El suave rojizo de los primeros rayos de sol apenas comenzaban a asomarse por la ventana cuando Lyanna ya estaba lista, vestida con ropa de entrenamiento. A pesar de que algunas nubes grises anunciaban que más tarde llovería.
Hoy era el aniversario del matrimonio del rey y la reina, un evento que a Lyanna no le importaba en lo más mínimo. El reino se sumía en el caos, por la constante llegada de los visitantes. Lyanna observó a Vaelan mientras comía, se sentía mejor, y en pocas horas recuperó la fuerza que perdió a causa del veneno de la mordedura de la criatura.
—Vi a los soldados del rey trasladar a personas al bosque— Dijo Lyanna mirando como las primeras gotas caían por el cristal de la ventana. Vaelan sostuvo la mirada en la espada—. Creo que hay algo ahí. Algo extraño, que el rey trata de ocultar.
—Si el rey intentara ocultar algo, no te habrías dado cuenta de que los soldados llevaban a esas personas. No deberías preocuparte por eso, Lyanna. No podemos arriesgar la vida de nuestros amigos. Estamos ocultos en su territorio, lo que menos quiero es que otro rey me quiera matar. Suficiente tengo con mi hermano.
—Sé que hay algo ahí, Vaelan. No lo puedo entender, pero tengo una corazonada de que no es algo bueno. Siento la necesidad de ir allí y ver que sucede. En menos de una hora llevaron a más de veinte personas y luego los soldados regresaron sin ninguno de ellos— Lyanna sostuvo la espada de Rhyder, luego se la colocó en su espalda—. Necesito ir allí, de inmediato.
—Lyanna, no deberías de ir a ese bosque. Solo estamos nosotros cuatros en el reino. Maelis y Thessalya son doncellas de la reina. No querrás ponerlas en peligro, ¿verdad?
—Está bien, no iré a ningún lado— Lyanna dejó caer la espada en la cama. Por ahora estaría observando en la oscuridad. Su deseo de seguir a los soldados cada vez era mayor y no se iba a rendir tan fácil, así como lo pensaba Vaelan.
Vaelan se limitó a tragar las frutas que Lyanna recolectó. Notó el desespero en ella, era la primera vez desde que llegaron a Etherion que Lyanna tomaría un tiempo para entrenar.
—Ven acompáñame hasta el río— pidió Vaelan con urgencia. Lyanna volvió a tomar la espada. Las dudas invadieron su mente. ¿Por qué Vaelan la quería llevar al río?
—¿Por qué quieres ir al río? Además, ¿dónde está ese rio?
Vaelan no respondió y de manera inconsciente, tomó la mano de Lyanna.
—Fuera del reino. Nadie nos molestará ahí. Viniste aquí para entrenar, y ya tengo a la persona correcta para eso, será hasta lo que Leoric regrese de la misión.
Los ojos de Lyanna brillaron al escuchar sus palabras. Fuera del reino podría ser ella misma, sin que nadie la juzgara por ser una chica y se comporte como un muchacho.
—¿Quién es la persona?— preguntó Lyanna alejándose de Vaelan y parándose en frente del espejo. Comenzó a trenzar su pelo bajo la atenta mirada de su amigo. Su pelo tenía al menos unos treinta centímetros de largo. Amaba ver su pelo trenzado, en ocasiones le parecía un estorbo, pero no pensaba en dejarlo mas corto.
—Pronto lo vas a ver— murmuró en voz baja, ambos se encaminaron hasta la salida. La lluvia se intensificaba, a Lyanna no le preocupaba empaparse, estaba dispuesta a aprender de su preciado entrenamiento.
Lyanna visualizó a algunos pequeños peces de colores en las aguas cristalinas. La arena constaba con algunos granos de diferentes colores. Era la primera vez que Lyanna veía algo como eso.
—Aquí es— en el lugar no había nadie, en la tierra mojada se visualizaba un círculo rojo. Lyanna avanzó hasta adentrarse en el lugar.
—¿Para qué es este círculo?— preguntó con intriga, pero Vaelan no le iba a decir nada, para que ella descubriera por sí misma, para que sería utilizado.
—Será necesario para entrenar, es lo único que te puedo decir. Estudia el lugar Lyanna. No siempre tendrás la oportunidad de ver el terreno de una batalla.
Lyanna salió del círculo y observó con detenimiento el paisaje y el lugar alrededor del círculo. Hundió la mano en el líquido cristalino. El ruido de unos pasos interrumpió su concentración con los peces. El príncipe Kendrick estaba parado en frente de ellos. Lyanna lo reconoció de inmediato, como el chico que la ayudó a encontrar a Maelis en el castillo. O como la persona que la hizo salir del pasillo del castillo.
Sus ojos llenos de curiosidad se posaron en Vaelan.
—¿Él me va a ayudar a entrenar?— su cuerpo dio un vuelco. Era extraño que un desconocido la hiciera sentir así. Se sentía en confianza con el desconocido frente a ella.
—Lo hará hasta que Leoric regrese. Te quedarás sola con él, tengo que ver a mi grifo— lo último lo susurró para que solo Lyanna lo pudiese escuchar.
Vaelan comenzó a marcharse, sintiendo una angustia que solo sintió el día que su madre murió en frente de él.
—Ya nos hemos visto, pero aun así no se me tu nombre y creo que tú tampoco te sabes el mío. Soy Kendric, hijo del rey de Etherion.
—¿Por qué no te presentas como un príncipe?— <cualquier persona en su lugar lo habría hecho> pensó Lyanna al dar un paso hacia Kendric.
—Porque soy mejor siendo un soldado que un simple príncipe, no me gusta que las personas me respecten solo por ser el hijo del rey. Quiero ganarme el respecto desde ahora por mí mismo— Lyanna se aproximó a él y extendió la mano, esperando a que el príncipe no la dejara con las manos extendidas. Sería vergonzoso si lo hiciera.
—Soy Lyanna Valtor, estoy aquí para entrenar. Aunque eso ya lo sabes— su mano seguía extendida esperando ser estrechada por Kendrick.
—Es la primera vez que escucho a una mujer queriendo entrenar, a la mayoría les gusta quedarse en casa junto a sus parientes— Kendrick extendió su mano hacia Lyanna y ambas se tocaron—. Creo que será un placer entrenarte.
—Me gusta saber cómo defenderme, príncipe. Aunque prefiero mantenerme lejos de los malos. ¿Por qué accedió a entrenarme?
#3247 en Fantasía
#1392 en Personajes sobrenaturales
#691 en Magia
magia, magia aventura accion simbolismo, magia aventura romance y
Editado: 09.01.2025