Katheryne Blanc
Después de horas de vuelo, habíamos llegado a Rusia. Bajamos del avión y nos dirigimos a una casa. En todo el vuelo no habíamos dicho nada. Así que decidí darle su espacio ya que todo lo que estaba pasando era mi culpa.
Estaba, cocinando cuando comenzó a sonar mi celular. -Halo. Conteste.
-Te la estás pasando bien en Rusia.
-Duges. Hable mirando que Danielle, no entrara.
-Necesito que dejes lo que estas asiendo y te vengas ya mismo a Francia.
-Estoy en una misión. Conteste.
-Olvida la maldita misión y vente en el primer vuelo.
-Es muy peligroso, hacer eso ahora mismo.
-No te preocupes ya tengo un plan. Mañana mismo, te necesito acá.
-Está bien, mañana mismo estaré en la oficina.
-Cuídate mucho. Hablo colgando.
Estaba pensando en cómo iba a dejar a Danielle. Cuando escuche que, se acercaba. -¡¡Katt!!
-Me decías algo. Respondí mirándolo, ya que estaba muy pensativa. Porque no entendía porque Duges, había acabado con esta misión de tantos meses.
-Pasa algo. Hablo, mirándome preocupado. -¿Quién te llamo?
-Número equivocado. Respondí
-Segura estas pálida. Hablo acercándose a mí.
-Sí, está todo bien. Le respondí, con una sonrisa. -Saldrás.
-Sí, pero volveré pronto. Solo necesito hacer algo.
Estaba a punto de hablar, cuando alguien comenzó a toca la puerta. A lo cual reaccione a ver la puerta.
-Está bien, no te preocupes. Hablo Danielle, caminando hacia la puerta. Dejando pasar a un hombre de unos cuarenta y cinco años. -Katt, él es un viejo amigo Nicolás.
-Mucho gusto, Katheryne. Hable con una sonrisa a lo cual, el me sonrió y me saludo.
-Mucho gusto señorita, soy Nicolás.
Después de haber almorzado y haber reído. Danielle, salió con su amigo.
***
Danielle Ivanov
-Necesito que la cuides. Hable mirando a Nicolás, él era el único en que podía confiar. -Quédate con ella, necesito que la cuides por mí.
Danielle, te puedo armar un equipo ya mismo, si quieres. Hablo mirándome. -Con los mejores hombres, solo dime y lo hare.
-Nicolás, cuídala sí.
-No lo hagas. Respondió. -Podrían huir juntos.
-Nos encontrarían, tengo que hacerlo.
-Entonces déjame hacerte un equipo con los mejores de mis hombres.
-Lo hare solo. Respondí mirándolo con una sonrisa. -Tienes que protegerla, casi la matan y no quiero perderla.
-¿Y tú Danielle?
-Estaré bien, solo necesito que la cuides.
-No te preocupes amigo, que la mantendré a salvo. Hablo mirándome. -Pero que harás.
-Necesitó saber, quien está detrás de todo esto. Dije mirándolo. -No puedo dejar que la hagan daño.
***
Katheryne Blanc
-Sal de ahí. Hable caminando. -Nicolás, te estoy viendo.
-Cuando te distes cuenta. Hablo saliendo.
-Desde que salí de la casa, te vi seguirme.
-Soy bueno en lo que hago. Respondió con una sonrisa.
-Lose, pero no soy tan tonta como crees. Respondí con una sonrisa.
Ahí fue cuando el comenzó a mirar a ambos lados. -Tenemos que irnos ahora. Hablo mirándome.
-¿A qué te dedicas? Pregunte, curiosa.
-No es tiempo de hablar, tenemos que irnos. Respondió, mientras caminaba mirando a todos lados.
Ahí fue cuando apareció un hombre, apuntándonos. A lo cual reconocí, fue el que entro a mi casa y destruyo todo.
-Solo ponte atrás de mí. Hablo Nicolás. -Te prometo que te sacare de aquí.
-Lose. Dije mirándolo con una sonrisa. -Enserio, no te distes cuenta que te seguía. Volteé a ver al hombre que nos estaba apuntando. -Asi que tu otra vez.
-Enserio tanto me extrañaste. Hablo mirándome.
-Como nunca, solo que ayer no me pude defender. Pero ahora sabrás quien soy. Hable con una sonrisa.
-Enserio, porque no lo vemos ahora.
Ahí fue cuando saque mi arma y dispare a su mano. El soltó el arma y comenzó a gritar. -¡¡Maldita perra!!
-Agarra el arma, Nicolás. Hable apuntando al hombre que se estaba quejando de dolor. -Eres un maldito, así que dime quien te mando.
-¡¡Jamás lo haría!! Exclamo, mientras agarraba su mano para que no se desangrara.
-Enserio. Hable apuntando a su cabeza.
-No eres capaz. Respondió con una sonrisa.
-Enserio eso crees. Hable jalando el gatillo. -Habla ahora o disparare.
-Hazlo, jamás te lo diré. Hablo, sin quejarse.
Sin responderle, jale el gatillo y el hombre cayó al suelo.
-¿Quien eres? Pregunto Nicolás, mirándome.
-La voz de experiencia. Hable guardando mi arma. -Necesitas ir a ayudar a Danielle.
-¿Y tú?
-Ya vez que estaré bien. Hable saliendo del lugar.