"Nunca llegué a pensar que por dejarlo todo atrás me encontraría con el amor de mi vida, y a la vez con un destino cruel y despiadado. Pero, ¿te digo algo? Si me dieran una máquina del tiempo aún sabiéndolo todo volvería a seguir los mismos pasos, a cometer los mismos errores, porque gracias a eso te conocí a ti."
- Alexander
- ¡No me puedes exigir eso! ¡No lo pienso hacer! - Le digo con determinación, mirándolo fijamente, sin miedo.
Sé que está enojado, lo noto en la forma en que aprieta sus puños y en el cambio de tonalidad de sus ojos azules que ahora pasaron a un amarillo que intimida. Pero no me importa, por primera vez en mis 23 años me niego a cumplir una orden suya, lo que me pide mi "querido" progenitor es algo que simplemente no puedo aceptar.
- ¡A mí no me levantas la voz! No estoy pidiendo tu maldita opinión, eso es algo que no me interesa Alexander. ¡Soy el puto alfa! Si yo digo que te vas a casar entonces tú te casas. ¿Me entendiste? - Se acerca amenazante, con esa postura de tirano cruel con la que se ha dirigido hacia mí desde que tengo uso de razón. - No das más que vergüenza para esta familia. Mírate, eres el próximo alfa de la manada y ni siquiera has tenido tu primera transformación. ¿En verdad crees que así podrás pasar sobre mí, vencerme? Sólo eres basura.
Un nudo se forma en mi garganta, pero me obligo a tragarme el dolor. Él siempre ha sido de esta forma, no entiendo cómo aún me lastiman tanto sus palabras.
- ¡Soy tu hijo! No comprendo que hice para que me odies tanto pero no me pienso casar con Elena, de solo pensar en un matrimonio a la fuerza con alguien que no amo me siento asqueado. - No puedo terminar lo que intentaba decir porque un fuerte golpe en mi mandíbula me hace caer al piso. Escupo sangre mientras observo a mi padre mirarme desde su posición de superioridad.
- Harás lo que yo te diga y punto. Te quiero listo mañana a las 8 para celebrar tu cena de compromiso. Ahora levántate y lárgate de mi vista, estás ensuciando con tu sangre la alfombra favorita de tu madre.
Como puedo me logro incorporar y subo las escaleras que llegan hasta mi habitación. Me dejo caer en la cama y me permito derramar un par de lágrimas. Desgarra el alma tener consciencia de que ese ser que debería haber sido alguien de confianza que me amara y orientara en la vida no es más que un monstruo que disfruta el hacerme sentir inferior.
Todo por ser diferente, por ser imperfecto. Los demás miembros de la manada son fuertes física y mentalmente, la mayoría tuvo su primera transformación a los quince o dieciséis años y yo hace mucho que había pasado la adolescencia. No representaba para nada lo que era ser un líder, menos aún lo que era ser un alfa.
Y ahora me tendría que unir a alguien que detestaba. Ella tenía un rostro hermoso, un cuerpo espléndido que haría caer en sus garras a cualquiera, pero listo, eso era todo, detrás de esa apariencia de perfección no había nada. Sería un suplicio el casarme con alguien que tenía como máxima preocupación en su vida el combinar correctamente el color de sus uñas con el de su vestido.
Me mantuve unas horas pensando, perfeccionando lo que iba a hacer. No tenía otra opción, tenía que huir si quería tener el control de mi vida aunque eso significara despertar la ira de mi padre.
Esperé a que fuera lo suficientemente tarde para que todos estuvieran durmiendo. Teniendo mucho cuidado en no hacer ruido salí deslizándome por una soga que tiré desde mi balcón. Me dispuse a correr no sin antes echarle un último vistazo a esa enorme mansión a la que nunca consideré un hogar.
Me puse en camino a la casa de la única que me podría ayudar en este momento.
Noté su asombro al verme en la entrada pero rápidamente me dejo entrar al ver mi expresión abatida.
- ¿Qué ha pasado? - Pude ver la preocupación reflejada en los ojos de mi única amiga.
- Lucy, necesito tu ayuda - Le dije enseguida sin querer andar con rodeos.
- Claro, Alex. Cuéntame de que se trata.
- Necesito un lugar donde quedarme por un tiempo, un sitio donde absolutamente nadie de la manada me encuentre y también quisiera que con tu magia me hicieras un amuleto que les impida sentir mi olor y encontrarme. Te lo pido por favor, eres la bruja más poderosa que conozco.
- Alexander, no estoy entendiendo nada. Cuéntamelo todo desde un principio.
Le hago un resumen de todo lo que a pasado. La veo quedarse callada analizando las cosas y espero su respuesta. Grande es mi indignación cuando veo que se lanza a reír.
- Básicamente me estás diciendo que te fugaste de tu casa como una princesa porque no quieres casarte con tu príncipe. - Continúa riéndose por un rato más sin importarle mi expresión de enojo.
- No soy ninguna princesa, no digas tonterías. Sé que te puede parecer tonto mi comportamiento pero es solo que ya no se me ocurre nada más.
- Lo sé, siento haberme burlado. Pero debes saber que no puedes huir para siempre, debes rebelarte ante tu padre, mostrarle que puedes ser un mejor alfa que él.
- Entiendo todo, pero por el momento necesito estar solo, fortalecerme. Sé que si regreso allá lo único que voy a lograr es vivir bajo su mandato y casarme con alguien que no amo. Ahora no soy lo suficientemente fuerte, pero lo voy a ser.