Y cuando dije que Jake se cruzó en mi camino. Repito, literalmente fue así.
Aquel día me encontraba divagando en la playa, el sol estaba por desaparecer. No llevaba celular. Al final tampoco tenía a quien hablarle o avisarle donde estoy, veo que lo hacen algunas personas. Estaba por cumplir mis 15 años... Ya faltaba muy poco, entonces quería hacer algo. No importaba como o lo sencillo que fuera, pero yo quería estar en la playa agarrar dinero y comer algo rico. Y así fue, mientras me encontraba observado el mar y sintiendo el sonido del golpe de las olas, el bullicio y el olor al mar... Opté por sentarme en la arena. Mi yo de antes lo hubiese evitado por no arruinar la ropa y traer problemas a casa. En aquel entonces era muy sumisa, ahora solo lo finjo. No quería que mi padre me gritara o golpeara ya estaba harta de eso. Solo hice lo que me pasó por mi mente. Y como siempre... Cuando percibía silencio o tranquilidad en algún lugar terminaba dormida. Por eso siempre suelo escaparme a algún lugar. En casa nunca había eso. Tranquilidad. Nunca dormía bien, entonces me dejé llevar y dormí.
El silencio era un insulto para mi mente hecha un caos.
Y por eso, me producía sueño.
*Flashback*
—¡Levántate! ¡Levántate ya! ¡Llevo gritándote como cien veces y sacudiéndote! ¡Es peligroso para una chica!
Con dificultad para abrir mis ojos, lo hago con necedad ante los gritos. No sé qué le pasa a este chico que estoy viendo. Nunca lo he visto en mi vida, parece de mi edad... Se ve alarmado. Que le sucederá...
—¿Te conozco? -Intento no sonar grosera.
—No, pero tengo primas. Y no me gustaría que pasen lo que estás pasando. ¡Estás sola! ¡Sin nadie! ¡En una playa! ¡Sabes lo peligroso que son las playas en las madrugadas y más con las chicas!
Parecía un señor con lo que su ceño se frunció y se veía desesperado <<desesperación es >>> puedo afirmar que lo está. No sé porque no quiero ignorarlo y esperen ¿¡Madrugada!?
—¿Madrugada? ¡Quee! Estoy muerta. -caigo en cuenta, que realmente podría haber pasado cualquier cosa.
—¡Podrías haberlo estado! —se enfurece, lo cual me causa impresión y algo de gracia—Soy Jacobo. Pase por aquí ya que vivo cerca solo quería tirar alguna piedra al mar hasta que te ví. Al parecer alguien te tapo... No sé, no fui yo. Pero, ha podido pasarte cualquier cosa. No sabes lo peligroso que son las playas en la madrugada y son las doce de la noche.
Sentía sorpresa luego de mucho tiempo. No pude ser tan tarde que haré, ¡ Dios, dios, dios!
Nunca más volveré a salir sin celular. Creo que sí podré pagar un taxi. Solo Nicolás está en casa no creo que haya tanto problema. Pero, me duele el pecho y el estómago. No lo sé... Solo que no se siente normal. Siento una sensación muy rara no logro reconocer si es miedo o tristeza. Creo que lo primero. Ya que jamás he sentido tristeza. Y, ¿Si este extraño me dio la manta? Y ¿Si ya va a raptarme y vere del más allá mi cuerpo decapitado por el en unos segundos? ¿Cómo lo asesino primero yo? Debo salvar mi pellejo. No se me ocurren muchas ideas ahora solo que no sé nada. No sé qué hacer. Sigo, sigo y sigo con mis malditos pensamientos y el me interrumpe cómo si escuchará lo que digo dentro de mí.
—¡Ey! ¡Tranquila! ¡Mi padre y yo te llevaremos a casa! Confía en nosotros. Se que puede parecerte lo más raro del mundo. Venimos de una provincia de Chile, donde siempre nos enseñaron a darle una mano al prójimo. Enserio, no te haremos daño.
Ajá. No me hace sentir nada segura irme con dos hombres y desconocidos. Pero a la vez no siento tanto miedo... ¿Qué hago? Gracias a lo que sea que existe parece que noto mi incomodidad.
—Si te quieres sentir más segura. Mi madre puede ir sola contigo o llamar un taxi seguro y ella subirá contigo. Soy Jacob Soto, no me gusta Jacobo. Podemos ir a una comisaría y llamar a tus padres.
No. Eso definitivamente no.
Alarma otra vez. ¡Que hago! ¡Que hago! Creo que esto es lo que más he sentido. Que pena que sentir esto es lo que más he sentido en mi vida.
Bien, mucho por procesar para cualquiera. No sé que hacer. Acepto o no. No me conviene para nada lo de la comisaria. Siento que todo es legal, puesto que lo de la comisaria me ha hecho creerle. Un ratero no te llevaría a la comisaria. Es más, lo conocerían, el expediente y esas cosas. A menos que sea un infiltrado. ¡Ya Freya, para! A que ver posibilidades. Si es bueno podrían hasta pagarme el taxi y si es malo tendría que ver cómo matar a dos, si quieren decapitarme. Y no sé por qué recordé a Yoon... cierto hace poco se fue. Siempre me decía que debía atreverme más que pensarla tanto. Capaz aquí no aplica mucho el consejo pues no debo confiar en desconocidos es lo que todos dicen.
Si, mejor me voy sola y tomo un taxi yo sola afuera. No confiaré así de fácil.
—De acuerdo, con tu madre y contigo.
Él sonrió cordialmente, no me había dado cuenta lo atractivo que es. Se paró dónde estaba inclinado cerca de mí y puedo notar lo alto que es. Tiene la piel canela, los ojos marrones oscuros, las cejas muy abundantes, la barbilla partida y pelo el negro azabache. Es muy delgadito y parece tranquilo. Dicen que la gente confía en los que tienen mejor apariencia. No creo en eso, pero espero no suceda algo malo. Hace un rato abre sentido algo de miedo supongo, pero ahora no me queda de otra que esperar que exista personas no tan como mi padre en este mundo. Y pueda regresar bien a casa. Supongo que mi madre muerta me cuidara, es lo que dicen.
*Fin del flashback*
Y si, literalmente él se cruzó en mi camino. Quien sabe qué tipo de personas hayan podido cruzarse o hayan podido herirme, pero tuve la suerte de encontrarme con quién ahora es alguien que me cambio la vida. Si, a menos aburrida. Nada más.
Editado: 09.03.2025