La noche ha caído con una inmensa tranquilidad, encontrándose completamente libre, el dueño de la elegante casa se deja caer en su confortable sofá y se prepara para ver alguna película que le llame la atención, su día resultó mucho más tranquilo de lo que se esperaba. De pronto, siendo cerca de las diez de la noche, el teléfono comienza a sonar siendo atendido después de algún tiempo.
– ¿Quién habla?–responde con tono tranquilo, únicamente personas cercanas tienen el contacto de ese teléfono, por lo que ver un número desconocido le desconcierta de manera inmediata.
–Adivina, adivinador–responden al otro lado con tono relajado.
– ¿Camaleón?–musita dudoso al reconocer parcialmente la voz que le habla al otro lado–, ¿Qué sucede para que me llames?
–Mi llamada únicamente tiene que ver con un favor.
– ¿De qué se trata.
–Es algo muy sencillo, únicamente debes cerrar la boca.
– ¿Cerrar la boca? No entiendo nada.
–No me decepciones, Lumbrera, es súper sencillo, cierras la boca y listo, no hay nada complicado, pronto comprenderás la petición.
–De acuerdo pero si es una de tus bromas pesadas, haré que te arrepientas, ¿Entendiste?
–Entendido, adiós.
La comunicación se corta y el sujeto eleva sus hombros con indiferencia, « Cada vez está más loco.» piensa con un inusual presentimiento, lo mejor que puede hacer en ese momento es hacer lo que le ha solicitado su amigo, después de todo, cerrar la boca es sumamente sencillo aunque su curiosidad se haya despertado.
Respondiendo a un importante llamado, Julius Foster llega a la mansión Mackay, no comprende lo que ha sucedido, considerando que la misión encomendada por Auguste fue concluida, ahora su nieta se encontraba a su lado, o al menos, se estaban conociendo por lo que la llamada del hombre lo ha inquietado. Siendo cerca de las once de la mañana, toca el timbre de la puerta, siendo recibido por Olga quien se encarga de guiarlo hasta la oficina de Auguste, donde abre la puerta permitiendo que Julius ingrese tal y como le fue indicado.
–Estoy aquí, señor Mackay–informa adelantándose hacia el escritorio.
–He sido yo quien solicitó su presencia, señor Foster–indica la voz femenina girando en el asiento Auguste para mirar a su invitado.
–Señorita, ¿En qué puedo ayudarle?–replica reconociendo a la joven frente a él, Arlen Carpenter quien para lograr su objetivo requería un poco de guía y recordando al hombre que la había llevado hasta el cementerio, decidió preguntar a Auguste quien sin dudarlo se encargó de citarlo para que ella pudiese consultarlo.
–Tome asiento, por favor–solicita con tono tranquilo, Julius toma asiento frente a ella–. Me han dicho que es usted un investigador privado excelente, requiero de sus servicios para encontrar a alguien.
–No representa ningún problema, así se esconda debajo de una roca podré encontrarlo, ¿De quién se trata?
–Eso es estupendo–musita con una sonrisa, « Veamos que tan bueno eres escondiéndote de mi.» piensa con un intenso brillo en su mirada–. Su nombre es René Walker.
– ¿René Walker?–musita frunciendo el ceño, « Así que esto era, ¿Por qué será que ella quiere encontrarte y tú te ocultas? ¿Estarás enamorado?» se cuestiona entrecerrando sus ojos sintiendo una creciente curiosidad en su interior.
–Sí, ¿Lo conoce?–cuestiona con la esperanza palpable en su voz.
–No, para nada, es solo que me pareció familiar el nombre pero eso es todo–responde recomponiéndose rápidamente y enfocándose en la joven que le dedica una sonrisa triste.
–Bueno, en realidad, yo tampoco tengo demasiada información de él, es una persona muy hermética y misteriosa, es profesor o al menos lo era, ya que era mi compañero de trabajo y así es como lo conocí, necesito encontrarlo lo antes posible.
–Comprendo, señorita, deberé ponerme a trabajar de manera inmediata, la información es muy poca pero no se preocupe, haré todo lo que esté en mis manos para darle la respuesta que espera.
–Siendo así, puede retirarse, espero pronto tenga buenas noticias para mí.
–Pronto tendrá noticias, con su permiso–indica poniéndose de pie y encaminándose a la salida.
Arlen lo observa marcharse y espera un poco en el interior de la oficina para acto seguido salir y poder reunirse con Auguste quien la esperaba descansando en su habitación, mientras tanto, Julius llega a su vehículo y conduce de vuelta a su hogar, « ¿Qué harás? ¿Trabajo o promesa?» piensa mirando al frente, realmente debería tomar una decisión. Sin embargo, antes de tomar cualquier decisión, debía investigar más respecto a la petición de Arlen, especialmente, ¿Cuál era el objetivo de su búsqueda? ¿Y qué planteaba hacer una vez que conociera la ubicación de la persona que buscaba? No podía tomar una decisión a la ligera.
Algunos meses más tarde, reunidos en la pequeña sala del departamento de Arlen, se encuentran Julius y la joven, él no comprende la obstinación de ella por permanecer en aquel lugar considerando su nueva posición y la de su abuelo. Sin embargo, no se encuentra ahí para hablar respecto a lo ilógico que pueden resultarle las decisiones que ella tome, sino, para rendirle un informe respecto a la misión que le encomendó, ha transcurrido mucho tiempo y no puede continuar dando largas al asunto.
– ¿Lo ha encontrado?–inquiere evidentemente ansiosa por obtener respuesta positiva.
–No, señorita, no lo he encontrado, estoy aquí para hacerle algunas preguntas que tal vez puedan ayudarme–responde mirando a Arlen con toda la atención posible para analizar la reacción de ella al escucharlo, la realidad es que tomar una decisión le ha resultado verdaderamente complicado.
–Comprendo, ¿De qué se trata? Todo lo que pueda aportar para encontrarlo, lo haré.
– ¿Es muy importante para usted?–inquiere con curiosidad?
–Le diré la verdad, si lo es, se fue sin respetar mi derecho a decidir, necesito hablar con él y dependiendo de esa conversación, el futuro podrá decidirse; sin embargo, dijo que no era posible encontrarlo si no deseaba ser ubicado, a pesar de esas palabras, he tomado el reto, debo encontrarlo.
Editado: 08.02.2023