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Capítulo 1: Mudanza

La campana sonó anunciando el final del último periodo mientras guardaba mis libretas, Historia Universal era una de mis materias preferidas sin duda; coloqué mi mochila en mi hombro dirigiéndome fuera del salón hacia mi casillero. Escuché unas voces acercándose hacia mi entusiasmadas. Se trataba de Leslie Wood y Jade Scott.

- ¡Hannah, que bueno que te encontramos! -exclamó Less.

- ¿Qué pasa chicas? -cuestioné al ver sus rostros-. ¿Cuál es el motivo de su emoción?

- Viernes en la noche, fiesta en mi casa. ¿Te apuntas? -dijo Jade con una sonrisa mientras saqué mi suéter y me lo puse.

- Suena genial, pero debo pedir permiso a mis padres.

- Verás que te dejarán ir -sonrió-. Me envías un correo cuando lo pidas, ¿Ok?

- Claro -sonreí amable mientras nos dirigiamos hacia la puerta principal y nos despediamos con un abrazo-. Nos vemos mañana.

Comencé a caminar rumbo a casa, me despedí del Conserje Davis un hombre de cincuenta años quien era muy amable con todos nosotros desde el primer día que ingresamos a la preparatoria Knight.

Vivía en Liverpool dentro de una familia de clase media alta, mis padres eran unos empresarios muy importantes del país y tenían cientos de negocios en los alrededores de la ciudad y varias veces se ausentaban de casa por semanas o inlcuso meses. Tenía buena comunicación con ellos y comprendía su trabajo, era por nuestro bienestar.

Llegué a casa abriendo la puerta y dejando mi mochila en la silla situada a un lado de la puerta y me dirigí hacia la sala principal en donde estaban mis padres, Dayane y Justin Williams.

- Ya llegué -me dirigí a saludarlos, mamá me dio un beso en la mejilla.

- ¿Cómo estuvo la escuela?

- Muy bien mamá, saqué excelente calificación en mi exámen de Física.

- Es bueno que continúes con esas notas altas como siempre lo has hecho -me dijo papá mientras me daba un abrazo.

- Claro que si papá -asentí-. Escuchen, quería pedirles permiso para acudir a una fiesta que hará Jade este viernes. ¿Puedo ir?

- Te dejaremos ir, siempre y cuando no consumas nada de alcohol, ¿de acuerdo?

- Prometido -asentí-. Gracias.

Subí a mi habitación quitando el uniforme y poniéndome cómoda en unos jeans ajustados y una playera blanca suelta con tenis, recogí mi cabello en una coleta y encendí mi laptop que se encontraba en mi escritorio; con el permiso otorgado estaba camino en mandar un mensaje a Jade cuando me percaté que tenía un correo de alguien me apresuré a mirarlo:

Hola Hannah!

Espero que estés muy bien, ¿Cómo va la escuela en Liverpool? Sigues con aquellas calificaciones supongo, la verdad es que me acordé de ti y traté de escribirte aunque sea poco.

Las clases en este lugar acaban de iniciar y los cambios continuan: soy el nuevo capitán de soccer en St. Elena, ¿Puedes creerlo? Espero que en las vacaiones de navidad nos podamos ver. Tu hermano te manda saludos.

¡Saludos cálidos!

Alec

 

Alec. Aquel correo me había dibujado una sonrisa.

Alec Smith era mi mejor amigo desde la escuela secundaria cuando tuvimos un partido de soccer e hicimos equipo; en invierno se mudó a Londres por asuntos familiares y desde entonces nos comunicamos dos veces a la semana. Había pasado un mes desde un correo suyo pero me ponía feliz el hecho de tener noticias suyas... Me dispuse a escirbir la noticia a Jade mientras abrí una págian web para investigar sobre mi tarea de Biología; estuve cerca de una hora enfocada en aquello cuando terminé apagué la lap y guardé mis cosas.

Tomé mi guitarra que estaba en el suelo mientras prendí mi mp3 y coloqué el instrumento en mis piernas tocando en acústico, mis padres me inscribieron en clases de guitarra cuando tenía nueve años las cuales aproveché bien; tocaron a la puerta y observé a mamá.

- La cena está lista.

- Ahí voy mamá.

Salté de la cama siguiendo a mi madre al comedor en donde papá nos esperaba para la merienda, en mi plato se encontraba una sopa que olía delicioso con un vaso de jugo de naranja. Nos dispusimos a cenar mientras los cuestioné sobre su día.

- ¿Cómo les fue en el trabajo?

- Estuvo bien, algunos trabajadores de Manchester presentaron un negocio que se mira muy interesante.

- Estamos en contratos para viajar para allá en unos días.

- Me da gusto que tengan mucho trabajo, espero que se dé ese negocio.

- A tu hermano también le gustaría eso, todo lo hacemos por su bienestar.

- Lo se mamá -sonreí-. Y te lo agradezco mucho. A ambos.

Al terminar la cena subí de nuevo al baño a cepillarme los dientes y poner mi ropa de dormir, llegué a mi habitación y me tumbé en la cama mientras el sueño me comenzó a inundar.

Al día siguiente me desperté a las seis treinta y me metí a dar un baño, aquel era el viernes esperado por mis amigas y yo; sequé mi cabello mientras coloqué el uniforme y me maquillé un poco, agarré mi mochila y bajé hacia el comedor y ver el desayuno servido.

- Buenos días -decía mamá con una sonrisa, asentí.

- Buenos días.

- Alguien despertó de un buen ánimo el día de hoy -dijo mi padre.

- Pues hoy es el día de la fiesta, no podría estar más feliz.

- ¿A qué hora será?

- Siete en punto. Solo serán mis compañeros del salón.

- Eso me parece bien -dijo papá.

Terminé de desayunar mientras me despedía de mi madre pues papá me llevaría en su coche al escuela; estaba a diez minutos, una vez que llegamos le di un beso en la mejilla y me dijo que me recogería al término de clases. Entré dirigiéndome a mi casillero sacando algunos libros y entrando a mi primera clase del día: Literatura.

La mañana transcurrió normal y en el desayuno varios susurros sobre la fiesta de esta noche, no había visto a Leslie ni Jade durante todo aquel tiempo hasta que recibí un mensaje de texto a mi celular: ''Preparando la mejor fiesta del año. Ausentes hoy. Nos vemos esta noche''. Era el número de Jade, eso explicaba el misterio...




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