manera decente, dejando atrás a la profesora, quien llega hasta la mesa y coloca sus pertenencias sobre ella.
– ¡Amiga!– exclama otra joven profesora llegando hasta Arlen–, ¿Las tienes?
Se trata Chiristelle Greene, una hermosa mujer de cabello rubio, corto y ondulado, ojos color verde claro, labios rosas, delgados y definidos, piel blanca, de un metro setenta y cinco de estatura, esbelta, tiene veinticinco años de edad, es la mejor amiga y compañera de trabajo de Arlen, fue ella quien le presentó a Kirill y además se encargó de recomendar a Arlen para que fuese contratada en Yale.
–Sí, aquí las tengo ya, me encuentro muy nerviosa y distraída–comenta con una combinación extraña de sentimientos en su interior–. Cada vez falta menos, el tener estas invitaciones aquí es como saber que la boda se hará realidad pronto.
–Entiendo perfectamente bien, ¿Y Kirill? No he tenido la oportunidad de verlo.
–Ha estado muy ocupado con el trabajo, ayer me invitó a comer pero tuvo que cancelarme, mientras no se le ocurra cancelarme la boda estando en el altar, todo está bien–bromea con una sonrisa que no llega a sus ojos, porque ese es en realidad un miedo que la atormenta, la manera de ser de Kirill en las últimas semanas la ha hecho llegar a pensar en esa posibilidad más de lo que desearía.
Ellas continúan conversando de manera tranquila mientras observan las invitaciones y colocan en el destinatario; mientras tanto, René termina de preparar su café y manteniéndose alejado de todos, lo bebe con tranquilidad. Una vez que el intermedio entre cada clase que debe impartir culmina, sale de la sala de profesores y se encamina al lugar donde ya lo espera el siguiente grupo de alumnos, de esta manera el día avanza, sin novedades ni grandes acontecimientos, al culminar todas sus clases, sale del instituto y se encamina a tomar el transporte para volver al lugar en el que habitará por algún tiempo.
Los días han transcurrido, René ha logrado adaptarse a gran velocidad como siempre lo ha hecho, esa es una de sus mejores habilidades, el adaptarse a la situación que deba enfrentar en los diferentes momentos, de eso se trata la vida, al menos su vida, siempre ha tenido que adaptarse para poder conseguir sus objetivos. Como ha hecho los días anteriores, se levanta y se prepara para presentarse en la prestigiosa institución en la que ahora trabaja. Una vez preparado sale de su habitación y avanza hasta la cocina para poder prepararse su café, no puede comenzar su día sin tomarlo, el café lo llena de ideas y paciencia por lo que considerando la situación en la que se encuentra, lo necesita más que nunca. Al terminarlo se dirige a cepillar sus dientes para acto seguido tomar todas sus cosas y salir del departamento, camina hasta el lugar donde toma el transporte y espera con tanta paciencia como le es posible, el autobús se detiene y él sube encontrándose de manera inesperada con la joven profesora Arlen Carpenter.
Editado: 08.02.2023