Ilusión Mariposa

Capítulo 8

Algunos días más tarde, Kirill Laurence, vestido con un elegante traje de color negro, se encamina hasta la puerta del departamento en el que habita su prometida, al llegar se acomoda el traje, el cabello, se anuncia y espera a que le abra, después de algunos momentos la puerta se abre, el joven coloca en su rostro una amplia sonrisa.

– ¿Qué haces aquí, Kirill?–cuestiona Arlen mirando a su prometido en la puerta, aunque Kirill siempre viste de manera formal, en ese momento se encuentra vestido aun más elegante lo que causa el desconcierto de ella.

La joven se encontraba tranquilamente en el sofá de mayor tamaño de su pequeña sala, disfrutaba de un delicioso té caliente mientras veía un documental acerca de la cultura egipcia, al escuchar el timbre de su puerta sonar, anunciando una visita inesperada, se puso de pie y se encaminó a abrir, lo que menos se espero fue encontrarse con su prometido, especialmente con ese atuendo.

–Se que te gusta la opera, así que he venido para llevarte, ¡Sorpresa!–responde el joven sin borrar la sonrisa de su rostro.

– Una verdadera sorpresa, ¿Por qué no me informaste para prepararme?

–Siempre dices que te dejo esperando por una u otra razón, así que decidí solo venir y sorprenderte, prepárate para poder ir, aún tenemos tiempo suficiente así que no te preocupes.

–Kirill, a ti no te gusta la opera, no tienes que sacrificarte de esta manera; además, sabes que no me he sentido bien últimamente, preferiría quedarme en casa.

–No te entiendo, siempre te quejas porque no podemos salir, me hago un tiempo para hacer algo lindo para ti, ¿Y me rechazas de esta manera? Está bien, Arlen, pero no quiero escuchar ninguna queja más–indica al tiempo que gira con la intensión de marcharse, se siente realmente molesto.

–Espera, Kirill, lo siento mucho, tienes razón, entra por favor y espera, me preparare rápidamente–expresa la joven tomándolo del brazo para evitar que se marche.

El joven ingresa con semblante serio y avanza hasta el sofá que un momento antes ocupaba Arlen, ella se encarga de cerrar la puerta para rápidamente encaminarse a su habitación para poder prepararse y acompañar a su prometido a la opera. Algún tiempo más tarde, la joven vuelve a la sala donde Kirill la espera moviendo su pie con impaciencia, permanecer en ese lugar tanto tiempo es algo que realmente le molesta. Arlen utiliza un elegante vestido de noche de color negro y le regala una pequeña sonrisa a Kirill, quien se pone de pie y ofrece su brazo para poder salir de ahí cuanto antes, deben darse prisa si quieren llegar a tiempo a la función. En cuanto llegan al automóvil suben y el joven conduce sin decir nada más, aun se siente bastante molesto por la manera en la que su gran detalle ha sido ignorado, especialmente conociendo lo mucho que le cuesta tolerar un espectáculo de opera sin dormirse.

Una vez en el teatro se encargan de tomar su lugar para el espectáculo, «Habiendo tantas cosas que le pueden gustar, ¿Tenía que ser precisamente la opera la que le interesara?» piensa Kirill con disgusto una vez que ha comenzado la puesta en escena. Faltando algunos minutos para que finalice, se disculpa con Arlen y se encamina a la salida, necesita un poco de aire que lo ayude a despejarse.

– ¡Kirill!–exclaman abrazándolo de manera sorpresiva por la espalda–. Lo que menos me imagine fue encontrarte en este evento, odias la opera.

–Hola, Chris, lo sé pero quise hacer algo por Arlen; sin embargo, te juro que no lo tolero mas, ni siquiera comprendo cómo fui capaz de tolerarlo hasta este punto.

–Aun falta bastante para que termine, ¿Qué te parece si vamos a la cafetería de aquí al lado?

–No puedo dejar a Arlen sola, es suficiente con salirme del espectáculo.

–Tranquilo, ni siquiera se percatara de tu ausencia y estaremos de vuelta antes de que termine el evento, lo prometo.

–De acuerdo–accede el joven con una pequeña sonrisa.

Juntos salen del teatro y se dirigen a la cafetería, conversando y bromeando tranquilamente avanzan por la acera, la compañía de ella pronto hace que Kirill deje atrás el tedio que le generó presentarse a esa función. Arlen escucha y observa con fascinación el espectáculo en el escenario, al terminar al igual que todos los presentes, ella se pone de pie y se encamina a la salida, « ¿Dónde se encontrara Kirill?» se pregunta revisando el exterior. Él únicamente informó que saldría, ella lo comprendió porque conoce perfectamente bien a Kirill y sabe que detesta la opera es por ello que no le pidió permanecer hasta el final y pensó que él estaría esperándola en el exterior; sin embargo, al no encontrarlo, decide a llamarlo. Arlen llama en repetidas ocasiones sin obtener respuesta, « Espero que no sea lo que estoy pensando.» suplica temiendo que una vez más Kirill la haya dejado, especialmente por el miedo que ha tomado a encontrarse fuera de su hogar de noche y completamente sola.

–Señorita Carpenter, que gusto coincidir–saludan llamando la atención de la joven.

–Hola, ¿Cómo se encuentra?–saluda la joven con una sonrisa dejando atrás sus pensamientos–. Puede llamarme Arlen, es más sencillo; además, prácticamente somos amigos o al menos te brindo mi amistad, no sé si quieras aceptarla.

–Es un placer para mi contar con tu amistad, señorita... Arlen–responde con una pequeña sonrisa–, ¿Ha venido sola?

–No, he venido con mi prometido pero se desapareció–replica intentando llamar de nuevo con la esperanza en su corazón de que en esta ocasión se decida atender el teléfono–. No responde, tal vez tuvo que marcharse de pronto y no pudo informarme.

–Es probable, si me lo permite puedo acompañarla a casa–se ofrece René con una pequeña sonrisa.

–No quiero molestarte, siempre estas salvándome.

–No es molestia, vamos– responde René al tiempo que ofrece su brazo a la joven, quien acepta sumamente agradecida, no quería molestar; sin embargo, tampoco deseaba volver sola a casa, le producía un miedo insoportable.




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