Ilusión Mariposa

Capítulo 22

Ingresando en su oficina mientras observa de manera atenta los documentos que le han sido entregados avanza un elegante hombre, de pronto, como si lo moviese un inusual magnetismo, eleva la mirada, abriendo ampliamente sus hermosos ojos color marrón evidentemente sorprendido, parpadeando y sacudiendo su cabeza se recompone manteniendo bajo control todas y cada una de las emociones que aparecieron tras la inesperada sorpresa que ha recibido.

– ¿Qué haces aquí?–cuestiona sin mostrar absolutamente ninguna emoción y sonando un tanto más rudo de lo que esperaba.

–Creí que te emocionaría verme–responden con una gran sonrisa.

Permaneciendo inmóvil mantiene su mirada fija en su muy inesperada visita, siendo perfectamente consciente de que él no se aproximara hasta donde se encuentra, se pone de pie y se acerca, una vez que se encuentra frente a él, lo abraza sintiéndose feliz de haber conseguido verlo nuevamente, especialmente cuando había perdido toda la esperanza.

– ¿Cómo lograste encontrarme? –inquiere sin comprender muy bien la presencia de ella en ese lugar, Arlen sonríe de manera misteriosa, recordando aquel día.

Habían transcurrido algunos días desde su conversación con Julius, Arlen al final había decidido mudarse al hogar de su abuelo quien se encontraba bastante delicado de salud y la compañía de la joven lo hacía sentirse mucho más animado, era un día tranquilo y disfrutaban de un poco de té mientras conversaban sobre los planes que tenia la joven.

–Disculpen que los interrumpa, el señor Foster se encuentra en la ante sala y solicita hablar con la señorita Arlen–informó Olga llegando hasta la sala.

–Guíalo hasta aquí, Olga–pidió Auguste un tanto sorprendido por la inesperada visita, su nieta le informó que había  desistido en  su búsqueda por lo  que no  tenían asuntos pendientes con  el joven investigador; sin embargo, esa presencia lo ha logrado confundir–. Pensé que habías decidido no continuar tu búsqueda.

–Así es, abuelo, como te comenté decidí no buscar más, creo que todo  sucede en el momento correcto, no comprendo que es lo que necesita el señor Foster.

–En un momento lo sabrás, querida, ¿Quieres que te deje a solas para que hablen tranquilos?

–No es necesario, no tengo secretos–respondió ella con una cálida sonrisa, pronto apareció en la sala Julius tan formal como siempre–. Bienvenido, señor Foster, tome asiento, por favor.

–Señor Mackay, señorita, disculpen que me presentara de esta manera, se que los he tomado  por sorpresa–se disculpó tomando asiento en el sofá individual cercano al que ocupaban Arlen y su abuelo.

Tomar la decisión que lo llevó a presentarse en el hogar de Auguste Mackay, no fue nada sencillo, durante varios días estuvo pensando en el tema muy seriamente e incluso en ese momento encontrándose frente a ellos continuaba preguntándose, « ¿Esto es lo correcto?» Esperaba que lo fuese, de otra manera habría cumplido con su trabajo pero fallado en una promesa que era también muy importante para él, guardar silencio parecía sumamente sencillo hasta que comprendió la razón.

–Eres bienvenido siempre, Julius, te debo demasiado–indicó Auguste con una sonrisa amable.

– ¿Cuál es el motivo por el que necesitaba hablarme?–inquiere con curiosidad.

–Señorita, el motivo que me trae hasta aquí es la verdad, espero que pueda disculparme pero tuve que mentir, sé donde se encuentra René Walker.

– ¿Por qué dijo no saberlo?–inquirió sin comprender la motivación de Julius para ocultar lo que sabía especialmente porque su abuelo puso especial enfoque en el profesionalismo del joven.

–Era un favor, en realidad René es mi amigo, y me pidió no decir nada de él porque sabía que yo trabajo para ustedes.

– ¿Amigos?

–Así es, señorita, si cualquier otra persona lo hubiese buscado jamás lo hubiese encontrado porque es experto en desaparecer, digamos que mientras yo utilizo mis medios para cumplir mi trabajo, él emplea los suyos para ser lo que desea, ahora mismo se encuentra en New York que es donde vive y donde tiene su oficinas.

–No entiendo mucho pero no es importante, debo ir ahora mismo, quiero que él mismo me diga todo–expresó emocionada la joven, su único deseo era volver a tenerlo frente a ella, lo demás ya habría  tiempo de comprenderlo–. Abuelo, viajare ahora mismo para encontrarlo, no puedo perder más tiempo.

–Tranquila, linda, no puedes ir sola, ¿Podrías acompañarla, Julius?

–Con todo el gusto del mundo, señor Mackay–respondió el joven decidido a acompañar a Arlen hasta New York, después de todo, él sabía exactamente donde debía buscar.

–Abuelo, no seas tan sobre protector, no quiero molestar.

–No es ninguna molestia, señorita, además considero que es una deuda que tengo con usted después de haber ocultado información de un asunto que es evidentemente importante para usted.

–Siendo así, de acuerdo pero no quiero perder más tiempo–accedió ella sintiendo sus esperanzas volver y su corazón encenderse de alegría.

Con una sonrisa Auguste llamó a Clément y le encomendó adquirir dos boletos de avión, Arlen no deseaba molestar pero Auguste no le dio tiempo a negarse y en ese momento lo que más le interesaba a la joven, era precisamente volver a ver a René Walker. Algunas horas después ya se encontraban en camino hacia New York, « Falta muy poco, ¿Qué pensaras al verme? ¿Te emocionara?» se preguntaba sabiendo que él le pidió que no lo buscara pero como podía ella solo dejar todo en el pasado.

Encontrándose en compañía del joven, teniéndolo abrazado con su corazón latiendo a gran velocidad, únicamente puede sonreír completamente feliz, René le corresponde él abrazo con delicadeza, no pensó que ella aparecería de esa manera frente a él pero algo en su interior deseaba llegar a tener la oportunidad de verla nuevamente.

–Digamos que ser nieta de Auguste Mackay, tiene sus grandes ventajas–responde al fin con una amplia sonrisa sin liberarlo de su abrazo.




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